Advertencia: no se qué hice.
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Era de dia, temprano en la mañana, siendo al rededor de las ocho, con el sol asomándose a su máximo esplendor por la ventana de aquel adolecente de desordenados cabellos castaños.
El chico bufo... Sería otro día en su vida.
Pronto acabaría.
Bostezo, girando a ver la otra cama con protección a los bordes, sacándole una sonrisa. Ahí estaba su pequeña hermana; Atsuko, durmiendo plácidamente entre las mantas.
El joven Shun se movió, quitando de encima de su cuerpo la manta que lo cubria, sentándose lentamente en la cama, bostezando. Estiró sus brazos al aire, con una pequeña brisa causando que su piel se erizara. Shun se puso de pie de un saltito, estirándose, sintiendo sus huesos tronar, sacando un placentero suspiro de el.
-Bien... a despertar.
El castaño camino, teniendo que despertar a su hermana; una pequeña copia femenina de si mismo.
Una copia semejante de su padre.
Ojos, cabello e incluso sentido del humor era igual.
Solo esperaba que no tuviera un mismo final como el que el marco en su libro.
Quería pasar el mayor tiempo posible con ella. Quería hacerla reír y sonreír una última vez antes de despedirse de ella.
-A-kko- tarareo el castaño, agachándose a palmear el hombro de la somiolenta niña, de no más de cuatro años de edad.
La infante balbuceo, dando golpecitos en las manos de su hermano mayor, queriendo descansar más
-Vamos Atsuko, hora de despertar.
-Nom~- la pequeña negó, restregando su mejilla contra su babeada almohada.
Shun sonrió, extendiendo sus manos a alzarla, apegandola a el. Se encargó de limpiar la saliva que escurría de la comisura de su labio a la par que Atsuko aferraba sus manitas a su blanca camisa, camisa usada como pijama por el joven.
-Voy a recalentar la pizza que sobró ayer, así que despierta o me la comeré toda- comento a juego.
Shun no comía mucho. Su cuerpo era delgado, apenas y pudiendo alzar el cuerpecito de su hermana con sus nulas fuerzas.
-¡No!- la niña negó, pataleando, sacando una carcajada de Shun, bajandola.
Atsuko se aferró a su mano para no caer, somiolenta, apoyando sus pies en el suelo, palmeando la pierna de el castaño.
-Quiero pizza- comento, alzándo su cabeza a ver a su hermano cual cachorro triste.
-Y la tendrás, anda- empezó a caminar, guiando a la niña.
Hora de empezar el día.
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Los dos hermanos, juntos cual anillo al dedo, pasaron todo el día el uno con el otro.
Uno de ellos, la más pequeña, una niña,
llena de inocencia y de hermosas sonrisas. El otro, un adolescente, lleno de angustias y agonías..
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Babysitting
Fanfiction¡Ups! nuevamente Atsuko hizo mal la mezcla de la profesora Lukić , así convirtiéndola en una niña de 4 años de edad. Cada día que pase, Atsuko tendrá un año más. Diana Cavendish tiene la responsabilidad de cuidar de ella, ¿podrá lograr cuidar a Atsu...