Caminaba por el medio del parque dando pequeños saltitos y riendo como una tonta. Él me miraba fijamente y me sonreía cada vez que lo miraba de vuelta, ante mis ojos era tan perfecto.
Aveces sentía que no lo merecía, y me preguntaba constantemente si¿en realidad estaba a su altura?
Lo observé nuevamente y lo vi en sus ojos, el me quería tanto como yo a él.
Me detuve brevemente y caminé en su dirrección, se mantuvo estático pero no dejaba de mirarme y eso me puso aún más nerviosa por lo que estaba a punto de decirle. Le hiba a decir cuánto lo amaba, que queria que eso que teníamos durara más de lo que él pensaba y afirma cada vez que hablamos del tema.
Estaba a punto de dar el paso, pero él lo hizo antes y juro que mi boca no pudo estar más abierta por la sorpresa de sus palabras.
—Te amo a Alana Evans.
Me quedé en shock, estática, no pude moverme y sentí que me podría caer en cualquier momento. El lo dijo, dijo que me ama. No conseguí sacar palabras de mi boca para responderle y que supiera que también lo amaba, así que con un esfuerzo sobrehumano salí de mi trance y me acerquen tanto como pude a él, pegué nuestros labios y lo besé eufóricamente, con tantas ganas que seguro pensaría que estaba loca, pero el también lo hizo con las mismas ganas, nos deseábamos tanto como la primera vez que nos vimos.
Me separé de el por un instante y le supliqué con la mirada que nos fuéramos de allí a un lugar más íntimo, pero el me ignoró, después de todo estábamos en un parque a las tantas horas de la noche, estaba completamente desolado nadie pasaría por allí a esas horas, y menos dónde nos encontrábamos, era un pueblo que no conocía, pero si me pude dar cuenta de que al parecer no había nadie lo suficientemente cerca como para vernos o escucharnos, así que me dejé llevar, dejé que me arrastrara junto a él debajo de un árbol muy bonito justo en medio del parque.
Y realmente pensé que ese era nuestro momento nunca habíamos hecho nada más allá de besos calientes, esa era nuestra noche, nuestra primera vez juntos.
Lo miré fijamente a los ojos cuando se separó de mí, esperando encontrarme con su mirada de deseo, de anhelo, de amor, y no fue hasta ese momento que pude darme cuenta cuan equivocada estaba.
No ví el amor de antes reflejado en su mirada, era algo extraño que nunca había visto en él, el vacío que ví en el interior de sus ojos era como ver a un desconocido, ya no había nada, solo oscuridad, era como si un muro inmenso hubiera ocultado todo aquello que sentía por mí, o almenos lo que pensaba que sentía.
El pánico me inundó, el miedo puro corriendo por mis venas mientras los latidos de mi corazón se hacían más audibles y la desesperación por no saber que seguía me carcomía las entrañas. Las lágrimas que inundaron mis ojos y el pavor en mi mirada no servirán de nada.
Mi destino estaba escrito, escrito por un monstruo.
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Relatos para Alana
Mystery / ThrillerKeira Mitchell, una joven talentosa con un futuro prometedor. Su vida daría un giro inesperado al ser despedida del trabajo de sus sueños. La vida de Keira parecía no tener ningún sentido en ese momento tan injusto, pero decide no enfocarse solo en...