Capítulo 1

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Otro día normal en la tienda donde trabajo me consumía, las ventas en la hora punta me habían dejado exhausta. Revisaba mi celular exhaustivamente pensando en que distraerme en la siguiente hora donde las ventas eran mínimas o nulas.

Me rendí al poco tiempo; en esta zona sin señal donde me encontraba, sin redes y ni siquiera música, ya que había reiniciado mi celular, eran muy aburridas.

Me recosté en la vitrina que me separaba de la pista, ante mis ojos divise el Restaurante Campestre con su frondoso manzano que sobresalía de las paredes.

-Si en vez de recostarte limpiaras esa vitrina apoyarías más.- La voz de la encargada me despertó, estaba molesta ya que la señora de limpieza había faltado y no había remplazo.

-Ehhh...si señora.- Realmente que suerte, eso me pasa por ponerme en la vitrina de chucherías. La tienda de conveniencia donde trabajo había hecho un trato con el mega restaurante campestre de en frente, vendía sus productos de recuerdos por una comida gratis para todo el personal en feriados.

Agarré el trapo de el cuarto de limpieza y me dirigí a la vitrina, levanté las tacitas de cerámica con mucho cuidado para no romper y mientras que limpiaba vasos de shot con el logo del mencionado restaurant mi mirada se movió involuntariamente hacia un grupo de personas que llegaban al restaurante. Pero si hoy no había atención, miré extrañada, cuando de repente del auto bajo un chico que se llevó toda mi atención.

Llevaba una gorra beige que cubría su cabello castaño, polera azul marino al igual que sus jeans, que no parecen ser imitación de mi barrio, y unas convers rojas. No podía creerlo no era de por aquí eso era obvio.

Hablaban de algo que no lograba escuchar, así que aproveche para seguir examinando al chico de una forma disimulada, según yo. Hasta que se adentraron en el gran lugar.

- Adriana, la caja.- voltee mi mirada hacia mi puesto que había quedado vacío. Donde se encontraba una señora con su hijo menor y varios productos. Melissa, la encargada, me miraba con sus ojos negros donde se reflejaba la ira pura al no obtener una respuesta ni de movimiento ni de palabras.
- O si,si- respondí mientras dejaba las cosas que había movido en la vitrina, me acerque a la señora con una sonrisa y procedí a realizar mi trabajo.

-Muchas gracias, vuelva pronto.-le entregé la bolsa. Sin embargo el pequeño niño que acompañaba a la señora que rondaba los 40 no tenía intenciones de irse.
-¡Quiero chetooss!, Mai chettos
-Ya te dije que no, vamonos.-Y se llevó al niño jalando, es un panorama que se ve siempre y muy menudo que ya tengo costumbre, aun asi no puedo evitar sentir lastima ya que yo tambien fui una niña que quería tener lo que no podía.

-Hey, hey,hey! Adridi - Escuche canturrear a Jasmin que llegó a mi remplazo, 12:54 marcaba mi celular, traia su pinta de siempre, muy distinta a mi estilo oscuro, ella era girly y yo una emo total.
-Hasta que se digna a llegar la niña, no te das cuenta que ya estan por salir los trabajadores de los alrededores y esto se llena, yaya muevete. - Melissa estresada, era algo que no es muy lindo de ver, ya que es una chica muy tranquila pero si se enoja se enoja.
-Ya llege es lo importante Melili, no te estreses.- Jazmín la rodeó hasta quedar detras de sus hombros y darle unos pequeños masajitos. -No me vengas ahora con tus cariñitos Jazmín que estoy al tope y ya ponte a trabajar que la hora punta ya esta aquí.
-¡Si señora!- exclamó muy seriamente y le agrego el saludo militar, reí a mis adentros. Melissa solo se resigno y fue a gritarle a los que terminaban de acomodar.
-Dios, hoy esta totalmente insoportable yo que estaba teniendo un buen día- agregó Jazmín cuando nuestra encargada estresada estaba ya muy lejos, me dispongo a quitarme el chaleco de cajeros para entregárselo e irme.
-Que tengas suerte con ella-le desee.
-Lo intentaré Didi.-Jasmin tiene una enfermedad con los apodos tiernos, aunque esa personalidad le combina con su estilo de ropa.
-Oh vamos no me llames asi.- en mi cara se dibujo una mueca de disgusto.
-Bye Bye Didi.-me rindo con ella.

Paso por el almacén para sacar mi maleta, y despedirme de Melissa, aunque ahora que recuerdo que falta huevos en casa así que, al volver voy en busca d un paquete, ya que me dan descuentos, y si que los necesito con todos los precios que están subiendo.

-Me llevo estos, Meli.-Me acerco a donde esta nuestra estresada encargada, limpiando.
-Va, lo anoto para el descuento al fin de mes, escanea el código del producto en la app de la empresa.
-Bueno me voy.-le hago una señal de adiós con las manos y procedo a dar unos pasos.
-Saluda a Otto, la próxima le envío sus nueces.- Mi abuelo se gano el corazón de la encargada cuando vino a traernos comida cuando hicimos inventario.
-No te preocupes esta bien.

En la puerta despido a Jazmín, y me fijo en la vitrina de chucherias, recuerdo al chico que había llegado hace unos minutos, tengo demasiadas dudas. Mi mente divaga en los recuerdos y como si fuera un abracadabra de un mago el chico de mis pensamientos se materializa y aparece en mi camino, observa el cartel de delivery de comida rápida que está en las paredes de la tienda, por suerte porque mi cara es de seguro la más espantosa, hoy no es mi día no me sentía yo, no traía maquillaje y mucho menos mis aros, y traigo ropa de segunda mano, me veo como una mendiga frente a esta especie de belleza costosa, solo tengo que pasar desapercibida.

-Oye, disculpá.- Ay no maldición. ¿Es su voz?¿Me llamá a mi?, alzo mi mirada, guau,¿ este chico es real?,¿Qué hace alguien así por estos lares?
-¿Si?-Trato de sonar tranquila, aunque mis manos están sudando y mi cuerpo se siente intranquilo.
- Vos sabes donde encuentro esta app de pedidos.-ave maría purísima, por el dios de los acentos, ¿Es argentino? Tiene la pinta pero...
-¿Sabes?-interrumpió mis pensamientos.
-¿A?-A que Adriana A qué?- A si... me lo prestas-señalo el móvil y me pasa el celular, y .. ¡Es un iPhone, Un iPhone!, jamás tuve ni un aparato Apple en mis manos humildes, ¡Ay! ¿Y si se me cae?
- Aa, creo que ya se el problema.- alzo mi mirada asombrada del costoso celular al rostro del muchacho que me mira con esperanza de saber la respuesta.- Esta es una app local y solo esta en la play store y los dispositivos a-pple[ lo pronuncia mal] tienen App store y no creo que encuentres esta simple app.-le entrego el telefono mientras el lo gira observandolo, acaso no sabía ese simple hecho, o en su mundo de lujo no sabia que existen otras marcas, llora con un samsumg que salio hace años.
-Bueno, la verdad no tengo ni idea de como usar un telefono.-¿Qué? ¿Qué? Como que alguien de esta generación no sabe como usar uno. -Igual me podes hacer el favor de pedir la comida, te pagaré.-Ay como le explico que mi cuenta esta vacía hasta fin de mes.
-Ahorita estoy de salida pero puedes pedir ayuda adentro.-Le excuso mientras el juega con el telefono, al parecer escribia algo en un chat.
-A, si Thanks.-¿ten qué?
-¿Qué?—pregunto confundida
-Eh... Gracias.- Guarda el celular y comienza a andar hacia Jazmin.

Retomo mi camino ¿Qué acaba de pasar? Jamás imagine esto, o Señor destino eres increíble, te lo agradezco tanto, y que no le quería creer a Jazmín eso de la manifestación, aunque esto es bueno, también si me das un poco de apoyo monetario me serviría más, pero en fin esto es algo soñado.

Mi camino se separaba de la pista principal al adentrarme en un callejón, era un barrio pequeño pero acogedor, era el lugar oculto tras lo turístico de Sama. En estas épocas las paredes comienzan a ser pintadas, pero no de un color aburrido y simple, sino de las majestuosas obras de artes que crean los lugareños celebrando la independencia del país. Pero a estas horas solo quedan los baldes de pintura y brocha ya que la mayoría esta almorzando. Algunos niños se amontonan en un lugar especifico donde identifico una figura familiar.

EL PEOR Y UNICO LIBRO QUE TERMINE DE ESCRIBIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora