Versos que emergen del camino

Mi querido y sabio maestro

Hace no mucho tiempo pude escuchar esta historia, yo espero que puedas entenderla.

Cuando era pequeño tenía un profesor que siempre a todo aquel que se encontraba en las aulas sea docente, alumno o incluso los del personal de limpieza saludaba muy efusivamente con un Hola! buenos días que hermosa mañana! y los abrazaba o estrechaba las manos...

Conforme íbamos creciendo, este docente hacía lo mismo y jamás perdió ese toque tan "particular"...y como puedes comprender a este punto de la historia...

cuando eres grande es un poco empalagoso el que te saluden así...

cuando ya salí de las aulas de aquel colegio, y ya con treinta y algo años encima me encontré a ese profesor en la parada de trenes en la ciudad y me saludó de la misma manera, no saben cual fue la sensación de vergüenza, pero igual me animé a saludarlo y platicamos un rato mientras esperábamos juntos el tren.

Fue entonces cuando me animé a preguntar cual era la razón de tan curiosa forma de saludar, me confesó lo siguiente: 

Yo, tenía una esposa que también era docente y nos conocimos en las aulas del colegio del que fuiste alumno alguna vez, nos enamoramos y nos llegamos a casar, pero con apenas unos años enfermó de cáncer y me afligió mucho y me decidí por no perderla y cuidarla en su dolor...

y ella me hizo prometer que pase lo que pase si en verdad la amaba siguiera enseñando con el mismo amor y cariño como si las clases fueran una forma de honrarla, y así lo hice...

Mientras me contaba esta historia las lagrimas se me caían del rostro...

y el profesor seguía: no sabes lo que era verla ir conmigo a los médicos y saber que con cada segundo de vida el cancer avanzaba destruyendo su vida física y emocional, las quimioterapias, las veces en que no pocos médicos nos dijeron que no había cura y que la muerte estaba literalmente al doblar la esquina...

Y cuando le tocó partir me hizo jurar que seguiría ese juramento de amor de siempre seguir con la misma alegría y jamás desfallecer. Cosa que hasta ahora continuo mi estimado alumno...

Luego de terminada la charla cada uno prosiguió con su camino...esa fue la última y más bella lección que me concedió mi anciano maestro.