¿Por qué amarillo?
Porque me recuerda a él.Conozco a Eithan Winchester desde que tenía trece años, un día de instituto el profesor le presentó, él dijo su nombre con un ridículo acento británico, toda la clase se rió, aún así solamente lo ví sonreír.
¿Por qué amarillo?
Porque siempre está sonriendo.No importaba la situación en la que estuviera, él iba a sonreír tan radiante, debo admitir que me molestaba mucho, ver a alguien así de efusivo me causaba repelús.
A pesar de todo lo que me exaspera de él terminaba por mirarlo, aquellos ojos verdes que brillaban en el Sol llamaban mucho mi atención, tanto que sin notarlo fui cayendo en sus encantos poco a poco contra mi voluntad.
Un día sin quererlo o quizá sin esperarlo ya estaba a su lado, su aura amarilla envolvía la mía que era de un simple grisáceo humo, entonces aquella voz dulce hacía que mi corazón se acelere y mis mejillas se enrojezcan, si, me había enamorado por primera vez.
¿Cómo amarillo podría estar con gris?
Me hacía esa pregunta millones de veces al verlo desde la ventana, porque él recogía flores del jardín, mientras yo me encerraba en una libreta de cuadro chico llena de números.
Lo espontáneo podría describirlo, ya que alguna vez llegó a mi lado y me dió una flor, una pequeña margarita que conservé entre mis libros de historia.
¿Gris podría amar a amarillo?
Lo hacía ciertamente, tanto que no sabía cómo expresarlo, buscaba palabras en un diccionario, pero jamás me llevaron a ninguna conclusión, no parecía hallar palabra para lo que me pasaba en el pecho.
La admiración me parecía algo adecuado, verlo desde lejos y decir "Ah, es asombroso", eso sonaba suficiente, pero al escuchar su risa tan dulce me di cuenta de que estaba equivocado, me aferraba a negar lo que sentía por miedo al rechazo, su rechazo.
¿Gris sería capaz de volverse otro color?
Aquello estuvo en mis pensamientos algunas semanas después de que me besó la mejilla, miraba el techo deseando ser más colorido, pues odiaba como se miraba el gris con el amarillo.
Mis deseos no son constantes, así que esas ideas cambiaron cuando escuché palabras dulces de su parte, palabras que me decían ser increíble y elegante, entonces decidí que quizá gris no era tan malo para estar con amarillo.
¿Me miras como yo lo hago contigo?
Cuando tomaba mi lápiz y escribía aburridas ecuaciones para matemáticas lo sentía ahí, giraba mi cabeza sutilmente y entonces estaría mirándome con discreción, aquello por más absurdo que parezca me hacía sonreír.
Las miradas secretas se hicieron habituales entre ambos, nuestros ojos se desviarían hacia el otro en medio de alguna clase, no parecían significar demasiado, pero en pestañeos nos decíamos todo.
¿Amarillo...?
A veces no podía creer o más bien confiar en lo que sucedía a mi alrededor, así que cuando vino y me dió una bonita carta decorada no supe cómo reaccionar, esa vez sus ojos tímidos no me miraron como solían hacerlo, pues ahora las palabras remplazaron sus pestañeos, podía escuchar su voz susurrada diciéndome "Me gustas".
No me siento orgulloso de haberme reído, porque lo hice tras escuchar aquello, me arrepentí totalmente al momento de ver sus ojos derramar perlas acuosas y una sonrisa, que ahora sabía no era totalmente genuina.
Recuerdo haberme disculpado mucho con él, aclarar que no era mi intención hacerlo para después leer aquella bonita carta que tenía sus sentimientos plasmados.
Y si, tras aquella confesión cliché con una carta y bajo un bonito árbol, amarillo... No, Eithan comenzó a amarme tanto como yo a él.
Las etiquetas son algo que detesto, por eso cuando él me dijo que simplemente le gustaban las personas me sentí conforme, porque no tenía un título en su sexualidad, para él las personas eran hermosas y es una de las cosas que me enamoró otro poco.
Descubrir su mundo era fascinante, poco a poco aquel ridículo acento comenzó a ser precioso para mí, su forma de ver el universo sin duda era colorida, dicen que cuando te enamoras eso sucede, él tenía eso sin necesidad de estar enamorado.
¿Por qué entonces pareces tan triste?
Al pasar los meses noté algo inusual en él, pues sus sonrisas a pesar de ser preciosas, no siempre parecían verdaderas, eso me confundía, al ser tan brillante no entendía el porque a veces se notaba tan lleno de melancolía.
Nuestras citas eran siempre fuera, evitaba a toda costa ir a su casa, pero estaría bien si dormíamos en la mía, era otra de las tantas cosas que no entendía de él, al menos en ese entonces.
¿Mientes?
Lo hacía, yo no tenía idea de lo que sucedía con él, quizá eso me hace un mal novio, pero cada vez que preguntaba solo diría que todo estaba bien.
Cuando comencé a notar los estragos fue un poco tarde, pues todo aquello que me contó con ilusión que le gustaba ya no lo hacía, no era su culpa y no entendía el porque era tratado de esa manera.
Duele...
La primera vez que todo pasó la recuerdo tan perfectamente, en una cita donde iríamos a comer, otra de sus cosas favoritas, sin embargo no llegaba a tiempo, espere alrededor de una hora y media a qué llegase, lo hizo, pero no como yo esperaba.
Recuerdo sentir mi corazón roto en pedacitos cuando entendí que aquello que tanto amaba, ahora era remplazado por miedo.
Otra de las cosas que me encantaron de él, su pasión por la comida.
KyuJinSu-