Tres

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El Sol de Maldagart se oculta lentamente mientras mis pies me guían al banco donde estube la última vez, a diferencia de esa ocasión, no hay mucha gente, los faroles comienzan a encenderse y una fría brisa sopla. Puede que la ciudad sea un verano eterno durante el día, sin embargo en las noches un fuerte frío te azota los huesos.

El banco que estaba buscando está cubierto por un frondoso árbol que deja caer sus hojas por todo el lugar. Me dejo caer en él, dispuesta a esperar que algo o más bien alguien aparezca. No es mucha mi espera, pues un hombre se aproxima hacia mí, el susodicho mide aproximadamente dos cabezas más que yo y viste un inmenso suéter gris junto a un pantalón holgado y unas zapatillas comunes, sostiene en una de sus manos una libreta o talvez un libro de color azul- muy parecido al diario-, pero sin dudas lo más impactante es su rostro con el cual marca una cara de enfado absoluto.

El hombre que observo detalladamente llega a mí, y sin decir nada me mira con desdén, sus ojos negros me estudian lentamente hasta que se encuentran con los míos y un desprecio inigualable se refleja en ellos, su mandíbula marcada se tensa y sus finos labios no muestran expresión alguna.

Su mirada me congela los huesos más que el intenso frío y un escalofrío recorre mi columna vertebral irguiéndome por completo. El hombre me está intimidando, me hace sentir pequeña solo con su atención, y temo por un momento no encontrar mi voz, el único método que tengo para defenderme y hacerle sentir como la basura de la que me tacha solo con su mirada.

—¿Qué haces en mi sitio?—Su pregunta me descoloca.

¿Era eso?

¿Por eso estaba enfadado?

¡Pues claro Keira,es su lugar, es el escritor que buscabas!

Mi vista se ilumina y el miedo que sentía es reemplazado por alegría, alegría por saber que el personaje que tengo frente a mi es mi autor.

—¿Es usted quien escribió los "Relatos para Alana"?— pregunto con desesperación.

Junto a mis palabras la expresión en su rostro, al igual que la mía, es transformada como si hubiera encendido una chispa dentro de él.

🖇️
—¡Lo encontré!

Acababa de llegar a casa y Emma me observaba confundida.

—¡Emma lo encontré!

—¿De que estás hablando?

—Lo encontré, e encontrado al autor del diario.

Y como si eso fuera malo Emma me mira con reproche, seguro cuestionado mi actitud. Pero no estoy para regaños, así que me doy la vuelta y y salgo corriendo de su cuarto hacia el mío—estoy muy feliz—, me tiro en la cama, no sin antes cambiarme y tomar mi teléfono, en vano, pues no podía concentrarme en nada más que en él.

Dante Freeman

Sí, talvez se llama como un perro, pero era un perro jodidamente sexy. Luego de mi pregunta Dante, con una hermosa sonrisa que mostraba sus blancos dientes e iluminaba su rostro, dijo lo que esperaba oir. Era él el dueño del diario y como suponía su trabajo es como escritor y le fascina el misterio, tanto que solo eso escribe. No hablamos mucho, sin embargo pude notar en él una pisca de interés que surgió hacia mí. ¿Porqué sería entonces que me dió una pequeña tarjeta de información?

Diviso los pantalones que están tirados en el suelo, en uno de los bolsillos se encuentra la tarjeta.

La tomo entre mis manos, en ella pone el nombre de una librería que conozco de la ciudad, ¿en serio piensa que saldré corriendo desesperada hacia él?, si así es no está muy equivocado. Yo quiero ir a ver a Dante.

🖇️

Ig: camila_gomezp

Relatos para AlanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora