Capítulo cincuenta y dos

441 34 0
                                    

Llevábamos ya un par de días en Mónaco y era momento de visitar algunos departamentos; claro, el que más "peros" ponía era Lando, que si este estaba muy lejos, que este no se veía tan nuevo y de verdad me frustraba un poco pero también lo entendía. 

Lan, apúrate o llegaremos tarde- Le dije abriendo la puerta de su departamento. 

Ya voy corazón- Dice y lo vi corriendo hacia mi con una de sus hermosas sonrisas. 

Vaya que este chico no podía decepcionarme nunca. 

Subimos al McLaren de Lando y nos encaminamos al primer departamento que vería, al parecer y por lo que marcaba el GPS, sólo estaba a diez minutos de distancia, lo cual cumplía con uno de los requerimientos de Lando. 

Llegamos bonita- Dice Lando estacionando el coche. 

Bajamos del coche para encontrarnos con el vendedor en la entrada del edificio.

Tu debes ser Miranda- Dice amable el chico. 

Si, hola, mucho gusto- Le digo extendiéndole la mano. 

Y yo el novio, Lando- Dice imponiéndose para hacerse notar. 

Mucho gusto chicos, ¿subimos?- Dice para abrir la puerta principal. 

Seguimos al vendedor por el lugar, el lobby era muy lindo, el estacionamiento subterráneo, bueno, yo no tengo coche aquí pero seguro conseguiré uno. 

Subimos por el elevador, el departamento estaba en el piso seis, la verdad estaba muy lindo pero no me terminaba de encantar. 

Salimos de ahí para dirigirnos al siguiente departamento, así estuvimos todo el día con el vendedor mostrándonos diferentes departamentos, unos más lejos que otros, más viejos o más nuevos pero no lograba encontrar el que me llenara. 

Llegamos al que sería el último departamento que veríamos hoy; a tan sólo cinco minutos del departamento de Lando y por lo que se, también a unos quince minutos del departamento de Max, claro, tenía que tener a mi mejor amigo cerca. 

Como la mayoría, estacionamiento subterráneo, un lobby increíble, se notaba que estos departamentos eran nuevos, las áreas comunes muy completas, gimnasio, alberca y demás; claro, no podíamos esperar menos de Mónaco. 

Subimos por el elevador, resultaba que este departamento era el último, era el penthouse. 

Nos encontrábamos caminando por el pasillo para llegar a la puerta, departamento número 16; sabía que ese número le gustaría a Charles. 

Bien chicos, el último por hoy- Dice el vendedor para abrir la puerta y dejarme impresionada. 

El departamento era un loft, todo estaba en un mismo lugar y me encantaba ver los espacios completamente abiertos que este tenía, la cocina con una barra hermosa, el espacio perfecto para una sala acogedora y el espacio para la recámara, todo el concepto era industrial y me volvía loca, por fin había encontrado el departamento que tanto había soñado y en este gran lugar. 

Y para cerrar con broche de oro, un balcón con bastante espacio que tiene una vista maravillosa, en cuanto salí al balcón, mi cuerpo supo que este era el departamento para mi, que podría convertirlo en mi hogar, en mi refugio. 

¿Qué piensas corazón?- Dice Lando saliendo al balcón y sacándome de mis pensamientos. 

Me encanta, lo encontramos Lan, lo encontramos- Le digo con una sonrisa enorme. 

De verdad que te veo viviendo aquí, te siento feliz y no hay nada que me haga más feliz que tu paz- Dice dándome un abrazo. 

Después de unos minutos apreciando el paisaje y disfrutando del lugar, regresamos dentro a donde nos estaba esperando el vendedor. 

¿Y qué opinan de este?- Nos dice esperando una respuesta optimista después de los demás intentos fallidos. 

¿En dónde firmo?- Le digo feliz. 

Claro, ya era bastante tarde para tratar de hacer algún trámite, así que acordamos vernos mañana para hacer el pago y firmar todo lo que hubiese que firmar. 

Regresamos al departamento de Lando, el camino, corto, como el tanto quería y yo feliz. 

Entramos y no pude evitar gritar de la emoción y de un momento a otro tenía a Lando siguiendo mis pasos y sobretodo, mi actitud. 

Eso me encanta de mi hombre, siempre conmigo, siempre apoyándome. 

Me encanta verte feliz- Dice posándose frente a mi. 

A mi me encantas tu ¿te lo había dicho?- Le pregunto. 

Y en cuestión de un segundo, parecía que había despertado al gran Norris. 

Los besos no se hicieron esperar, Lando me tomó en sus brazos provocando que enrollara mis piernas en su cintura, el no perdió el tiempo y nos llevó directo a su cuarto. 

En cuanto entramos, me pegó a una de las paredes, los besos no paraban pero moría por sentirlo aún más cerca, así que como pude, me solté de su agarre y ahora yo lo tenía acorralado contra la pared, dejado besos húmedos por todo su cuello y clavícula, provocándole pequeños gemidos que me indicaban que lo que hacía le gustaba. 

Me aleje de el para dirigirme a la cama, en donde me senté en la orilla viéndolo fijamente; en ese momento llegó posándose frente a mi, se acercó a mi oído y susurró. 

Esta noche verás las estrellas y no me refiero a las del cielo- Dijo con la voz algo ronca y escucharlo así solo me prendía más y más. 

Seguido de esto, veo como quita su playera para dejarme ver su abdomen marcado y las venas de sus brazos que empezaban a hacerse notar, una escena fascinante a decir verdad. 

¿Te gusta lo que vez?- Me pregunta. 

Me fascina- Le confieso. 

Esas dos palabras, parecieran haber sido la llave del candado que intentaba abrir Lando en ese momento ya que en cuestión de segundos, estaba eliminando toda la ropa que le estorbaba hasta que simplemente quedara en mi pequeña tanga de encanje que por simple casualidad había decidido usar ese día. 

¿Te gusta lo que vez?- Ahora le pregunté yo. 

No tienes la menor idea- Me contesta. 

Lando podría parecer muy tierno, inofensivo y hasta inmaduro si ustedes quieren pero vaya que es todo un hombre, sabe como hacer feliz a una mujer y vamos, sabemos que las latinas somos exigentes y con el, no me quejo en lo absoluto. 

Después de uno de los mejores noches junto al hombre ideal, caímos rendidos y era obvio, veníamos cansados de todo el día estar en la búsqueda de mi departamento y luego esto, hacer el amor con este gran hombre, me terminó, me mató por hoy. 

PIT STOPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora