dominante •kth+pjm•

III

Taehyung no podía concentrarse en sí mismo desde que Park Jimin había llegado a su vida.
Había pasado un mes entero desde la vez que tuvieron su segundo encuentro en la biblioteca, asimismo de la vez del cine, lo cual fue un completo desastre para ser sinceros, pero de alguna manera agradable y gracioso.
Pues después de eso, Jimin se había pegado a él en todo momento, y aunque no le molestaba sí le hacía sentir muy nervioso.

Sus encuentros eran casi siempre en la biblioteca, pues aunque Jimin no se lo había externado de ninguna manera, era obvio que lo hacía para evitarle malos tratos o cualquier tipo de problema con alguien más. Taehyung agradecía eso internamente.
Sin embargo, había ocasiones en las que Taehyung no podía soportar esperar a llegar a la biblioteca y abordaba a Jimin aún frente a la demás población estudiantil, topándose en varias ocasiones con algunos de sus amigos.
No siempre eran buenos encuentros.

Aunque, estar con Jimin tenía dos vertientes.

Podía ser una tarde relajada, escuchando la dulce voz del pelinegro cantando mientras tenía los audífonos puestos, o bien, una llena de comentarios vergonzosos y toques por todo su rostro y cabello.
Jimin de alguna manera gustaba de estar con él, observandole por horas con sonrisas coquetas en los labios; los toques nunca faltaban, y el aroma de sus feromonas tampoco.

Jimin olía delicioso. Una combinación de chocolate y cereza, a Taehyung en verdad le gustaba muchísimo.
Y adoraba la manera en la que, sin quererlo desprendía aquel olor cada vez que Taehyung enfocaba su atención en él y respondía cada una de sus preguntas, aún si estas eran muy vergonzosas en algunas ocasiones.

Taehyung había llegado a una más que clara conclusión, y esa era que estar con Park Jimin era lo mejor del mundo.
Poder ver de cerca su bonito rostro; ese rostro siempre sonriente y sonrojado. Sentir aquella aura más que imponente que desprendía, esa que le hacía sentir las piernas temblorosas.
No había nadie que se le comparara, Park Jimin era su definición de perfección.
Era inteligente, nunca bajaba la cabeza para nadie, poseía una personalidad fuerte y eso le parecía de lo más atractivo.

—¿Te gustaría acompañarme a una fiesta? —Jimin preguntó, sacándolo de sus incesantes pensamientos.

Carraspeó un poco, pues había estado todo el tiempo con la mirada perdida en Jimin mientras pensaba en él y su más que desbordante belleza.
Acarició uno de sus mechones, enredando el mismo entre sus dedos antes de hacer un puchero, sintiendo las mejillas calientes.

—Creo que... t-te equivocaste d-de persona... —contestó, su voz sonando más temblorosa de lo que esperó, hecho que le provocó una risa a Jimin.

—No, tú eres Kim Taehyung, y a lo que a mí concierne, no hay alfa más lindo en el campus así que, no me equivoqué en lo absoluto.

Jimin murmuró. Acariciando el flequillo de Taehyung en todo momento, bajando poco a poco por una de sus mejillas hasta juguetear con su labio inferior.
Taehyung tragó saliva, cerrando instintivamente sus labios, logrando atrapar la punta del dedo de Jimin entre ambos.
Jimin le observó sorprendido antes de curvar las cejas y arrastrar su silla cada vez más cerca hasta que las rodillas de ambos se rozaron.

Jimin se inclinó hacia adelante, suspirando mientras sonreía y dejaba que sus labios dejaran un pequeño beso en la mandíbula de Taehyung.
El castaño inmediatamente después de eso, retrocedió.
Jimin quiso soltar una risa al verle tan asustado, sin embargo se controló y en cambio le sostuvo la mirada hasta que Taehyung no fue capaz de hacerlo y giró a ver a la ventana.

—Bu-Bueno  —tartamudeó y Jimin cubrió la sonrisa que se le formó—, m-me gu-gustaría... aunque no c-creo que sea buena idea.

—Yo decido si lo es o no, ahora, ¿quieres?