El perfume de las mariposas

Lo que los tontos dicen (pt2)

Lobo, lobo, ¿estás ahí?

Capitulo 6 parte 2 

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Cualquier otro hubiera ido directamente a su mesa, para ahuyentar al extraño, pero Levi regresó a su lugar junto a Erwin.

¿Por qué?

Porque tendría que ser un imbécil para no notar que todo eso no era más que una sucia jugada por parte de Eren.

Eren Jeager no era una blanca palomita que necesitaba su ayuda, él fácilmente podría haber ahuyentado al alfa de haber querido. Pero obviamente no quiso hacerlo.

Porque sus intenciones eran bastante claras:

Eren estaba intentando joderlo. Activamente.

Sin más. Sin molestarse en disimular o fingir inocencia —no es que Levi fuera a caer en eso de todas maneras, porque podía ver la verdad detrás de sus actos—. Pero su descaro era de un nivel que nunca antes había visto.

No dejaba espacio para las dudas.

Era como si le hubiera apuñalado.

Y él fue su imbécil. Yendo directamente hacia su trampa, siendo lo suficientemente ingenuo para sentirse aliviado de que Eren fingiera que aquella noche de su apellido nunca había sucedido entre los dos.

Estúpidamente aliviado de que no se lo pusiera difícil con el tema de la recepción, siendo que probablemente ese había sido su plan desde el inicio:

No hacerle difícil el ir con él a la recepción, sino la recepción en sí.

¿Qué tan demente tenía que estar Eren para hacer eso?

Para sentarse toda la semana, cada tarde, frente a él, y comer, fingiendo una buena actitud, simulando que nada malo había sucedido entre ellos. Solo para humillarle de regreso en la primera oportunidad.

Y Levi se dejó engañar.

Él. Un Ackerman.

Dejó que Eren se acercara lo suficiente para que le pusiera esa estúpida corbata alrededor del cuello, feliz como un perro con correa nueva, como si fuera su puto noviecito. Gracias a esa estupidez en esos momentos ni siquiera podía fingir que no era su esposo, porque estaban jodidamente combinados, como dos putos payasos ridículos. Porque entraron juntos, porque muchas de esas personas asistieron a su boda.

Porque todos ahí le conocen.

Y él lo sabía bien.

Así que sí. Eren hizo bien su tarea. Podía darle ese mérito.

Le jodió.

Dejando que personas como el imbécil de Fritz se creyeran con el derecho de darle un sermón. Dejándoles ver lo poco que le importaba Levi en realidad. Coqueteando con un imbécil en su propia mesa, para que todos lo vieran como el jodido foco de atención rojo que era.

Le jodió de verdad.

A cambio, Levi va destruirlo.

—Oye, ¿estás bien? —Erwin se acercó a preguntar, en un susurro íntimo.

Erwin se consideraba el mejor amigo del lobo, o al menos alguien que le conocía lo suficientemente bien para saber que lo que a simple vista parecía ser un Levi tranquilo y normal, era en realidad un Levi furioso. Lo notó en su quijada firmemente apretada, en la tensión de sus delgadas cejas, y en la molestia contenida en sus tormentosos ojos grises.