II

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a la madre de minghao nunca le había gustado llevar a su hijo hasta al pueblo donde estaba su trabajo, pero ese día el niño había insistido en acompañarla por lo que no tuvo más remedio que complacer a su pequeño.

minghao señalaba todo lo que le llamaba la atención y le hacía preguntas a su madre en respecto a eso, como qué decía en los letreros de madera que estaban en las tiendas o por qué habían personas con elegantes vestidos y grandes sombreros que parecían realmente caros.

la mayor sonreía cuando le respondía cada una de sus preguntas hasta detenerse en un gran estructura, el niño no sabía cómo se llamaba así que también hizo muchas preguntas.

— ¿aquí trabajas? —preguntó recibiendo un asentimiento de su madre, quien le tomó la mano para dirigirse hasta la parte de atrás del gran palacio.

en la parte trasera había una puerta de madera donde entraban varias personas que tenían una vestimenta no tan llamativa como las personas del pueblo. observó cómo todos iban de un lado al otro, llevando y sacando cosas, su madre también lo hacía y le ofrecía su ayuda pero ella sólo le pedía que estuviera quieto hasta que terminara su labor. como buen niño cumplió lo que se le ordenó pero algo le había llamada la atención haciendo que se moviera de la silla metálica y siguiera embobado por las personas que llevaba en manos grandes ramos de rosas rojas y blancas.

se había enamorado de aquellos gigantescos ramos que eran colocados en una larga mesa que se encontraba en medio del también gran salón que estaba alejado de donde lo había dejado su madre.

se dio el tiempo de apreciar el salón desde la puerta. los grandes ventanales, los cuadros de arte con bellos paisajes, el piso que relucía tanto que podía ver su propio reflejo, las paredes con un color dorado y el gran candelabro que colgaba en el techo que también era decorado con pinturas.

nunca había visto algo tan precioso y lujoso.

— y como le comentaba, los preparativos para la banquete de hoy están casi terminados... —escuchó una voz acercándose lo que hizo que se escondiera debajo de una pequeña mesa. tapó su boca con ambas manos y se hizo bolita mientras escuchaba como dos personas seguían hablando sobre una cena que habría.

hasta que escuchó pasos alejándose y dejó de oír a las dos personas que estuvieron ahí pudo respirar tranquilamente, creía que podrían regañar a su madre por estar en un lugar donde no debía así que tenía que regresar rápido a la cocina.

pero al salir de su escondite vio como un niño que no había escuchado lo miraba sorprendido, minghao saltó del susto al notar su presencia y casi salía corriendo de ahí de no ser porque el niño había tomado su brazo con fuerza.

ahora estaría en problemas.

con sólo ver su vestimenta sabía que el niño era alguien importante porque no era como la de él, parecía muy fina.

— eres tú —fue lo primero que dijo para después soltarlo y regalarle una cálida sonrisa— eres el niño del tulipán, ¿no es así? vives en frente del arroyo —dijo haciendo que una mueca se formara en el rostro de minghao— me llamo jun, ¿cómo te llamas tú? —habló pero no recibió una respuesta.

el castaño agachó su cabeza mientras jugaba con sus pequeñas manos. quería huir de ahí porque estaba seguro de que sería regañado y él era un niño bueno, curioso pero uno bueno, sólo había desobedecido a su madre por primera vez.

— mi nombre... mi nombre es minghao —dijo con hilo de voz después de que jun le preguntara por segunda vez por su nombre.

sonrió al recibir una respuesta y tomó de nuevo su mano para guiarlo fuera del gran salón— te mostraré algo, hao.

el menor se alarmó al escuchar las palabras de jun quien lo dirigía a un pasillo del lado contrario de donde había venido, ¿acaso iba a ser regañado?
una lágrima se deslizó por su pálida mejilla mientras hacía un puchero en sus labios al pensarlo.

el pelinegro se detuvo cuando escuchó un pequeño sollozo y miró preocupado al menor sin entender porqué había comenzado a llorar.

— oh, no te haré nada hao —limpió con sus pulgares las lágrimas que recorrían su rostro— yo soy un buen príncipe y te mostraré el jardín, ¿está bien?

minghao dejó de llorar y abrió los ojos con sorpresa.

— ¿príncipe? —cuestionó luego de sorber su nariz— ¿entonces no me van a regañar?

él había escuchado sobre príncipes y princesas, reyes y reinas, pero estaba seguro que jamás vería a uno en persona porque también había escuchado que eran personas muy importantes y él sólo era un simple niño que ni siquiera vivía en el pueblo.

negó mientras acariciaba la cabeza del otro niño— síp, un príncipe pero no soy malo ni te van a regañar. sólo te quería mostrar el jardín porque le he pedido a las señoritas que planten tulipanes —al escuchar "tulipanes" minghao hizo contacto visual con él— pero no han crecido, a penas es invierno y estarán listas hasta la primavera, o eso es lo que me dijeron —hizo una pausa— quería llevártelos cuando estuvieran grandes pero puedes ver las rosas. tenemos muchas en el jardín.

minghao asintió eufóricamente, a él no le importaría ver tulipanes o rosas, o cualquier tipo de flores. él amaba las flores sin importar cuáles eran, las flores eran preciosas.

...

tulipán amarillo: amistad transparente.

tulipanes ♡ junhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora