Con aburrimiento miraba como las hojas secas caían de los árboles, eso era lo más entretenido que podía hacer mientras estaba encerrada en esas cuatro paredes. Aunque podía salir y explorar el palacio, sin embargo, ya lo conocía como la palma de su mano, además odiaba salir con el velo que tapaba casi todo su rostro.
-su alteza, aquí les traigo los dulces que pidió - dijo su guardia personal.
-puedes pasar - respondió.
Al ver cómo ella traía una charola llena de pasteles de arroz, sus favoritos.
-sango te dije que ya no me llamaras su majestad - regaño, mientras agarraba un pastel - y por favor come conmigo. -pidió.
-no puedo evitarlo su al...digo kagome- respondió sentándose.
-hemos crecido juntas y también shippo, así que deja de ser tan formal conmigo-
Sango solo suspiro cansada, tanto ella como su hermano shippo habían crecido con kagome y jugado juntos, pero con el pasar de los años ella debía guardar siempre cierto formalismo con kagome, por lo que ella entrenó desde pequeña para volverse el guardia personal y no dejarla sola, más aún al saber que la princesa jamás saldría del palacio ya que lo tenía prohibido.
-trataré - respondió.
- me enteré que habrá un festival o bueno eso fue lo que escuché - dijo de repente.
-te refieres al festival de la liebre - recordó. - será dentro de dos días, habrá un concurso de caza y varios puestos de juegos, comida y entre mas. Y no sólo eso al finalizar el día habrá un espectáculo de luces.
Kagome al escuchar todo, se imagino como debía ser todo.
-debe ser divertido - espetó.
-lo es - afirmó, pero al ver la cara de kagome sabía que había hecho mal en contarle.
-sango, quiero que me ayudes en algo -
Las alarmas en la cabeza de ella se encendieron, sabía que no era algo bueno.
-quiero ir al festival o bueno al menos salir y explorar el reino- soltó al fin.
Con su cara llena de sorpresa se sobresalto de su asiento y negó con la cabeza. Eso era más que imposible, además si alguien se enteraba que la princesa se escapó ella no sólo moriría sino estaría condenando a su familia.
-lo siento, pero me es imposible cumplir ese deseo - respondió con seriedad.
Kagome al escuchar la respuesta, frunció el ceño y se tiro en su cama agarrando al mismo tiempo una almohada soltando un grito. Ya más calmada se sentó y se acomodo, pero está vez miraba a su amiga con mirada triste.
-sango tu más que nadie sabe cuánto anhelo salir de este palacio, llevo 15 años encerrada, no se porque mis padres decidieron que fuera así, siempre fui buena hija, se etiqueta, se dibujar, se leer, escribir, tejer, se política e incluso se defenderme...claro gracias a ti que me enseñaste a blandir una espada, pero aun así no me dejan salir, y no entiendo el porque...todo esto me tiene agobiada, solo te pido una tarde, por favor ayúdame- pidió triste
Sango se mordió el labio inferior, odiaba ver a su amiga triste, pero todo lo que decía era cierto, kagome siempre se esforzaba en todo, pero eso no era suficiente, ella tampoco comprendía porque los reyes eran así con su hija. Su padre que es la mano derecha del rey nunca le dijo nada al respecto cuando ella insistía.
Sabia que se arrepentiría de esta decisión.
-te ayudare- respondió.
- ¡¿es enserio?!- grito emocionada
No podía caber de su asombro, con rapidez la abrazo y sollozo un poco, pues su sueño al fin seria cumplido.
-si, pero ¿cual es tu plan?- preguntó.
- en mi habitación los únicos que pueden ingresar aparte de mis padres son shippo y tu, por eso planeo que cambiemos de lugares, conozco el palacio y sus extraños misterios como sus escondites secretos...
-espera- interrumpió- ¿hay escondites secretos? -pregunto- ahora que recuerdo, tu siempre nos ganabas en las escondidas, te escondías en esos lugares- afirmo y la miro con reproche.
-tenia que hacer algo con mi tiempo libre y no me interrumpas. bien como te decía, mientras yo me escabullo, tu tomaras mis clases el día de mañana, además no me toca desayunar ni cenar con mis padres por lo que solo te pones el velo que cubre el rostro y ya esta.
- suena bien, pero te olvidas de tres pequeños detalles, mi cabello es castaño y el tuyo es azabache y ni hablemos de los ojos, además tu no puedes ir sola te perderías.- dijo seriamente.
- conozco el mapa del pueblo y te aseguro que no me perderé- respondió decidida
Pero en ese momento la puerta se escucho unos pequeños golpes llevándose la atención de ambas.
Mientras kagome se ponía el velo en la cara, sango iba a ver de quien se trataba.
-ah eres tu, pasa-
-veo que mi visita no es grata- sonrió shippo.
- creo que lo es- el solo la miro confundido- te explicaremos algo, pero debes jurar no decir nada y no regañarnos.
-bien- soltó, sentándose en una de las sillas- que travesura te pidió la princesa kagome. - fue directo al grano.
- ¿Cómo piensas que yo haría tal cosa?, me ofendes- espeto con falso dramatismo.
-como si no las conociera, en primer lugar tu princesa estas demasiado pensativa y a la defensiva, además cada vez que mueves tus manos de un lado a otros es porque algo estas tramando y segundo sango esta mas seria de lo normal y puedo notar mucha duda en su mirada.- soltó y entrelazo sus manos y vio la cara de ambas que estaban llenas de sorpresa- no entiendo ni porque se sorprenden, por algo soy el segundo mejor oficial, claro después de mi padre y si eso no es todo, las conozco desde que son bebes....así que díganme que están tramando.
-quiero salir del palacio- respondió decidida.
Pudo ver la seriedad en sus ojos y sabia que esto seria largo.
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Reino Shikon
AdventureComo primera heredera kagome, se dio cuenta con el pasar de los años que algo no andaba muy bien en su vida, sus padres la amaban, sin embargo cada vez que pedía salir, siempre se lo negaban. Por lo que se hizo preguntarse ¿por que no la dejaban sal...