Era la época en que el mundo y la nación se fueron al abismo, si imaginar que el mundo nunca se fue de ahí o que la nación nació ahí. Mi nombre es Antonio Díaz, tengo 62 años, soy director de bachillerato y este es mi último año.
Bueno ya me faltan 3 meses para terminar mi servicio a la educación de esta nación, eso le decía a mis profesores, en eso quise terminar si voy a terminar lo haré a lo grande. En mi juventud conocí a un organizador de eventos, lo llamaré para celebrar los 50 años de esta institución educativa, me dice cómo será todo y le doy mis propias ideas para que los alumnos y profesores también participen, que llamen a todos estos talentos ocultos que están en mis alumnos.
El organizador de eventos es buenísimo trajo mucha gente y esto se ve bellísimo, ojalá todo mañana salga bien porque sabes estos muchachos no ven un horizonte en este país, en sus casas, espero que esto sea por lo menos un día su escape su diversión. Saben eso no siempre fue así en mi juventud, esta misma institución cuando fue alumno era de las mejores del estado, eran muy exigente y dónde se formó una buena generación, o la que quiso formarse, yo les hablo a ellos de eso y es como hablarle en otro idioma, nunca vieron eso, es como intentar apagar el soplando en imposible hacer entender eso. Es mi último regalo a todos.
El día fue espectacular hubo deportistas, artistas, hubo shows, fue muy bueno el evento, además que ganamos 8 a 3 qué grandes jugadores son mis alumnos.
Ya pasaron mis últimos 3 meses aquí, es difícil despedirse de una vieja amiga cómo es esta institución, aquí me enamoré, aquí corrí, aquí aprendí, aquí viví es como separarse de una parte de mí, ya es una pieza de mí.
Aquí me enamoré, allí en la cantina conocí a mi esposa, María Lucía, ella estaba en otra sección a la mía, estaba comprando su desayuno igual que yo aunque mi mamá siempre me hacía el desayuno siempre quería más, recuerdo que llevaba un cintillo color azul claro aunque no sabía la importancia de este recuerdo, recuerdo que ella importante en mi vida, pasaron los años hasta que por fin le hable hasta que por fin la enamoré, hasta que por fin fui su novio. Años después en la universidad nos casamos, aunque su padre no estuviera muy de acuerdo estuvo de acuerdo cuando supo que sería profesor ya que el también lo era, a partir de ahí me quiso más, tuvimos 3 hijos después, Luis, Pedro y Estefanía.
Después de graduarme, justamente estaban buscando profesores de educación física en mi antiguo liceo y era mi especialidad mejor que mejor, era volver a donde uno fue feliz. Pasaron los años y me hice director de aquí, todo en esos últimos años se puso turbio en todo sentido en la educación y en todo en general, me tomo una época fuerte pero todo lo hacía con el mismo amor de siempre.
Aquí aprendí a correr, yo nunca fui muy atlético cuando era un niño, cuando ya entre en el bachillerato, ya era más flaco pero no sabía correr, pero tenía ganas de aprender así que imite a los mejores jugando fútbol día sí y día también, todos los días aprendí a correr y todos los días aprendía jugar fútbol, así fue como me enamoré de la educación física sabía que era mi área, tanto practique que me hice especialista.
Aquí aprendí de los mejores profesores había un profesor de física que tenía una forma peculiar pero interesante de aprender la física y ya eso es un don, hacer la física una materia fácil para mí, la paciencia de ese profesor era inmensa, también había una profesora de historia que nos contaba tantas historias que perdíamos la noción, había una profesora de química que hizo química con nuestros corazones, un profesor de educación física que jugaba con nosotros fútbol y baloncesto, y así me enamoré de aprender.
Así que es como aquí aprendí a amar, amar a correr y aprendí a amar la vida, aquí viví.
Fin...
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Unas breves historias venezolanas
Short StoryCualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. En ella relata pequeña historias que coinciden en un punto del tiempo, cada historia es un reflejo de la sociedad venezolana.