Había comenzado a acostumbrarme a mi nueva escuela y ya tenía más confianza con mi nueva amiga Helen, yo no era nada social así que por mi parte me hubiera llevado más tiempo conseguir amigos pero ella fue quien inició nuestra primer conversación y desde ahí fuimos avanzando, no era mi mejor amiga pero se estaba ganando mi confianza.
En mi nueva escuela tenían un programa sobre un grupo de materias a las que llamaban "talleres", consistía en un grupo de actividades sobre un tema específico que podías elegir, en mi caso mi elección fue dibujo técnico; y es que yo tenía ese sueño de algún día ser una exitosa arquitecta, entonces pensé que era gran idea elegir dibujo técnico como taller para poder familiarizarme con el tema.
Mi primer clase de taller era ese día y la esperaba con muchas ansias, y era la única materia que yo deseaba tanto tomar. Para mi mala suerte el maestro no llegó a la clase y fui a sentarme en una jardinera a pasar el rato que tenía libre con Helen y unos minutos después Mario, mi vecino, se unió a nuestro aburrimiento. Mario también estudiaba ahí, él era de segundo año y ya era muy conocido en la escuela, había pasado a saludar cuando me vió sentada en esa jardinera y se quedó ahí orientándonos sobre los maestros, el parecía un experto en la escuela siempre andaba causando problemas y yo, yo sólo quería pasar desapercibida.
Después de una breve charla sobre maestros y cosas aburridas con Mario ah, y no olvidemos a Helen que también escuchaba atenta todo lo que tenía por decir Mario; por el pasillo se acercaban dos muchachos y yo estaba atenta en ellos porque cualquier cosa me parecía mejor que escuchar aquello, cuando se fueron distinguiendo los rostros de los muchachos me di cuenta que la vista era un tanto agradable, pues uno de ellos era el gemelo de Frediric, era gracioso llamarlo así pero no sabía su nombre, caminaba con quien quiera que sea no me interesaba saber hasta que pasaron la fuente y ya no logré seguirles la pista. Me dispuse prestarle de nuevo mi atención a los relatos de Mario cuando un muchacho alto de cabello claro y algo fornido, se acercó nervioso y me miró entonces dirigiéndose a mi dijo -Oye mi amigo quiere saber tu nombre y me mandó a que te lo preguntara.
Antes de que yo tuviera la oportunidad de decir una sola palabra Mario intervino.
-¿Acaso bromeas Santi? ¿Quién es ese amigo eh?
Santi apuntaba a la fuente - Es Alfred sólo que se está escondiendo, le da vergüenza venir y por eso me mandó.
-Menudo cabrón, ¿Y así espera conseguir a mi amiga?
-Mira yo sólo estoy cumpliendo con venir a preguntar, ya sabes. Pero bueno, ¿Me dirás el nombre de tu amiga ó no?
-Se llama Laura y ya desaparece.
Yo estaba tratando de asimilarlo, ¿ Que había pasado qué?
Había dos cosas: uno, yo no me llamaba Laura y el chico más guapo de toda la escuela pensaba que sí; y dos, yo sí sabía su nombre correcto y por fin ya no me referiría a él como el gemelo de Frederic y era algo bueno porque Frederic ya estaba pasando a la historia.