𝗕𝗲𝗯𝗲́ ミ 𝗝𝗶𝗺𝗦𝘂

𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜

No es como que se quisiera ir, pero tenía que hacerlo. Por más que intentara no darle importancia, en realidad el asunto era algo que debiera ser atendido urgente.

YoonGi y la cachorra dormían, él se despertó antes. Le gustaba mirarlos descansar, le transmitían tanta paz a su corazon.

Sin hacer demasiado escándalo se puso de pie; YoonGi no había entendido la noche anterior por qué no usó el pijama para dormir como siempre, y la respuesta estaba más que clara si es que hubiera prestado atención. Caminó en puntas de pie hasta la puerta, y cuando tomó el pomo de ésta, cerró los ojos.

Pasó por alto el detalle de que la bendita puerta hacía un escándalo importante, y a las seis de la mañana cuando todo está en silencio... el sonido se multiplicaba.

—Alfa—su voz adormilada era suave, tan suave que la sentías como una caricia a tus oídos—, Jiminie, ¿que pasó?

—Tengo q-que ir a casa. Yo solo vine a ayudarte esa noche ¿lo recuerdas? Yo-...

No, esas no eran exactamente las palabras que él quería decir. Pero no pudo corregirse.

El corazón de un omega que se despertó gracias al ruido, escuchó como éste se rompía. Pero, ¿por qué le dolía tanto, si solo era su vecino?

—Está bien, no te preocupes—le sonrió, suspirando—. Cierra bien la puerta del frente cuando salgas, por favor.

Jimin asintió, obediente, y salió cerrando la puerta de la habitación primero y sin voltear salió por la principal. El aire frío de la mañana golpeó su rostro hasta caminar unos cuantos metros. Su casa le esperaba sin servicios, con varias boletas a su nombre diciendo, en otras palabras, que si no pagaba pronto el alquiler quedaría en la calle.

Necesitaba conseguir un trabajo lo más rápido posible, por lo que sin dar demasiadas vueltas salió de la casa para comenzar a recorrer negocio por negocio.

Pero de que encontraba trabajo, lo hacía.