13 || É𝙇I𝙏E

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Narra Rocío:

- Guzmán, debes ser fuerte, porfavor - supliqué con las lágrimas amenazando salir al ver a la persona que más quiería llorar -. Marina no quiere verte así, te quiere más de lo que tu te crees, enserio.

- ¿Por qué hablas en presente? - preguntó levantando la cabeza para, clavando sus ojos rojizos en los míos - Mi hermana de dieciséis años está muerta Rocío, ¡MUETA! - gritó para después romper a llorar y abrazarme.

Guzmán es una de las personas más duras emocionalmente que he conocido.
Desde que lo conozco, podría contar las veces que ha llorado con los dedos de una mano e, incluso, me sobrarían.
Guzmásn es de esas personas que tratan de hacer reír a todos, que siempre está para todos, es de esas personas que con una sonrísa te alegran el resto del día, pero que, a la vez, son todo lo contario, es capaz de matarte si tocas a sus seres queridos, de joderte la vida y de no parar hasta verte verdaderamente hundido, de esas personas que solo demuestran sus sentimientos más profundos con los de verdadera confianza.

- No es cierto Guzmán, pero a la vez sí... - se separó de mí, mirándome confundido, perguntándose que cojones me había fumado - Dicen que donde hay cuerpo, hay muerte. Sabes que el tema de la muerte nunca me ha gustado, pero es algo que no podemos esquivar, no es un conejo en mitad de la carretera, no. Es cierto que su hora no debería haber sido tan pronto, pero no podemos hacer nada al respecto y no pudimos evitarlo, por mucho que lo prohibiéras hablar con algún becado o alguien que tuviera una relación cercana a ellos, Marina hubiese hecho lo que su corazón le pedía, sabes de sobra que es una persona que piensa antes con el corazón que con la mente. Lamentablemente, su cuerpo no nos puede acompañaro hoy, pero su alma sí Guzmán, como te he dicho, donde hay cuerpo, hay muerte porque, lo que muere es el físico, no el alma ya que solo muere quien es olvidado y a ella no la olvidaremos jamás, de eso estoy segura. Jamás olvidaremos su risa, todos sus chistes, las fiestas, jamás olvidaremos los momentos con ella, los momentos que nos regaló con el corazón, con el alma, ella sigue aquí, no su cuerpo, pero sí su ser, su alma - sonreí al ver que ya no lloraba y solo sonría, triste, pero sonreía.

Después de aquello, me besó.
Guzmán y yo nos unimos muchísimo más de lo que ya estabamos tras la muerte de Marina, ¿era posible unirse más de lo que ya estabamos? Sentimentalmente no, físicamente sí, solo nos faltaba el sexo.
No éramos novios, eramos algo así como mejores amigos y follamigos a la vez y, aunque ningúno de los dos lo admitíamos, estabámos enamorados el uno del otro, ambos sabíamos diferenciar entre el amor de amistad y el amor, pues nos conocíamos perfectamente de hace años.

- Es hora de ir a dormir Guzmán, tenemos que levantarnos temprano para regresar a casa, las clases hace ya una semana que comenzaron - sonreí de lado, levantándome de la cama para coger mi pijama, ir al baño y cambiarme.

Estábamos en la casa del pueblo de los abuelos de Guzmán, la casa era pequeña pero acogedora, así que, teníamos que dormir juntos, lo cual, no nos importaba, pero era incómodo ya que, al ser una casa sin aire acondicionado, con muchas personas y a finales de verano, teníamos que dormir con las puertas abiertas, pasándo por nuestra habitación para ir a la cocina o el salón, ganándonos la mirada de todo aquel que pasase.

Comencé a quitarme el pijama, llagando a la parte de abajo. Quitarme el pantalón siempre ha sido una inseguridad enorme para mí, siempre he evitado mirarme al espejo pero, aquel día se me hizo inevitable no mirarme ante aquel espejo que se encontraba en el centro, seguído de otros dos a ambos lados, pequeños pero con la suficiente fuerza para dañarte, aquel día no pude evitar mirar la cicatriz, aquella cicatriz que jamás olvidaré porque va marcada en mi piel como un tatuaje.

𝘎𝘜𝘡𝘔Á𝘕 || É𝙇I𝙏EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora