número cinc

62 4 0
                                    

En realidad ninguno de los dos querían aceptar, nunca creyeron algo así, a Serj le parecía demasiado adorable Daron, eso fué lo que lo hizo enamorarse de el jóven de ojos grandes. A Daron le parecía perfecto Serj, sus rasgos faciales, su nariz recta, su altura, su cabello rizado, etc.

Al parecer, si era mutuo, pero ninguno lo quiso demostrar, era un secreto que solo se lo guardaban para ellos mismos.

Serj, solo reflexionaba si de verdad le gustaba Daron, sentía bastante cariño y desde hace mucho se emocionaba cuando veía a Daron, él lo ignoraba, creyendo que era solamente porque eran demasiado cercanos. Daron hacía lo mismo, y las mismas preguntas y justificaciones por las que no lo notó antes. Los dos se enamoraron en aquél reto que propuso Shavarsh.

Cuando se juntaron al estudio para practicar, Daron sintió que la voz de Serj había cambiado, realmente no lo hizo, pero Daron creyó que le gustaba más, Serj, notó un gran cambio en las notas de Daron, aunque no habían cambiado mucho, solo más rapidez y fluidez. Los dos empezaban a sentirse cada vez más atraídos, sin decir nada sobre éso, vivían como siempre.

Daron intentó dar señales, demasiado discretas, pero porque no podía estar demasiado tiempo ocultandole algo a Serj.
Serj, no las entendió, pero también quiso dar señales, también, Daron no las entendía, ni pensaba que eran indirectas.
Al fin y al cabo, los dos trataban de ser discretos por sus sentimientos, sin que ninguno se arriesgase no se iba a llegar a nada. El narigón tomó fuerzas para poder citar al encantador chico cual se mostraba tímido estos últimos días, para él se le resultaría dificil poder organizar algo por aquellas conductas del mismo.

-Oye Daron, tenemos que hablar, tengo un inquietud muy grande y solo quiero liberarme... ¿Podemos juntarnos a conversar sobre esto mañana...? - Propuso Tankian, quien se notaba algo intimidado por la situación, su mirada era más suave y la pálida piel de su cara estaba más ruborizada que lo usual.

todavía no séDonde viven las historias. Descúbrelo ahora