Kyojuro Rengoku es el tipo de novio que... ˗ˏˋTu comida le resultaría deliciosa. ˎˊ˗
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—¡Delicioso! ¡Delicioso! —Kyojuro no paraba de repetirlo como si de una grabadora se tratase. Y es que uno de esos días donde la lluvia no les dejaba más escapatoria que quedarse en casa, buscaron una manera de distraerse.
Entonces Rosslenne preparó un platillo que en otras palabras... Dejaba mucho que desear.
Pero apenas lo dejó en la mesa para añadirle un último toque el rubio ni corto ni perezoso fue a darle una probadita, una que terminó con el plato entero y una castaña indignada.
—Eh... Cariño, ni siquiera le puse condimentos.
—¡No importa! ¡Está muy bueno!
No sabía si su novio era demasiado bueno o si de verdad le resultaba casi que cualquier comida sabrosa a su paladar.
Hasta quedó un poco quemado en las orillas. Verlo disfrutarlo tanto resultaba en una mezcla de emociones bastante particular.
Lo representaba su intento de comida que ni consideraba que fuera ingerible.
—¡Quiero más! —el pedido la dejó en su sitio. Mucho fue que no quemara la cocina, no podía prometer que en su otro intento no ocurriese.
—Está bien. —dijo no muy segura para encaminarse a su labor.
Dejó salir un suspiro para leer la receta. Se trataba de volverlo a intentar para aprender y volverlo a intentar.
Rengoku se mantuvo en su lugar esperando tal cual un niño su merienda. De vez en cuando se mecía de un lado a otro muy contento.
Por otro lado, Rosslenne se daba motivación en silencio. Lo haría para complacer a su pareja, porque si fuera por ella ni siquiera lograría cocinar un huevo.
Quizás ese pensamiento le dio la inspiración necesaria. Notaba que a comparación de la vez anterior, el aspecto de la comida estaba mejor.
El olor también resultaba un poco distinto. Tuvo cuidado con colocar la cantidad necesaria de los ingredientes.
—No puedo fallar, no puedo fallar. —se repetía sintiendo su pulso temblar por los nervios. Le resulto el sabor también mejor, bueno, tampoco sabía a ciencia cierta. Olvidó probarlo en el primer intento.
Casi se muere del susto al sentir un par de brazos contra su cuerpo.
—Eres la mejor, siempre te esfuerzas por hacerme feliz.
Su voz le relajó haciendo que recostara su cabeza contra la suya.
—Esto es muy romántico pero si seguimos así olvidaré estar al tanto de la comida.
—¡Lo-lo siento! —Rosslenne sonrió al verle soltarle con un gesto arrepentido.
Estuvieron en un silencio agradable donde únicamente se escuchaba los utensilios ser usados y las gotas caer contra el vidrio de la ventana.
Ambos se sentaron uno al frente del otro compartiendo de lo logrado. Entrelazaron una mano conla otra sobre la mesa.
Aunque comer con una mano era algo complicado, se divertían en hacer competencias de quien lo lograba sin hacer un desastre.
Así concluyó la noche junto con el clima frío.
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Llegamos al final de este pequeño libro. Muchas gracias por leer hasta aquí, si hay algún pedido nuevo consideraré incluirlo.
Es que ya tengo proyectos nuevos y estoy satisfecha de lo que ha aportado estos pequeños escritos de verdad <3 Les invito a pasarse por otras historias si quedaron con las ganas de seguir leyendo.
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