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Hannah

—El placer es completamente mío, señorita Hannah.

Con delicadeza, Richard Camacho besaba mi mano por cuarta vez en el día.

La reunión programada para este día ha sido todo un éxito y al final nos hemos quedado con el contrato. No quiero pensar que mi imagen personal influencio en la toma de esta decisión tan importante, porque a pesar de lo bien parecido que es Richard Camacho con sus 25 años, yo no venía incluida en el paquete. ¡Lastima!

—Lo esperamos pronto en New York para ultimar los detalles del lanzamiento, señor Camacho. —le digo con una de mis perfectas sonrisas profesionales.

El ríe y niega lentamente.

—Ya le he dicho que me llame Richard. —me guiña el ojo y yo me limito a asentir y sonreír.

¡Dios mío!

Me levanto del asiento y él me imita mientras rodea su escritorio y llega hasta a mí. Recojo mi bolso y el contrato que acabamos de cerrar.

—¿Estará en París este fin de semana, Hannah? —pregunta, emotivo y muy cerca para mi gusto.

¿No se supone que los franceses respetan él espacio personal? O eso leí en un artículo de cotilleo. Culpemos a la globalización, etc.

Sonrió tímida: —Así es. —respondo simplemente.

—¿Qué le parece si la invito a cenar? —¡oh no! —Podría mostrarle la cuidad, lugares fantásticos como tú. —me dice usando ese tono con toque sensual.

—No creo que sea conveniente señor Camacho, no me gusta relacionarme con personas de mi trabajo.

De pronto me siento atrapada y quiero escapar de vuelta al hotel.

¿Huir? Claro que sí, es lo mejor en este caso.

—Sería una salida de socios. —Sugiere. —Y no siempre seré su cliente señorita Muñoz. —termina divertido.

Deseo decirle que, aunque ese no fuera él caso, si él no fuera mi cliente, mi respuesta seguiría siendo la misma, pero me abstengo cualquier comentario.

—De verdad lo siento, aun así, ya tengo planes para este fin de semana. —suelto una risita incomoda.

Eso si no es mentira. Pretendo llamar a la chica del avión, Melody.

—Bien eso es una lástima. Sera para otra ocasión, New York quizás. — se encoge de hombros. Le doy la mano como despedida y nuevamente la lleva a sus labios, evito las ganas de tirar bruscamente mi mano por educación.

Él muy amablemente me acompaña hasta la puerta de su oficina y la mantiene abierta para mí. Le doy una última mirada y me apresuro a salir. Llamo al ascensor y al estar adentro de este marco el botón del primer piso. No es hasta que estoy afuera del edificio que me permito respirar con normalidad, después de esto Italia no sonaba tan mal. Nada mal.

El hotel en el que me hospedo no queda muy lejos, por lo que aprovecho la caminata para apreciar la vista en París. A esta hora hay muchas personas transitando, pero a pesar de ello no es algo estresante. También puedo apreciar muchos lugares con sombrillas y sillas en las terrazas los cuales reconozco como cafés, hay grupos de personas riendo o parejas contemplándose mutuamente en esos lugares. Hermoso todo lo que mis ojos alcanzan a observar.

MI PRIMO Y SUS JUEGOS ||C.V.|| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora