Capítulo 4

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Mis parpados se separan lentamente y se vuelven a cerrar rápido. ¿Quién encendió la luz?

Mis ojos giran hacia la ventana, aun esta oscuro afuera, pestañeo lento, todo esta tan en paz, a de ser temprano, espera hay algo en mi pierna derecha, es pesado no me deja moverme, mi cuerpo pelea inconscientemente con lo que halla hasta que halla me empieza a mover la pierna.

-Ya niña levántate que nadie te hará el desayuno.
-Buenos días abuela.-murmuro mientras que la comodidad de mi cama me lleva al sueño profundo nuevamente.

-¡Auch!-grito, mis parpados se terminan por separar completamente, después de sentirán pellizco en mi brazo derecho, aun es muy temprano.

-Levántate- amenaza y mi cuerpo soñoliento se termina por levantar, busco mis sandalias cómodas y la sigo a la cocina. La cocina es un desastre lo que me faltaba, comienzo a lavar los platos con mi puchero, Mi Tito no me obligaría a hacer esto

Doy un paso tras otro, es tan temprano que no veo ni a Javiero ni sus panes. En mi mente divaga el recuerdo de esta mañana en el desayuno, mis abuelo pelean desde que tengo memoria, pelean y pelean, incluso en el velorio de mis padres creo que peleaban por quien era el que recibía más pésames, aunque no quiero creerlo porque perder a su hija de seguro que si les dolió, muchísimo.

Llega al final dela calle, la entrada y se escuchan los camiones de carga pasar, es tan temprano que escucho a los camiones de carga pasar, mi abuela creo que es de otro país o tiene su zona horaria dañada, pero es mejor pasar por el frio de la mañana y escuchar camiones de carga que estar en su casa, ¿Cuántos días más se va a quedar?

Entro a la tienda y como se esperaba la chica nueva esta durmiendo, y eso que observo a varías personas, me acerco a la caja y la samaqueo, Oh vamos despierta.

-¡¿Qué quieres? !- grita por fin.

-¿Qué?- me asombra que me hable así, aunque no la conozco, aunque ahora que lo veo si tiene pinta de ser agresiva. Lleva buzo un buzo gris, un polo manga larga negro oversize de banda punk, el cabello azul y piercing en las cejas, mis ojos se dirigen después a una manta que le cubre las piernas.

-A, eras tu- me dice, se saca la manta la guarda rápido en su mochila que esta al lado, me quedo estática observándola, agarra el chaleco de caja y lo pone delante mío, hace una seña con sus ojos dormidos para que la tome de su mano, la tomo. Se levanta de la silla, coloca la mochila en sus hombros y sigue su camino sin dirigirme la palabra. No se mucho de ella pero no se ve muy amigable, se ve apagada y amargada, no debería criticar a la gente pero parece pertenecer al mal camino de Dios, como dice mi abuela.

Me siento en el lugar de la chica antes mencionada, y antes que empiece a pensar algo se acerca un hombre, su compra: unos cigarrillos, aspecto: de hombre mayor desempleado, con barba y pintas de no bañarse hace días. ¿Qué me pasa hoy? ¿Por qué amanecí tan juzgona?

La misma rutina me consumía otro día más, con mi ahora nuevo habito "limpiar la vitrina de chucherías", después de un rato me puse a pensar, hoy no lo vi llegar, ¿Debería preocuparme? Quizás lo hizo mientras atendía, a genial, ese tonto me ilusiono con una frase bonita, que triste me veo.

Jazmín llega con su típico saludo y me alisto como flash para irme, para esta hora del día ya me veo como la chica del turno noche y aun tengo que llegar a soportar las peleas de casa, a la vida no puede ser peor, o por lo menos la mía.

Mientras que camino me llega un mensaje de Otto diciendo que llegue rápido así que acelero el paso hasta llegar a la casa, no se ve incendiada ni destruida así que mi corazón se calma.

-¿Qué paso?- pregunto ni bien un pie mío pisa la casa, mis dos abuelos maternos voltean, están sentados de espalda a espalda en el sofá , como unos niñitos peleados ambos con sus jetas.

EL PEOR Y UNICO LIBRO QUE TERMINE DE ESCRIBIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora