Más allá de la niebla

Un problema más

Me sorprendió mucho encontrar a mi padre en mi casa. Él se fue cuando yo tenia apenas diez años. Quiso recuperarme al cabo de un par de meses pero mi madre ya tenia mi custodia completa. Ahora me visita alguna vez, y siempre suele necesitar algo. 

Al ver la escena, mis amigas decidieron irse a sus respectivas casas. Me alegré de ello. No me gustaba la idea de que estuvieran en la misma habitación que mi padre.

- Caroline hija - dijo calmando su tono de voz - ven, dame un abrazo. 

Me acerqué un tanto confundida y me rodeó torpemente con su brazo. Apestaba a alcohol. 

Miré a mi madre. En sus ojos pude ver la preocupación y la rabia. 

- Papá, ¿que haces aquí? Y por qué estáis discutiendo? 

- Pasaba por el barrio y me he dicho "George, hace días que no ves a la preciosidad de tu hija, ¿por que no pasas a verla?" Y eso he hecho. 

- Si George, cuéntale el otro motivo por el que has venido - soltó mi madre antes de que me diera tiempo a decir nada.

Mi padre la miró con odio y luego me miró a mi.

- Bueno, la verdad es que me preguntaba si me podrías prestar algo de dinero que te dejó tu abuela. Te juro que te lo devolveré. 

Lo sabía. Las pocas veces que aparece en mi vida es por que necesita dinero o algún tipo de ayuda. 

- Y ahora tu madre va y me dice que se te va a llevar lejos. No puede separarme de ti, soy tu padre - farfulló como un crió. 

- No te voy a dejar mas dinero papá. Ese dinero me lo dejó la abuela al morir para que pudiera ir a la universidad, tener una casa y hacer algún viaje, como ella y yo siempre hablábamos. Te he dejado más de 1500 dolares y todavía no me has devuelto nada. Dijiste que necesitabas dinero para hacer inversiones, tener una casa y bla bla bla.... Pero yo no veo nada de eso.

Me dolió decirle aquello. Por muy verdad que fuese, al fin y al cabo, era mi padre. 

La cara de mi padre se tornó roja de rabia y me cogió del brazo. 

- Escúchame niña, yo soy tu padre, no te tengo que pedir nada. Si te digo que me des algo me lo das y ya. Ese dinero es de mi madre .¡¿ Que cojones voy a tener que pedirte a ti?!

No me esperaba aquella agresividad. Lo aparté de un empujón y  mi madre se interpuso.

- Como vuelvas a tocar a mi hija te mato. Largo de mi casa o llamo a la policía. 

Nos miró a ambas con cara de desprecio.

- Me voy, pero ese dinero es mio. No pienso dejar que te la lleves lejos y la alejes de mi. 

Abrió la puerta y la cerró de un portazo. 

Estaba paralizada. Sentí que las lágrimas se me escapaban de los ojos. 

Noté la mano de mi madre en el hombro. Me volteé y me abrazó muy fuerte. Pude escuchar los sorbidos de su nariz. También estaba llorando.

- Escucha hija, te prometo que nunca te hará daño. Tampoco tocará tu dinero. La abuela no lo hubiera querido así. 

Jamás me hubiera imaginado a mi padre así. 

De repente, unos recuerdos pasaron por mi mente veloces como rayos. Yo de pequeña, escondida en mi antigua habitación, refugiándome de los gritos de mis padres discutiendo.

Mi madre siempre llevaba algún moratón en los brazos. Cuando le preguntaba al respecto me decía que se había golpeado con la pared y cosas así. Nunca lo había pensado ni le había dado importancia. Lloré más fuerte al imaginarme todo lo que había tenido que sufrir mi madre.

- Que sepas que si dejaba que lo vieras era por ti. No quería quitártelo así. Perdóname, no lo creía capaz de hacer algo así. No a ti. 

Mi madre se lo contó todo a Nick, quien explotó de rabia al saberlo. Se enfadó un poco con ella por haberle dejado entrar en casa, pero se le pasó rápido por que entendió sus motivos. La consoló diciendo que pronto estaríamos lejos de él. Por primera vez, escuchar hablar de la mudanza me causó alivio. 

Cenamos en silencio aquella noche. Sentía que todas las miradas se centraban en mi. Nick hizo el intento de mantener una conversación varias veces, pero al final se dio por vencido al ver que no iba a obtener mas respuesta que un "si" o un "ajá". 

Me levanté de la mesa muy rápido y me encerré en mi habitación. No pude evitar volver a llorar. Pasaron las horas y al final caí en un sueño profundo.