Brillante Futuro

12 5 2
                                    

Era la época en que el mundo y la nación se fueron al abismo, si imaginar que el mundo nunca se fue de ahí o que la nación nació ahí. Mi nombre es Andrés Ríos, tengo 16 años y soy de un pueblo llamado Turmero, Venezuela, y práctico levantamiento de pesas.

    Un día en el liceo, en la hora de receso, la subdirectora y el profesor de educación física me llaman y me preguntan si puedo hacer una demostración en la semana aniversario de la institución ya que cumple 50 años de haber sido fundada, eventualmente después de pensarlo les digo que si, entre el parloteo de los profesores, la veo a ella pasar, ella es Gabriela, es curioso cuando sonríe por obligación apenas se notan sus dientes pero cuando está alegre hace que se note el esplendor de su sonrisa, a pesar de tener la misma edad ella sea más alta que yo, es rubia con el cabello liso pero en la puntas se enrosca hasta formar unas especies de olas que la hacen ver más especial, creo que ella juega voleibol pero jamás hemos hablado a pesar de que vamos a la misma escuela y academia deportiva. Tendré que armarme de valor para hablar con ella el día de la demostración en el liceo.

    Al llegar a mi casa está sola como siempre, mi mamá se fue a Ecuador en búsqueda de una nueva vida para mí y ella pero me dijo que tenía que terminar primero el bachillerato, con su trabajo allá mantiene el alquiler de la casa, pero últimamente no he sabido mucho de ella. He tenido que hacer todo solo desde que se fue, la tarea, la comida, el entrenamiento deportivo, pero a pesar de todo sigo bien.

    Hoy es día de la entrega de notas en este trimestre, he estado de primero de promedio en mi salón, ya falta menos para la demostración y cada día me voy preparando más para que todo salga bien, de hecho hasta ya sé qué decirle a Gabriela para invitarla a una cita, el espejo ya se habrá enamorado de mí por mis palabras. A pesar de no hablar mucho, muchos en la institución me conocen porque en los recesos juego fútbol en la cancha del patio.

    Ya es día de la presentación, toda la institución educativa ha parado las clases y trabajos porque han venido otras instituciones educativas a competir deportivamente, hay bailarines, hasta cantantes vinieron a animar el evento. Llega mi turno para levantar las pesas todo el mundo ve, todo el mundo sabe que se jugar fútbol pero poco saben que mi deporte es este, todo el mundo aplaude y en el envión al levantar la pesa, la veo a ella me está mirando Gabriela, y cuando ya está la pesa arriba de mi todos aplauden, puedo descansar al saber que por lo menos no me caí.

    Cuando la multitud se disipa viendo al equipo de fútbol jugar, la busco a ella está en las gradas sentada sola, era mi oportunidad de poner en prueba todo lo que había ensayado, me acerco a ella, la saludo cordialmente, al parecer me reconoce, sin esperarlo se me olvida todo lo que había ensayado pero a pesar de eso, las palabras de mi boca no dejaban de salir, la hacía reír, le hacía preguntas que ni yo mismo me había hecho pero que le parecían interesantes, hasta que cuando casi se me salió el corazón del pecho le pregunté si este sábado quería salir conmigo en una cita o una especie de cita la verdad no sé que palabras salen de mi boca pero solo se me dijo que si y que yo la pasaría buscando, es como si mi sueño más profundo se hubiera cumplido, la verdad la paz que siento por dentro es mejor.

    En el día de la cita, era un sábado llegue a las 4pm a su casa, el vecindario donde vive es bonito, pero no es tan lujoso, después de tocar la puerta y conocer a su familia y que su padre viera que soy más bajo que su hija le dio más confianza pero a mí nunca me importó eso justo después sale tan hermosa como siempre en un vestido azul rey, porque cada vez que la veo todo se detiene, cuando el tiempo tomo su rumbo y volvió a la normalidad y después de un saludo cálido, salimos a comer en un pequeño lugar en el centro de la ciudad, la verdad más allá de la comida que servían tenía una buena vista, pero con ella era el detalle que enaltece a lo hermoso.

    Hablamos de todo, de la vida, del Liceo, nuestros deportes, la música, hablamos de que tuvo un perro que se llamaba igual al mío, se llamaban Spike. Solo pasaron horas y devorábamos la comida, las risas iban y venían, llegó el momento de regresar ya que era de noche, llegando su casa la calle sola, sin ningún alma aparte de nosotros, cuando llegamos a su casa, la soledad de la calle hizo que la despedida fuera más lenta, más cálida, solo nosotros dos.

    Llegó a mi casa, vacía como siempre, me acuesto en mi casa y comienzo a pensar en la cita de hoy, lo mejor que me ha pasado en tanto tiempo, me voy quedando dormido cuando escuchó un ruido que viene de la sala, salgo a ver qué es cuando veo a 4 ladrones llevándose mis cosas, me abalanzó sobre uno de ellos cuando siento un dolor en mi cabeza y siento como mi vuelo se duerme, lo último que recuerdo en mi último suspiro es ella riendo con su vestido azul rey.

Diario local: Asesinan a joven mientras robaban su casa.

Unas breves historias venezolanas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora