Capítulo 2

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¿Qué había hecho? No importaba como lo viera, lo que hice estaba mal, no era algo normal y fue demasiado arriesgado, no me arrepiento, pero si me hubiera descubierto las consecuencias habrían sido graves. Sigo pensando en lo sucedido, ya pasó una semana y sin embargo, no puedo parar de repetir esa escena en mi mente...Lo que pasó me tomó por sorpresa, todo, pero en especial la reacción que tuve en ese momento, comenzaba a sospechar que seguir a Dazai había cambiado mi manera de verlo pero no pensé que de ese modo, lo que pasó solo me hizo darme cuenta de que tenía que parar con esto, había llegado demasiado lejos y tenía el presentimiento de que si no paraba ahora cosas como estas se repetirían y llegarían a un punto de no retorno.

Tenía que parar.

Sabía que debía parar ahora, me ahorraría muchos problemas si así lo hacía, pero nunca pensé que fuera tan difícil.

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No lo he seguido, cuando me sorprendo siguiéndolo, enseguida me doy la vuelta y regreso a mi apartamento, no sé si lo extraño o no, supongo que me acostumbré a seguirlo, se convirtió en un habito tan marcado que me estaba costando mucho dejarlo, un habito tan fuerte que incluso creo que lo puedo comparar con una adicción, en ocasiones incluso pienso que estoy sufriendo síntomas de abstinencia, dormir me cuesta mucho trabajo, el aburrimiento y las ganas de verlo son indescriptiblemente abismales, es como si tuviera una lucha interna que me termina desgastando por completo, mi único consuelo es el vino y el ejercicio, ambos me ayudan a dormir en las noches en las que parece imposible y ambos me ayudan a distraerme de mi gran afán de seguir a la momia. Aunque hay algo más que me consuela, una pequeña foto que tenía guardada, mirarla me calma un rato, pero luego empiezo a sentir las ansías de verlo a la distancia, así que, a pesar de que la foto me hacía compañía y me ayudaba en ocasiones, solo fortalecía mi conflicto, por eso me limite a no verla muy seguido.

El cuarto día recordé las cámaras, e inmediatamente corrí como un niño en Navidad para verlas, y ahí estaba, leyendo un libro, luciendo completamente adorable-como siempre-, la emoción que sentí en estos momentos no se pudo comparar a nada que hubiera experimentado antes, no estaba consiente en ese momento, era como si hubiera entrado en un trance en donde el tiempo se detuvo y lo único que podía ver era el chico vendado en la pantalla, no sé cuánto tiempo pasó, reaccione cuando él bostezó y se estiró, luego de eso se levantó de su cama y se fue a algún lugar fuera de las cámaras, supuse que al baño, esperé y esperé y... nada.

-...Fue bueno mientras duró

Así que, en una mezcla de decepción y emoción me decidí a apagar la laptop, pero apareció, llevaba algo en los brazos que no alcanzaba a distinguir hasta que lo arrojó a su cama, una pijama, era obvio que se disponía a cambiarse, así que, aparte la mirada mientras me recordaba por qué no debía estar haciendo esto, pero...la tentación era grande y el simple hecho de saber que era lo que estaba haciendo y que yo tenía el privilegio de verlo comenzaba a entusiasmarse abajo, me dije que solo sería una miradita, solo eso y lo vi, apenas se había quitado el saco y la corbata, estaba sentado en la cama, quedando casi justo frente a la cámara, la situación no podía ser más perfecta, no podía tener una mejor vista que ahora, comenzó a desabotonarse la camisa y yo comenzaba a impacientarme y emocionarme de más hasta que terminó con los botones. Lindo. Tenía sus características vendas cubriendo ambos brazos y parte del torso, al parecer esa pequeña parte de piel expuesta era suficiente para aumentar el calor que estaba sintiendo, pero esa imagen no duró mucho porque se puso un suéter, luego se quitó los pantalones, sus piernas también estaban cubiertas de vendas en el inicio del muslo hasta unos dedos arriba de la rodilla, el suéter le llegaba al inicio de las vendas superiores haciéndolo ver extremadamente tierno a mis ojos, una vista que no tenía comparación, y una vista que solo yo podía presenciar, el calor que estaba sintiendo no hacía más que aumentar, y terminó el proceso poniéndose los pantalones y acomodándose en su cama. Otra vez tenía un problema y a pesar de que esta vez no arriesgaba nada si lo solucionaba, sabía que no era moralmente correcto y me di cuenta de que tenía razón, de que si no paraba ahora no lo haría nunca y eso me asustó, me asustó no saber que podía llegar a pasar si continuaba, no quería ni quiero llegar a un punto en el que me desconozca, así que , para evitar futuras tentaciones, rompí la laptop y me dispuse a dormir o al menos intentarlo, ignorando por completo el problema palpitante de abajo.

Un amor no tan sanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora