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I don't know what to do without you

I don't know where to put my hands

I've been trying to lay my head down

But i'm writing this at 3 a.m.


Los mechones rubios caían desaliñados sobre su frente, testigos de las lágrimas que humedecían sus ojos dorados. El dolor punzante en su pecho no desaparecía. El llanto tampoco aliviaba su aflicción, al contrario, solo generaba en él una sensación de desesperanza. De que nada volvería a ser como antes.

Y es que tenía razones claras para pensarlo.

Con la parte trasera de su antebrazo, secó unas últimas lágrimas que resbalaron a través de su rostro. Los ojos le ardían y la garganta le quemaba, pero contuvo con todas sus fuerzas las ganas de volver a llorar. Se lanzó al colchón y cogió el teléfono móvil, aquel aparato al cual no le prestaba atención hace días.

Eran las 03:00 a.m.

Sus dedos teclearon con rapidez la pantalla táctil y por pura costumbre se dirigió a sus contactos, buscando un nombre en específico. Pero su decepción fue grande al encontrarse aquella lista casi vacía, a excepción del número telefónico de Endeavor y Rumi. 

Un suspiro con deje de melancolía abandonó sus labios. Claro que sabía su número de memoria, solo lo borró por la mera necesidad de no recordarlo cada vez que revisaba su celular. Pero de nada sirvió.

Incluso si había eliminado cualquier rastro del chico en su teléfono, nada esfumaba los recuerdos que perduraban en su memoria. Las llamadas, esas largas conversaciones que los mantenían despiertos hasta la madrugada. O cuando Dabi enloquecía y, de la nada, lo citaba en aquel sitio en el que solían reunirse porque "no era lo mismo escuchar su voz por teléfono". 

Hawks simplemente reía, ilusionado, pensando en que solo era una excusa para verlo. Y lo creía por un momento, por supuesto que lo hacía. En especial cuando aterrizaba a su lado y el pelinegro lo atraía hacia sí con fiereza, besándolo como si no se hubiesen visto en décadas.

Gran parte de sus días eran así, viéndose a escondidas y amándose en secreto. Hawks era feliz en su burbuja, pese a que sus sentimientos iban contra las reglas en su propio trabajo. El héroe alado era un espía, un oportunista buscando las verdaderas intenciones que escondía la Liga de Villanos. Nunca estuvo en sus planes enamorarse, menos de quien era prácticamente la cabeza maestra en el grupo de antisociales.

Pero sucedió. 

Y aunque era riesgoso involucrar sentimientos con un villano que podía asesinarlo cuando quisiera, no se arrepentía. Le agradaba la idea de jugar con fuego, más si se trataba de Dabi. Entregarse por completo al chico jamás fue problema, pues Hawks estaba dispuesto a todo con tal de mantenerlo en su vida.

Pero el pelinegro era un ser contradictorio, sus acciones y palabras solían confusas para el rubio. A veces era un "sí", otras veces un "no". Jamás recibía una respuesta certera de su parte y acababa sintiéndose mal ante su indecisión. Finalmente, aquello le hizo percatarse de lo obvio: Dabi nunca estuvo enamorado de él. Solo lo usaba y fingía amor por puro beneficio, con el único propósito de que no soltara ninguna palabra a la comisión y los héroes.

Francis Forever / [ DabiHawks ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora