Una humana bastante agradable.

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– Uhmm... oye... ¿tú eres Miu Kirishima?

–¿Uh? Sí... lo soy. –estaba bastante confundida, nadie se acerca para hablarme a menos que sea para pedirme algo, y menos en la cafeteria. Obviamente no estaba comiendo nada.

–¿Puedo sentarme contigo? llegué hace poco a la escuela y... aún no logro hablar con nadie, y pues... vi que tú tampoco hablas mucho... –¿por qué era tan nerviosa?

–Ah, claro, sientate.

–Gracias... oye, ¿a ti también te gusta Ghoul's Demise? –dijo señalando el fondo de mi teléfono.

–Si, son geniales.

–¡Lo sé! ¿cuál es tu canción favorita?

–Uhm... creo que Black sclera, ¿y a ti?

Para mi sorpresa, aquella chica era bastante simpática. De nombre Suzume Aida, estuvimos hablando todo el descanso y después de clases, tanto incluso que sin darme cuenta ya estaba oscureciendo.

–Oh oh.

–¿Qué sucede?

–¡Ya es muy tarde, lo siento! –me paré de la banca y corrí a toda velocidad hacia mi casa, sabiendo ya que apenas llegase sería horriblemente sermoneada y castigada. A mitad de camino se puso a llover de forma bastante violenta, mientras corría por los callejones para acortar camino. 

No sé cuanto tiempo me demoré, pero cuando vi la puerta frente a mí me preparé para el sermón tanto por llegar tarde sin avisar como por estar completamente empapada. La abrí y entré en el cálido interior.

–¡Ya llegué! –mi madre, de cabello azul que cubre su ojo derecho salió de la sala de estar.

–¡Miu! ¿estás bien? ¿por qué no llegabas?

– L... lo siento mamá... me quedé hablando con una chica de la escuela y pues, se me pasó la hora –dije añadiendo una sonrisa al final. Ella seguía examinándome con la mirada, buscando si tenía alguna herida, o algo por el estilo.

–¡Pues...! ¿Uh? ¿Con una humana?

–Uhm... sí, supongo que es humana, estaba comiendo. –entendía completamente la sorpresa de mi madre. Nunca había tenido una amiga en mi vida, y menos de la escuela, así que llegar un día y decir que estuve hablando con alguien obviamente es un cambio.

–Vaya, esto es... interesante. No me malinterpretes, me alegro por ti, pero...

–Pero es inesperado que yo hable con alguien, ¿no? –sin darme cuenta lo dije en un tono algo frío –Para mi también es una sorpresa, no te preocupes –sonreí.

–Si... ¡pero eso no quita que estás castigada!

–¿Quéeee?

–¡Llegaste increíblemente tarde, y ni siquiera llamaste! ¿no sabes cómo estaba de preocupada? –estaba a punto de protestar, pero siguió hablando –¡estás castigada sin internet por una semana!

–¡Pero...!

–Nada de peros, y si vuelves a llegar tarde sin avisar te ganas otra semana. ¿Me entiendes?

–Si mamá –bajé la cabeza –voy a mi cuarto.

–Miu... –voltee a verla –me alegro de que hayas hecho una amiga, ten suerte en eso.

–Gracias –una sonrisa natural apareció en mi rostro.

Subí las escaleras, que se hacían más oscuras a medida que avanzaba, la luz en el segundo piso estaba apagada. Pasé por el pasillo sin encenderla y entré a mi habitación. Maldita sea, no tendría internet por una semana. ¿Ahora cómo se supone que iba a pasar el rato?. ¡No tenía ningún libro nuevo! Me di vueltas por el lugar una y otra y otra vez, pensando en qué hacer para quitarme el aburrimiento, pero no se me ocurría nada, así que decidí irme a dormir. Tanto pensar me terminó dando sueño.

Tiré toda la ropa de la escuela a un lado, cerca de los viejos conejos de peluche, gusto que heredé de mi madre, y me puse el pijama. Me tiré en la cama, intentando dormir, pero por alguna razón ahora no podía, así que mi mente empezó a divagar, a pensar en cosas sin sentido alguno, y luego, de alguna forma, terminé pensando en mi padre. Nunca lo conocí, pero supe bastante de él gracias a mi madre. Sé que él salvó la vida de mi madre hace diecisiete años, a pesar de que falleció debido a eso, sé que tenía el cabello blanco, y que le encantaba leer (como a mi). Pero lo que más me sorprendió, y no pude entender por completo hasta hace un tiempo, fue que mi padre no siempre fue un ghoul.

Él vivió diecinueve años de su vida como un humano común y corriente, pero un accidente que involucró a una especie de doctor lo transformó en un ghoul, y así conoció a mi madre, en un café administrado por ghouls que servia como refugio y punto de reunión del distrito veinte. Ese lugar hoy en día no es nada más que un sitio vacio con algunos restos de lo que alguna vez se llamó Anteiku. Luego de trabajar por unos meses ahí, mi padre fue secuestrado por una organización cuyo nombre no conozco, y le hicieron cosas horribles. Él se alejó del café por un tiempo, para hacerse más fuerte, pero luego volvió, y comenzó a salir con mamá, pero luego la CCG atacó el lugar, y fue donde él se sacrificó por ella. Esa es la historia que conozco.

En cuanto a mi, soy una ghoul como mis padres. Tengo dieciséis años y vivo como si fuese una humana, aunque nunca pude hacer algún amigo en la escuela, bueno, hasta hoy.

Sin darme cuenta me quedé dormida y desperté sobresaltada por culpa del despertador. Maldita sea, ¿por qué al dormir el tiempo pasa tan rápido? Me levanté aún con sueño y miré a través de la ventana las luces de la ciudad, encendiéndose una tras otra en medio de una mañana nublada. Fui al baño y me duché, quitándome lo somnolienta, y luego me vestí. Me hice mi habitual trenza floja que cae por mi lado izquierdo y me miré al espejo por última vez, para ver si mi cabello azul con algun que otro mechón de blanco (es genético, no son canas) había quedado bien, y así era, así que bajé y encontré a mi madre preparando el desayuno.

–Buenos días, ¿ya está la comida? –obviamente aquella comida no era huevos y tocino, ni panqueques ni nada, era carne humana cocinada, cosa que si podiamos comer, pero no muchos ghouls hacían, ya que no era una practica muy conocida, lo más común era simplemente comerla cruda. Ya había sido un mes desde la última comida, así que durante todo el día desayunaría, almorzaría y cenaría carne humana. Me senté a la mesa y por reflejo saqué mi celular, pero recordé que no había internet. No tenía idea de donde estaba el maldito router. 

–Aquí está tu desayuno –se acercó dejando el plato en la mesa, en el que había carne cortada en tiras como si fuese tocino y al lado del plato una taza con café. Si algo le quedaba excesivamente delicioso a mi madre, era el café.

–Gracias por la comida –junté mis manos y pronuncié las palabras típicas antes de comer. 

–¿Hoy verás a la chica humana de nuevo?

–Supongo... ¿te molesta?

–No, no, claro que no, tan solo te pregunto. Me alegro mucho por ti.

Terminé de comer y me despedí de mi madre. Caminar durante las mañanas no era tan relajante como en la noche, pero aún así el ver cómo los rayos de luz comienzan a iluminar la calle atravesando los árboles, es bastante hermoso. Ya no voy en bus ni en metro a la escuela, en primer lugar porque descubrí que es más rápido caminar, y segundo porque desde hace dos años todos los vehículos de transporte público cuentan con un detector de RC en su entrada, debido al creciente número de ghouls violentos. Muchos humanos viven con miedo.

Llegué a la escuela veinte minutos después, y me encontré con Suzume a la entrada. Apenas me vió me saludó y yo le devolví el saludo.

Tal vez este semestre sea mejor estando acompañada.

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Que tal chicos/as, lo siento si lo subí tarde, tuve bastantes problemas, pero aún es 1 de mayo xD

Espero les haya gustado este primer capítulo, y esperen el siguiente para el próximo viernes. Todos serán publicados el mismo día de la semana :3

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¡Gracias por leer!

Deseo de venganza (Tokyo Ghoul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora