Prólogo.

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Mientras Yo Crea En Él.

"Somos jóvenes, en plena flor de la vida, deberías disfrutar y olvidanos de las reglas".

Eso es lo que he escuchado desde que empecé a seguir a Dios a la temprana edad de 14 años. Si adquirí raices cristianas no fue por mis padres, Emily y Ethan Harrison, y sin olvidar a mi hermano mayor Cristian. Ellos son ateo, quien me hizo conocer de Dios fue mi abuelo por parte de madre.

Convivir con mi famila se hacía cada ves más complicado, ellos no me aceptaban, en especial mi padre él que cada vez que me pasaba algo malo, no tardaba en preguntarme en burla, "¿donde esta tu Dios?". Siempre me quedaba callado ante estas burlas ya que estaba acostumbrado.

Mi hermano tampoco se quedaba atrás, antes éramos unidos, pero él simplemente me empezó a verme cómo un picho raro por influencia de mi padre.

Mi madre ella, era como un cero a la izquierda no le importaba mucho las cosas que se trataban de mi, aunque aún así la amaba, porque las cosas con ella no siempre fueron así, cuando eras más pequeño siempre me mostraba su amor y sonreía mucho más, pero las cosas entre mi padre y ella se empezaron a poner bastante difíciles, discutían a diario por la mínima cosa, y ese fue el punto en donde nuestra familia se empezó a derrumbar, mi hermano cada vez más metido en él alcohol, y padre cada vez más alejado de nosotros y siempre llegando tarde a casa, y de mi madre tengo más recuerdos de ella llorarando que sonriendo, ¿y yo? Pues simplemente estaba en medio de todo esto tratando de sobrellevar todo.

Problemas económicos no teníamos de hecho vivíamos bastante bien, nuestros problemas se centraba más en lo psicológico que otra cosa.

A la edad de 16 años me mude a la cuidad de Nueva York, si porque vivía en Los Ángeles (California). Sinceramente cuando nos mudamos tenía la esperanza que las cosas pudieran mejorar, pero la realidad fue todo lo contrario, mi familia se terminó de derrumbar cuando nos enteramos de la noticia de que mi abuelo falleció, habia perdido a la única persona de mi familia que me entendía, mi madre a pesar de no compartir sus creencias lo amaba, y está noticia hizo que cayeran en una profunda depresión, cuando trataba de ayudarla ella solo me rechazaba, de hecho cuando se trataba de todo solo recibía rechazo por parte de mi familia.

Y hasta ahora que tengo 18 años ese rechazo sigue permaneciendo.

Soy Elías Harrison, y esta no es sólo mi historia, es la historia de jóvenes que al igual que yo les cuesta, pero aún permanecen intentando ser la luz y la sal del mundo. 

"Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no pueden esconderse. Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. 

De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial" (Mateo 5:13-16) .


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