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Con cuidado, Jongseong peinó el cabello oscuro con algunos mechones blancos que Jungwon poseía. Haciendo una pequeña trenza en el lado derecho, de la raíz hasta atrás de su oreja. Mientras tanto, el menor con sus ojos cerrados disfrutaba tranquilamente de las caricias que el mayor le hacía. Tan tranquilo y relajante como siempre, solo y únicamente para él.
—¿Te gusta pasar tiempo conmigo, Jongseong?— preguntó levantando su rostro para ver como el menor sonreía.
—Claro que sí, Wonie.— contestó terminando por dejar un pequeño beso en la frente contraria. —Sabes que siempre amo pasar tiempo contigo.—
Jungwon soltó una pequeña risa tranquila, acercándose para recargar su cabeza en el pecho contrario y descansar una vez más.
Una sensación tan cómoda lo abraza por completo, y a pesar de ser incapaz de explicarla con palabras, se dedica solo a disfrutar de ella. Definitivamente el estar enamorado de alguien fue lo mejor que le pudo haber pasado.
Jongseong tomó del suelo de las millones de flores lilas que descansaban junto al pasto, arrancándola para acomodarla en el cabello oscuro de su querido compañero y decorando su cabeza con esta. Así, una tras otra, creando una hermosa corona de tonos púrpuras y ramas verdes adornando el precioso rostro de porcelana que Jungwon poseía, decorando más aún el paisaje que ve.
—Eres tan lindo, Won.— murmuró Jongseong, recibiendo un pequeño tono rojizo en las mejillas del menor.
—Tú también, hyung.— correspondió, para así tomar una de las flores lilas que descansaban en el suelo, colocándola sobre el cabello contrario.
—¿Te gusta el lila?— preguntó Jongseong mientras sentía al menor colocar pequeñas flores en él.
—Nunca he podido sentirlo.—
—Wonie, te he dicho que cualquier color lo podrás ver conmigo.— aseguró, y Jungwon asintió algo inseguro.
—Tengo miedo de algún día dejar de sentir los colores, ¿y si un día me levanto y ya no hay color en ti? ¿Qué voy a hacer?—
—No pienses en eso, yo siempre que esté aquí me aseguraré de que seas feliz, con colores o no, pero ahora, yo puedo ayudarte a que los veas una vez más.— el menor se preguntó en como sería eso posible, más antes de que pudiera hablar, los brazos de Jongseong envolvieron su cuerpo en un cálido abrazo que lo hizo guardar silencio.
La risa de Jongseong relució claramente nerviosa, oculto entre su cuello y hombro. Estaba tan cerca que podía sentir como respiraba y lo rápido que su corazón latía. No necesitaba más, solo con eso fue capaz de ver el azul que predomina en el cielo, uno claro, con el blanco de las nubes que desaparecen gradualmente. El verde del césped y las hojas rosas del árbol de cerezo.
Pero, por sobre todo, el lila de las flores que estaban en el suelo y cabello de su primer amor.
Jongseong siempre se lo cumplía, los colores que le daba solo lo hacían cada vez más feliz al punto de llorar por la emoción, ciertamente se siente incapaz de entender el como es que todos viven rodeados de diferentes tipos de matiz y no sentir nada ante ellos, él, con solo apreciarlos por unos segundos el corazón se le acelera y vive ciertamente emocionado.
