3. Papá cuidador

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No tenía nada planeado para esta tarde, simplemente entraría a la habitación de Kaminari y rebuscaría entre sus pertenencias para ver si por suerte encontraba al dichoso peluche que el infante decía

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No tenía nada planeado para esta tarde, simplemente entraría a la habitación de Kaminari y rebuscaría entre sus pertenencias para ver si por suerte encontraba al dichoso peluche que el infante decía.

Era algo fácil, si no pensábamos en el niño que distraía por completo la atención de Bakugou de su misión. Ahora el pequeño rubio se había puesto en un modo creativo, ya que pareció extenderse de su "mesa de trabajo" y ahora se había puesto a rayar el escritorio del cenizo.

—¡Denki! —gritó—. ¡Eso no se raya! —sus ojos estallaban en cólera al ver como ese mueble ya estaba siendo de alguna forma siendo tatuada por el pequeño “artista”.

El infante que estaba muy enfocado en su hacer había ignorado los regaños que el otro le dedicaba.

No fue hasta que escuchó un golpe a la mesa que pudo reaccionar.

—Las mesas no son para rayarlas — señaló con su dedo índice todo el trayecto alcanzado por el rotulador color rojizo que el niño estaba usando.

El chiquillo sólo atinó a asentir aceptando su culpabilidad.

—Si no limpias este desastre no te daré a Copito —amenaza simple pero que siempre es infalible para cualquier padre.

El niño chilló de la sorpresa. Como si fuera arte de magia, Kaminari comenzó a recoger todo su desastre y ya en cuestión de segundos estaba todo limpio, gracias a un pañuelo que el mismo Katsuki le había facilitado en el proceso.

—Bien, ya que arreglaste todo tu desorden te daré tu premio —sonrió complacido al ver que el pequeño acató la orden por completo. El Kaminari normal simplemente le llevaría la contraria y quizá todo lo hubiese hecho mal.

Era algo extraño. ¿Qué habría ocurrido con el Denki actual para que se volviera tan distraído y que no pudiera hacer una actividad completamente bien sin perder el hilo a la mitad del camino?. El rubio era un enigma en este punto; y a comparativa del que ahora está ante el cenizo, hace parecer que son dos personas diferentes.

O tal vez había también ignorado el hecho de que este Denki pareciera ser un poco más tímido que el que conoce: sus movimientos son más analizados y procura no hacer más que mirar a Bakugou. Puede que esté así porque aún seguía con el susto de hacía un rato, pero de todas formas no era una actitud con la que él solía tratar.

—Papá, ¿Sí podré tener a Copito? —preguntó el niño, pegándose a su pierna. Juntó sus manos y las entrelazó entre sí para atrapar aquella extremidad del más alto.

Su mirada de súplica parecía querer derretir hasta el mismo sol.

—Sí, pero al rato —le contestó simplemente.

—¿Lo prometes? —le cuestionó en un hilo de voz.

—Dios, ¿Por qué eres así? —preguntó sin pensar en lo que había dicho. Era normal que se sintiese abrumado y no sabía hasta cierto punto cómo tratar al pequeño Kaminari.

Daddy issues: Bakugou Katsuki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora