Siguiendo el rastro

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Yoko |

Despertamos como de costumbre, los Lunes casi siempre dejábamos cerrado el club, puesto que muchas de las trabajadoras tenían otros trabajos y además los clientes trabajaban más y no tenían tiempo de ir a divertirse un rato, para ellos era trabajo el lunes, para nosotras dos era descanso.

— buenos días... — era Harumi, llegaba a la cocina más dormida que despierta

— buenos días — le respondí y le dejé un café en la barra — tomatelo, te hace falta

Se sentó frente a mi — gracias... — aún con los ojos cerrados bebió su café

— definitivamente no estas echa para la vida nocturna — llevaba unas ojeras del diablo, su cara se veía más pálida y delgada de lo normal

— lo sé. Pero aunque no lo creas me estoy acostumbrado...

— claro, después de cinco años apenas te vas acostumbrado — me burle tratando de no reírme tanto para no derramar mu café.

Tocaron el timbre de la casa y ambas no comprendimos quién podría ser — esperabas visitas? — me preguntó

Me levanté para ir a atender — no seas tonta, nadie viene nunca — dejé mi taza para ateder el llamado a la puerta, no teníamos familiares cercanos y tampoco amigos fuera del trabajo. Crucé la sala de estar y la sala para llegar a la puerta principal,  asomé por el vidrio y vi una figura alta oscura.

— que tal — era el Gygolo con esa sonrisa engreída.

— oh. Agente Gojo ¿Qué lo trae por aquí?

— creía que recordaría que nuestra cita era hoy — ¿cita?... ah cierto, los interrgatorios

— oh es verdad. Adelante pase — le dejé el camino libre para entrar — siéntase libre de ponerse cómodo

En cuanto entró inspeccionó la casa de arriba a abajo con la mirada, luego silbo con admiración — tienen una tremenda casa. Cuando me dieron la dirección no creí que fuera cierto

— usted lo dijo, ganamos muy bien — ambos nos sentamos en la sala de estar, uno frente al otro — y bien? Tire la primera pregunta

— como quiera... que sabía exactamente de Keshi?

— ... era un simple vejete rabo verde que venia viernes y sábados al club. Sabía que era millonario así que lo dejaba hacer lo que quisiera

— tengo entendido que era su único cliente

— así era

— ¿Por qué?

Suspiré, resignada a hacer esto rápido y fácil — escuche bien agente. Por eso es que el club es tan caro, la mayoría son viejos adinerados en busca de una buena noche, no duran nada así que para bien de todas, ya que muchas son estudiantes de Universidad, en sus tragos ponemos somníferos para que al momento de estar a nada de hacerlo se queden dormidos... al despertar tienen la sensación de haberlo echo y los hacemos creer eso, nos pagan y se van, y así es siempre. Es por eso que yo trabajaba con Kenshi, como jefa y directora del club no podía hacer ese tipo de cosas — le expliqué el secreto de nuestro éxito a un agente

— vaya que es interesante. No creí que funcionara así — notaba su asombro

— está mal? Nos clausurará por eso?

— no — sonrió — haré una excepción — bajó sus lentes y de nuevo guiñó un ojo, yo solo rodé los ojos — bien, si es así entonces dígame algo más sobre él

— ... sé que la probabilidad de que haya sido un rival está descartada, pero esas noches cuando me visitaba siempre recibía llamadas "urgentes" como él les decía. Contestaba sin pensarlo dos veces — me revolví en el sofá un par de veces

AMBITIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora