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La chica de piel rojiza se apoyó contra las paredes de aquella calle desolada, estaba temblando mientras la sangre brotaba de su brazo y manchaba su camiseta y el suelo. El ataque le había tomado desprevenida, y había esquivado el golpe mortal de suerte.

Tomó aire pesadamente, aún algo asustada por lo que acababa de pasar. Maldijo varias veces recordándose que no podía dejar a su hermana atrás, pero el miedo invadía su cuerpo y temía perder su vida. Ni siquiera sabía dónde estaba ella, porque no había ni rastros de la aragonesa en la casa.

¿Qué debía de hacer en esos momentos? Intentó pensar en algo pero no lograba formular ninguna solución.

Caminó a pasos lentos, sintiendo el profundo dolor en su brazo. Ni siquiera tenía algo para hacerse un torniquete. Ojalá su padre estuviera ahí, habría pensado en una solución. Él siempre lograba llegar a una solución, por muy estúpida que fuese.

Se rió mentalmente al darse cuenta de que sólo lo quería cuando estaba en aquellas situaciones. Deseó que volvieran a aquel tiempo en el que comían todos juntos en la misma casa y el español les tocaba la guitarra, y aunque no era siempre paz y felicidad, al menos estaban juntos...

El sudor bajaba lentamente por su frente, espalda y pecho, manchando su camiseta de sudor y sangre. Y el constante miedo de que apareciera la figura que la había atacado hacía que temblase más, perdiendo a veces la fuerza sobre sus piernas.

Al menos había logrado escapar de él, y había corrido lo más rápido y lejos posible como nunca antes había hecho.

Pero, ¿adónde iba a ir, si ni siquiera llevaba dinero consigo?

Se dejó caer cuando sintió que su herida, profunda, no dejaba de sangrar, haciendo que su mareo aumentara más por la pérdida de sangre, y se rindió agotada a la vez que lamentaba haber abandonado a su padre en aquel estado, por no haber vuelto cuando recibió aquel mensaje de Cataluña. Por no mostrar ni siquiera compasión. Sollozó en bajo antes de caer inconsciente en el oscuro callejón de la ciudad de Zaragoza, en Aragón.



Después de un largo silencio expectante, esperando pacientemente que la organización de la salud terminase su revisión al español postrado en la cama blanquecina, que a veces daba algunos espasmos por el dolor de las grietas y las pesadillas, el doctor se alejó indicando que ya había terminado.

--Esta es la situación.-- Empezó a explicar el doctor, que estaba de pie al lado de la cama de su paciente. Los presentes, Cataluña, Reino Unido, Estados Unidos y ONU se acercaron a él, para escucharle mejor. Todos junto al enfermo, España, eran los únicos que podían escucharle. Y sí, el español estaba en algún tipo de coma.-- No creo que vaya a despertar pronto, pero si lo hace se podría contar como un milagro. Ahora mismo él, -- Señaló al pelirrojo.-- está teniendo su propia batalla interna, por lo que no recomendaría darle muchos estímulos...

--Per què està així? [¿Por qué está así?]-- Pregunta preocupada Cata.

--Creo que es algo bastante obvio... Y también creo que al menos alguien debería de saber por qué está así. Que queráis independizaros, además de hacer que otros también tengan esos pensamientos afecta al país en sí, ya que estáis provocando que pierda el territorio que lo constituye.-- OMS se tomó una ligera pausa.-- Creo que ese es el factor que hizo que España Franquista y la República volvieran... Porque España no ha podido escapar de aquellas sombras que aún lo persiguen, y al sentirse débil momentáneamente, como lo hace a veces el sistema inmunológico, tomaron la oportunidad para escapar.

--I-is there any solution? [¿H-hay alguna solución?]-- Cuestionó el británico queriendo que el dolor del español acabase.

--Si me hubieran contactado antes...-- Le lanzó una mirada a ONU, que le devolvió la mirada con culpa.-- A lo mejor podría haberse salvado, podríamos haberle tratado... Pero ahora, es sumamente difícil. Creo que sólo le espera la muerte.-- Lamentó el doctor.

--Segur que no hi ha cap altra solució? [¿Seguro que no hay otra solución?]-- Preguntó ya con la voz flaqueante la catalana, no creyendo poder soportar la situación más.

--De momento, no se ha encontrado ninguna cura a una desintegración tan avanzada. Aunque vosotros os volváis a unir, será difícil para él seguir viviendo. Sería un gran milagro si sucede, y los milagros no suceden a menudo, señorita.-- Explicó el doctor de forma paciente, revisando de nuevo las hojas, también queriendo encontrar una solución a eso, a que su propia diagnosis estuviera mal.-- Lo lamento mucho.-- Indicó su último pésame, dejando la habitación en el inicial silencio.

Cataluña se sintió mucho peor que antes, y salió de la habitación con los puños cerrados, dañándose a sí misma con sus propias uñas. Con las lágrimas al borde de sus ojos, llegó hasta un recinto tranquilo de aquel lugar y sacó su móvil para marcar a Madrid.

Aún después de más de cuatro llamadas, su hermana no contestaba, haciendo que se impacientara y se pusiese más nerviosa, pero se obligó a tranquilizarse y decidió llamar a los castellanos para informar de las cosas.

Debían de hacer algo, intentarlo.

Debían de salvar las pocas esperanzas de que su padre sobreviviría.

Debían de intentar dejar los rencores atrás...



República Española estaba sentada en una vieja silla de madera, con el respaldo delante, en una habitación silenciosa y que la única luz que había era la de una lámpara vieja que iluminaba poco. Miraba hacia delante, hacia alguien en específico. Entonces, una sonrisa se forma en su cara a la vez que ladea su cabeza.

--¿Ya despertasteis, dormilones?-- Preguntó amable cuando vio que la última persona que había estado inconsciente abría sus ojos con lentitud y cansancio.

Miedo. Aquel fue la primera emoción que mostraron al verla.

--En serio, tampoco soy tan mala.-- Se quejó la chica poniendo los brazos sobre el respaldo de la silla y apoya su barbilla en ellas.--Me duele ver esas reacciones-- Añadió con un poco de pena.

--Provavelmente se você nos atacou e agora nos amarrou, é normal que sintamos medo. [Probablememte si nos atacaste y ahora nos tienes atados, es normal que sintamos miedo.]-- Obvió el portugués, aún sintiendo un poco de dolor en su cabeza.

La republicana soltó un suspiro mirando a sus rehenes por un momento más, antes de levantarse y acercarse a ellos dando vueltas a una navaja. Se acercó al portugués y puso su mano en la silla que estaba atado.

--Bien, entiendo.-- Dijo de forma tranquila la chica.

--Espera- ¿Entiendes el qué?-- Preguntó preocupada la aragonesa, sintiendo que su corazón iba a volcarse. Temía que le hicieran algo a su tío favorito.

Segunda República sólo le sonrió a la chica antes de alzar el cuchillo.

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¿Cuántos meses he muerto? JAJAJAJA

Pido disculpas por haber muerto.

Bueno, aquí vuelvo con otro capítulo de esta historia que casi abandono. Casi.

Leí la historia original hace un tiempo, por lo que probablemente tenga algo mal. Si lo tengo mal o algo no concuerda díganme, no muerdo.

Se me olvidó en qué mes están. ¿O no aparece en la historia original? Jajdjs Necesito ayudaaaaa.

Espero que hayan disfrutado el capítulo. <33

Vuelvo a pedir perdón por casi abandonar la historia TT.

Shangcito se despide ;) (*Se va corriendo antes de que me maten.*)

No Te Vayas, Por Favor. || Segunda parte [CH España]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora