Después del efecto de un quirk y un pesado día, Bakugou Katsuki tiene que lidiar con una doble carga ya que el profesor Aizawa le obligó a hacerse responsable.
O en donde Bakugou tiene que cuidar a Kaminari después de ser afectado por un quirk por s...
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El juego del té había cansado al pequeño Kaminari. Después de estar toda la tarde bailando para proceder a dibujar toda la situación para que su papá se diera una idea de lo que hacía, la fatiga abrazó más al infante al terminar el último garabato.
Para el lapso media hora el cenizo ya tenía más de 6 dibujos por obra del pequeño rubio. Podría tener más de no ser por aquella insistencia del niño por hacer los dibujos “presentables” para su padre.
Habiendo terminado con su tarea, el infante levantó rápidamente sus materiales y los dejó de manera ordenada en el lugar donde estaban sin necesidad de que el cenizo le dijera. El pequeño rubio se acerca al mayor para aferrar sus manos a la tela del pantalón del adolescente.
—Papá, ¿te gustaron mis dibujos? —le pregunta el infante un poco nervioso.
—No son malos —le dice mientras observaba a detalle las obras del niño. Cada dibujo representaba una escena distinta.
Primero se hallaban 2 dibujos sobre sus compañeros de clase: uno era de Midoriya llevando al pequeño Kaminari de la mano mientras unas flores adornaban su cabello y en el otro retrataba a Jirou y Momo tomando el té. Probablemente las ilustraciones eran demasiado deplorables considerando que era un niño de cinco años con pocas habilidades de dibujo pero podía distinguir a cada persona perfectamente.
En un dibujo más se avistaba a Mina con unos dulces en la cabeza y tenía puesto un vestido, como los que usan las princesas Disney. Probablemente sí crea que tiene los cabellos de goma de mascar.
En otro dibujo se hallaba Kirishima con un disfraz de tiburón, teniendo una macabra sonrisa adornando su rostro (tal vez debería enseñarle al niño a dibujar una sonrisa puntiaguda más agradable).
Y en otros dibujos más el protagonista principal era Bakugou, de distintas formas y haciendo distintas cosas. En un dibujo por ejemplo se hallaba con su delantal mientras cocinaba algo, en otro el cenizo tenía su característico ceño fruncido. En un dibujo más, y posiblemente el más destacable, era a Bakugou cargando a Kaminari.
Cada ilustración tenía un colorido en tonos pastelosos, las líneas no eran prolijas pero tampoco estaban desordenadas. Todos los dibujos mostraban una emoción y un pensamiento en específico del pequeño.
Para el pequeño Kaminari, todos con los que ha tratado son retratados como personajes amigables en sus dibujos (incluso Kirishima aunque su sonrisa se vea de terror). Todos los garabatos mantenían un estilo fijo, aunque los dibujos donde Bakugou era retratado parecían haber sido hechos con más esfuerzo y detalle.
El coloreado en los trazos donde el cenizo era el protagonista principal, rebosaba de brillos y colores suaves. Las furiosas orbes rojizas del rubio aún se veían enmarcados en una clase de homenaje caricaturesco, el cual parecía retratar casi a la perfección el gesto que siempre hacía el joven la mayoría del tiempo. A pesar de la pobre técnica en el dibujo, la gesticulación en aquel rostro abstracto imitaba perfectamente aquel recordable ceño fruncido.
