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Senkuu se quedó estático incapaz de moverse o hablar, el individuo a sus espaldas tampoco hacía nada más que observarle; como pudo jaló la cadena del retrete más no hizo nada más que eso y quedarse arrodillado en el piso, de la nada un cúmulo de feromonas muy tenue se liberó pero no eran hostiles ni indicaban peligro, para su sorpresa se sintió tranquilo por ello además de que sus náuseas desaparecieron.

Se giró lentamente sin poder alzar el rostro por miedo a lo que fuera a encontrar y a la vez curioso por saber de quién se trataba.

— No me gusta verte así...

Esa voz profunda y mansa ya la había escuchado antes pero sus pensamientos no lograban conectar, se sentía lejano del mundo y el presente con una bruma ocultando sus recuerdos; tragó grueso cuando vió al ser frente a él descender hasta su altura quedando cara a cara.

— Lo siento, lo siento tanto... Traté, te juro que traté... No soy nadie para pedirte nada pero quiero que por favor te defiendas... Con lo que sea pero hazlo...

Senkuu por fin lograba comprender solo algunas cosas, su mirada escarlata parecía pedir respuestas a preguntas que su boca no era capaz de formular; el mayor chasqueó la lengua y después alzó una mano dirigiéndola al rostro del menor, sin embargo no pudo acercarse más puesto que en cuanto entró en el espacio personal del omega este transformó ese gesto neutro en una mueca enfurecida con enormes colmillos a la vista, una serie de movimientos demasiado rápidos con sus manos y garras afiladas pasaron frente a sus ojos.

Magma salió del salón de clases dejando a sus compañeros bastante golpeados puesto que al llegar se encontró con un montón de ellos tratando de ayudar desesperadamente a Ginrou que de alguna forma, y por razones desconocidas, había tomado la decisión de meter el pie en un matraz del cuál no podía liberarse.

El de mirada zafiro negó preguntándose si algún día ese omega encontrará un alfa que lo quiera y encima no sienta el deseo constante de estrangularlo; salió de sus pensamientos cuando alguien le pasó empujando el hombro, alzó la vista y miró a sus espaldas al causante, era un chico alto que se dirigía a las escaleras de emergencia las cuales daban al patio y posteriormente a la salida.

El chico que al parecer tenía prisa por salir también le regresó la mirada, Magma pudo ver su rostro con heridas cicatrizadas y otras bastante frescas, suspiró restándole importancia a su presencia cuando sin querer atrapó también el aroma ya registrado del omega tigre en ese alfa, abrió los ojos a lo que daba y giró abruptamente dándose cuenta que el más alto ya se había ido.

Frunció el entrecejo y cerró los ojos con fuerza debatiéndose internamente entre ir y atrapar al chico o verificar que el omega esté bien, bufó y corrió con dirección a los baños y una vez frente a estos abrió la puerta con un golpe de su palma encontrando al omega que acababa de terminar de usar el sanitario e iba a lavarse las manos, un fuerte olor metálico distintivo de la sangre llegó hasta sus fosas nasales sin problema.

— ¡¿Te lastimó?! — exclamó en un tono preocupado y lo rodeó buscando laguna herida o algo que le indicase que algo estaba mal — ¡¿Le hizo daño a tu cachorro?!

El de mirada rojiza no dijo nada y solo negó lentamente a la vez que agachaba la cabeza y miraba sus manos llenas de sangre pero sin ninguna herida; lo tomó de las muñecas y lo llevó al lavabo donde le ayudó a limpiarse, el de mirada zafiro estaba exaltado y no dejaba de mirar a todas direcciones olfateando en busca de otro olor desconocido y peligroso.

— ¿Madera quemada?

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Una niña de cabellos dorados se encontraba sentada en su cama con la puerta de su habitación abierta, esperando pacientemente el momento indicado, este llegó cuando la puerta de la entrada de su casa se abrió y cerró con rapidez y unos pasos se escucharon desde las escaleras, el aroma rural que desprendía aquel alfa daba aviso de su arribo.

ᴛɪɢʀᴇs ʏ ʟᴇᴏɴᴇs ☾ᵈʳ ˢᵗᵒⁿᵉ☽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora