El orden del desequilibrio

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Era la época en que el mundo y la nación se fueron al abismo, si imaginar que el mundo nunca se fue de ahí o que la nación nació ahí. Mi nombre es Bryan Gómez, tengo 17 años, soy de Maracay Venezuela y estudio último año de bachillerato… O lo hacía.

    En ese momento había una profesora de historia que me tenía cariño, en eso ella estaba organizando el aniversario escolar, me pidió que asistiera como protocolo para que organizáramos el evento, dije que si así para salir más del salón de clase. Nos dieron el uniforme, nos dijeron como íbamos a hacer en el evento entre otras muchas cosas que olvidé.

    Llegó el día del evento, mi grupo de amigos era ese grupo que hay en todo salón que siempre hace desastres, es curioso que yo sea parte de la organización y seguridad del evento. Por casualidades todo sale bien, teniendo en cuenta nuestra preparación, todos los deportistas estuvieron bien, las pesas fueron increíbles, ganamos en fútbol 8 a 3, hubo buena música en realidad fue un gran día.

    El bachillerato se acabó, comienzo a trabajar en un supermercado, llevo ya 3 meses aquí. Un día me llega un mensaje de uno del grupo del Liceo, se llama Franklin, me dice que sabe que trabajo en el supermercado y quiere mi ayuda a ver si puede sustraer mercancía sin que nadie se dé cuenta, quedó impactado pero sé también que el anda un grupo criminal muy violento y que negarme a él sería casi un insulto, además ellos saben dónde vivo.

    En fin con mi ayuda terminan robando parte de la mercancía para venderla en el mercado negro, parece una tontería pero la mayoría de cosas era comida común que no se encuentra a menudo en todos los comercios.

    Un día mi familia me anuncia que nos iremos a Colombia porque ya aquí no hay futuro para nosotros. Me despido de mis amigos y de todos en general, tomo mis maletas que todo me cabe en dos maletas y esperamos que todo salga bien, compramos los boletos en un autobús que nos llevará hasta la frontera con Colombia, llega hasta San Cristóbal, Estado Táchira, es un estado fronterizo con Colombia, pasamos casi 24 horas hasta llegar allá, entre las autopistas en mal estado y cada alcabala en que nos detenían, todo se hace más lento.

    Cuando llegamos a San Cristóbal, sabemos que los canales regulares hacia Colombia estaban cerradas, como el puente Simón Bolívar, así que buscamos irnos por los caminos verdes llamados trochas, pero esos caminos solo los conocen algunas personas de por allá, en nuestra búsqueda para encontrar a un trochero que nos guíe hasta allá, mi sorpresa saber que Franklin era uno de ellos, me imagino que su banda criminal controla estos caminos también, mientras hablo con el vamos caminando hasta la casa donde estaba mi familia, en eso escucho una moto venir, 4 sonidos de bala y caigo en el suelo, lo último que recuerdo es un grito de una señora.

Diario local: Asesinan a dos jóvenes, se presume ajuste de cuentas entre bandas criminales y la guerrilla colombiana.

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