Capitulo 4

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Shippo había llevado a kagome a uno de los pueblos más alejados del reino, por una mayor seguridad.

-ya sabes kagome, no hagas nada imprudente- advirtió.

-esta bien-respondió.

Ambos caminaban dentro del pueblo y ella mas que el estaba más que feliz conocer los puestos de juegos y comida. Todo era nuevo para ella y aprovecharía cada segundo por aquella oportunidad.

Se apuntó en varios juegos, en algunos perdía, pero aún así era feliz, comió varios dulces como cosas saladas.

-realmente pareces una niña pequeña corriendo de un lado para otro – dijo con burla.

Ella solo alzó sus hombros mostrando indiferencia, porque era cierto.

-VENGAN Y PRUEBEN SU DESTREZA USANDO SU ESPADA, EL GANADOR SE LLEVARÁ 10 MONEDAS DE ORO – anunció un ambulante.

Pero grande fue su curiosidad de kagome, que sólo avanzo y se puso entre todo el público a ver ese concurso.

Los cuchicheos  sobre el concurso no se esperaron.

Dentro del público un niño levantó su mano llamando la atención de muchos, los cuales no pudieron evitar reírse.

-mi hermano participará-

-que crees que estas haciendo – murmuró seriamente el mayor.

-necesitamos el dinero para las medicinas de mamá, se que puedes hacerlo hermano – respondió el menor.

Sesshomaru lo pensó, él sólo sabía muy poco sobre cómo usar una espada, no quería hacer el ridículo y perder, pero en algo tenía razón Inuyasha es que necesitaban el dinero. Debía arriesgarse.

-no tengo todo el tiempo, ¿vas a participar Si o no? -

El asintió debía al menos intentarlo, tuvo que pagar una moneda de plata por solo entrar. El anfitrión al ver que el no poseía espada le dio una y sonrió, nadie podría ganarle a su amigo el era uno de los mejores soldados.

Y como era de esperarse solo un golpe bastó para que sesshomaru perdiera la espada.

Derrotado y avergonzado decidió retirarse con Inuyasha.

-a veces estos concursos son una farsa-espetó shippo.

Kagome pudo escuchar claramente cuando aquel niño dijo para que necesitaban ese dinero y le dolió ver que había gastado para la entrada, sabía que debía hacer algo. No podía quedarse sin hacer nada.

Por lo que sin pensarlo dos veces levantó su mano, llevándose varios jadeos de sorpresa y también burla.

- ¿qué crees que estás haciendo? - dijo seriamente shippo.
Pero fue ignorado por kagome la cual avanzo hacia aquellas personas.

-jajaja una mujer, por favor no seas ridícula. -se burló el anfitrión – por favor retírate, solo estorbas.

Estaba arta de aquella actitud, pero no quería pelear ya que fomentaría un escándalo más del que ya estaba causando. Del bolsillo de su falda sacó una pequeña bolsa llena de monedas. La cual lanzó a aquel señor.

-pague por mi entrada, ahora deme la espada – dijo mirándolo seriamente.

El mercader sonrió con burla, aquella jovencita era una estúpida por apostar, se notaba claramente que era débil. Y sólo una simple campesina.

-bien- le entregó la espada.

-enserio crees que una chiquilla como tu me vencerás – dijo con burla su contrincante.

Decidido atacó directamente, pero no supo en qué momento ella se había movido y le había roto la espada.

Todo el público jadeo de sorpresa.

-no….no puede ser – espetó el anfitrión conmocionado por lo que acababa de suceder.

-no debes subestimar nunca a una mujer – soltó – además tu – habló a su contrincante – debes mejorar en tus habilidades, solo me hiciste perder mi tiempo – dijo finalmente y avanzo hacia el anfitrión pidiendo su premio.

Con la cabeza en alto se fue y vio como shippo la miraba seriamente.

-se que fui imprudente, pero debía ganarles- explico.-¿sabes donde se fue el niño de antes?.- preguntó.

Pero no fue necesario escuchar la respuesta ya que pudo ver claramente la cabellera platinada del pequeño, y corrió para alcanzarlo.

Shippo no pudo evitar sentir un poco de dolor de cabeza.

Mientras tanto Inuyasha corría para alcanzar a su hermano mayor

-hermano, una señorita ganó en el concurso fue asombroso – dijo emocionado.

-hmp-respondió sin interés.

Mientras pensaba que debía hacer para tener más ganancias, como su padre no estaba, ya que el siempre viajaba, el debía hacerse cargo de la familia. Pero era difícil conseguir un empleo y más por tener rasgos diferentes que la gente normal.

-¡oye niño, el de cabello plateado! – se escuchó un grito.

Ambos hermanos giraron y pudieron ver a una mujer que venía corriendo hacia ellos, el menor la reconoció ya que vio como ganó aquel enfrentamiento.

Reino Shikon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora