Cap 13

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Abrió sus ojos algo exaltada, escuchando una puerta ser azotada. Sentándose en su cama algo confundida mientras miraba como Atsuko no se encontraba a su lado.

La castaña corria y al llegar a los pasillos se detuvo un momento a tomar un respiro, no tardo mucho y reanudo su accion.

Dina lo sabia, sabia su vida y eso la asustaba y por ello huia.

Diana rápidamente se puso de pie, sin importarle tener su bata puesta. Dió pasos rápidos saliendo de la habitación y buscando a Akko entre los pasillos.

La nipona seguia corriendo sin un destino previsto para ella, jadeo y miro las puertas que daban paso a su habitacion. Nego con su cabeza y se desvio a seguir corriendo.

La rubia se detuvo, respirando pesadamente, totalmente agotada, buscando con su mirada a la castaña. ¿Dónde había ido?.

Atsuko empezo a andar con pesadez, aun asi no se detuvo y siguio corriendo hacia la habitacion de una de sus profesoras, de su tutora, Ursula Callistis.

Se detuvo, ya sin poder saber hacia donde había ido la chica.

Miró a una estudiante cercana, aproximándose a preguntar sobre el paradero de la nipona.

La pelirroja miraba por una ventana sin prestar mucha atencion a su alrededor, simplemente pensando.

—¡Señorita Bernhardt! —llamó, acercándose a la chica.

Sosteniendo su pecho buscando aire. No era lo suyo la actividad física.

-O-oh, buenos dias Diana- Sara giro a ver a la Cavendish, sorprendida por su llamado al igual que confundida por su ropa- ¿Se encuentra bien?- cuestiono al ver lo agitado de la rubia.

—¡¿Sabe hacia donde se fue, Atsuko?! —consultó, totalmente exaltada, acercándose a sostener los hombros de la peli roja.

La pelirroja parpadeo con sorpresa y solo atino a asentir con su cabeza.

-La vi corriendo hacia la habitacion de la maestra Ursula- comento recordando ver a la castaña correr con cansancio.

—¡Gracias! —agradeció, retomando su correr hacia el lugar indicado.

Sara solo pudo quedarse en su lugar, suspirando para calmar sus nervios.

Dió pasos rápidos, recuperando un poco el oxígeno perdido. Caminando con cuidado a salir del edificio e ir a la torre dónde habitaba la maestra.

Atsuko toco la puerta con rapidez, sentia su respiracion entrecortada y dolor en su garganta.

-¡Pase!- se escucho el exclamar de la profesora al otro lado de la puerta.

No perdio tiempo y ingreso a la habitacion, procurando cerrar la puerta tras de ella.

Se detuvo en medio del césped, cayendo de rodillas a tratar de recuperar fuerzas. Era demasiado débil para ese tipo de actividades.

—Akko... —murmuró, poniéndose de pie, y retomando su andar, está vez más lento, hacia donde había ido la castaña.

Para ese entonces Atsuko, quien derramaba una que otra lagrima, ya se encontraba sentada frente al desordenado escritorio de la profesora, una manta la cubria ligeramente y frente a ella estaba la maestra, con una sonrisa amable a espera paciente de sus palabras mientras le servia un poco de te.

Subió con dificultad las escaleras, dando uno que otro tropezón. Logrando visualizar no tan lejos de ella la puerta que daría con Atsuko.

-Tranquila- alento la profesora con gafas, acariciando la cabeza de la nipona para mantenerla en calma.

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