Había sido un buen día en la escuela pero eso no quería decir que no terminara agotada, ya deseaba desesperadamente estar en mi casa descansando y faltaba poco para poder salir pero esos escasos minutos comenzaban a sentirse agónicos, para remediarlo me puse a pensar en aquél chico, Alfred ¿Cómo puede ser alguien atrevido y a la vez cobarde? Porque a mí me había parecido las dos cosas aquél acto que llevó a cabo y que hacía salir una sonrisa sin darme cuenta.
Yo vivía cerca de la escuela así que caminaba unas cuantas calles para poder llegar, me iba con Piper, mi hermana, y su amigo Carlos; era muy alto, delgado, su cabello era muy negro y lacio, tenía unas cejas pobladas y en su cara podía notarse la pubertad, estaba llena de granos y uno que otro vello queriendo formar un bigote, pero solo se quedaba en el propósito; para colmo yo le gustaba y se la pasaba encima de mí cada que tenía la oportunidad, mi hermana estaba enterada de eso y le seguía el juego sólo por ser su amigo, él no me caía mal pero no me gustaba. Incluso traté de ser amable y darme la oportunidad de conocerlo pero, jamás pasaría que me gustara y de eso estaba muy segura.
Éste era uno de esos días en los que andábamos los tres juntos a casa, Carlos sólo lo hacía para acompañarnos porque su casa estaba más lejos. Yo iba aún sonriendo "sin motivo aparente" pero es algo que sólo yo sabía y que estaba decidida a no compartir con Piper, apostaría que eso la haría enfadar mucho.
Cuando llegué mi casa me dispuse a hacer mis tareas y a pensar en Alfred, me provocaba tanta curiosidad que todo ese día ocupó mis pensamientos por primera vez.
El fin de semana pasó volando y de pronto ya era lunes de nuevo y cumpleaños de Piper. Faltaba poco para la clase de geografía, Helen y yo caminábamos por el pasillo platicando, una muchacha que jamás había visto morena, alta y delgada, llevaba el cabello recogido y bien peinado, me gritaba sin ninguna respuesta de mi parte.
- Oye Laura ¡Laura!
Hasta que me di cuenta que era a mi a quien llamaban, volteé y la miré queriendo reírme en su cara.
- Hola, ¿ Qué?
- ¡Hey! ¿Tú eres Laura? Bueno mi amigo Al está buscándote.
- No se quién es tu amigo Al, pero creo que tu eres la única que ha estado buscándome. Y bueno si esta tan apurado dile que sabes donde encontrarme. Sonreí.
- Pues no se si lo conozcas, pero esta por la pista y me dijo que si te encontraba te dijera que fueras ahí.
Se fue sin que yo pudiera al menos responder.
¿ Qué clase de orden era esa? Su tal amigo Al, que por cierto yo sí imaginaba de quién se trataba, no había tenido el valor de buscarme por su cuenta y decir "hola ¿ Qué tal te va?" el actuar de manera confusa se le daba muy bien, el problema aquí es que a mi me interesaba y fui.
La escuela tenía una cancha de fútbol, estaba rodeada por una pista de atletismo y la usábamos en clase de deportes haciendo pruebas de resistencia. Esa pista estaba a unos escasos metros del salón de geografía y unida al auditorio de deportes, una de las porterías estaba del lado de la puerta lateral del auditorio, y justo de ese lado se encontraba Alfred, de lejos podía imaginarme que estaban contando un chiste porque reían frenéticamente que sólo eso podría explicarlo; me acerqué con nerviosismo, pero conmigo iba Helen y me generaba algo de seguridad tenerla cerca, no sé por qué pero siempre ocurre que el valor surge más fácil cuando estas en compañía. Casi llegaba cuando Alfred se dio cuenta de que me acercaba dirigiéndome a él, llegué por fin y entonces el me miró fijamente, me veo obligada a mencionar que era la mirada más inquietante que jamás había visto, era tierna y a la vez proyectaba una gran seguridad que te hacía dudar de ti en el mismo instante, sus ojos eran color café obscuro, las pestañas eran largas, más largas de lo que yo las podía tener; y su cejas perfectamente formadas y pobladas; y el brillo, el brillo que tenían esos grandes ojos creaban la mirada que nunca me daría una sola posibilidad de olvidarla. Sus amigos se callaron y también me miraron, yo quería correr en ese momento pero creo que la idea empeoraría mi situación. Me decidí.
- ¿Tu eres Al?
- Ah, sí. Ven.
Me tomó del brazo y me llevó como a seis metros de distancia de donde estábamos.
Helen dijo que tenía que irse y desapareció.
- Oye, mira disculpa pero no quería que estuvieran mis amigos en ésta conversación, ya sabes luego como se comportan tus amigos queriendo joderte.
- Tienes vergüenza que escuchen tus amigos lo que tienes que decirme. Me reí y desvíe la mirada, aquello me parecía tan tonto que me daban ganas de irme en ese instante.
- ¡No! No es eso.
Se apresuró decir, yo me quedé callada.
- Bueno, quería decirte que fui yo quien mandó a mi amigo a preguntar tu nombre Laura.
Yo tenía una sonrisa pintada y quise que no se diera cuenta así que fingí no estar tan interesada en él, volteé a otro lado y para mi sorpresa Carlos estaba viéndonos a lo lejos, estaba con sus amigos pero su atención la teníamos nosotros.
Al me preguntó que por donde vivía, me pareció extraño pero respondí.
- Cerca de aquí, pasas el semáforo y te sigues una cuadra derecho y otra a la derecha hasta el final de la cuadra, en la esquina; es muy fácil.
- Bueno, creo que si entendí.
La hora de la clase era justo en ese momento y me despedí.
- Ah, y una cosa, no me llamo Laura, soy Marianela puedes llamarme Mar. Después de eso me fui a clase.
Ya en mi casa teníamos una fiesta por el cumpleaños de Piper, ahí estaba Carlos y porsupuesto que ya le había contado a mi hermana lo que vió en la escuela. Por un momento me quedé sola comiendo pastel mientras todos platicaban en grupos, yo sentada en un sillón; Piper se acercó a mi y así sin rodeos me lo dijo.
- Ya se con quién haz hecho amistad, y antes que nada te quiero decir...
La interrumpí. - Suponía que pronto lo sabrías, mira Carlos es simpático pero no estoy interesada en él, dile que se guarde sus chismes para otra ocasión.
- No te voy a obligar que andes con él, pero sólo voy a advertirte que ese tipo tiene mala fama, sólo no quiero que te metas en problemas por su culpa.
- Pues gracias, pero las decisiones las tomo yo.
Se fue, sabía que todo eso le había molestado pero no estaba preocupada por eso. Salí al balcón y me puse a pensar en Al, era de segundo año ¿ Cómo alguien puede crear una mala reputación en sólo un año? No le conocía bien sólo habíamos intercambiado pocas palabras lo único que sabía era que muchas personas lo conocían, era sociable y también sabía su nombre.
Respire hondo y comencé a disfrutar la vista cuando lo vi, sí ¡era él! afuera de mi casa y un amigo acompañandolo. Salí a saludarlo y estaba entusiasmada de verlo.
- Hola Mar, creo que no es tan difícil encontrar tu casa.
Sonreí. - Hola Al, creo que la encontraste.
- Bien, yo soy Rodolfo. Oye Al en realidad si es bonita como dijiste.
No se quien de los dos se sonrojo más, si Al o yo.
Carlos apareció en ese momento y vaya que se llevó una sorpresa al vernos.
- Mar, tu mamá esta buscándote y me mandó a por ti.
- Pues dile que estoy bien sólo estoy con unos amigos.
- Es que van a tomar la fotografía del recuerdo.
- Bueno nosotros ya nos íbamos Mar. Dijo Al.
- Carlos en un momento voy.
- Sólo había pasado a saludar y no quiero interrumpir tus ocupaciones Mar, bien supongo que te veo en la escuela.
- Al es que es el cumpleaños de mi hermana y ahí adentro hay una fiesta pero nunca estoy ocupada. Pero bueno te veo en la escuela y gusto en conocerte Rodolfo.
Subí a la fiesta y ellos se fueron.