#03- Dulce como miel

268 13 1
                                    

-Walter Zamora-

Se escuchaba a lo lejos una voz bastante difusa, casi casi como si se encontraran en una cueva. Aún así nadie respondía

-¡Walter Ian Zamora!-

La voz subió un poco más de volumen pero seguía sin entenderse con claridad

-¡Walter Ian Zamora Saavedra*, último llamado antes de que llamemos a tu papá!-

Esa última parte era demasiado clara aún para su difusa mente adormilada, tan clara que de forma casi cómica el rubio se puso de pie de golpe, un poco de saliva seca en su boca y los lentes totalmente desajustados por la clara buena siesta que estaba tomando durante la clase

-¿Que onda? ¿Que pasa?- respondió desesperado mientras miraba a su alrededor, encontrándose finalmente con el profesor frente a su puesto. Ya no solo había terminado la clase sino toda la jornada escolar y eran los únicos dos dentro del salón de clases. No sentía exactamente vergüenza, claramente no era la primera (ni la última) vez en que se quedaría dormido en medio de clase y mucho menos cuando se trataba de una clase tan aburrida como historia, pero siempre había un poco de ansiedad cuando los profesores amenazaban con llamar a su padre, desconociendo por completo la relación tan agridulce de su hogar

-Ya terminó la clase, y si vuelvo a verlo usando mi clase como hora de siesta vamos a tener un problema- aclaró una vez el maestro mientras salía del salón, dejando solo al chico quien aún no terminaba de procesar todo

'pucha, ya la ando viendo mal otra vez, que hasta me parezco al Ramón con esto de quedarme dormido en todo lado' pensaba mientras terminaba de poner sus cuadernos dentro de su bastante desgastado maletín que a poca suerte aún sostenía la cantidad de libros que debería llevar. Ya con todo en su lugar, procedió a sobar sus ojos para intentar verse un poco despierto en el camino a su casa y no tener que ganarse otro sermón y se puso finalmente de pie para salir de este aburrido lugar

Fue al salir de ahí que encontró al profesor de antes con, muy coincidencialmente, la chica con quién ya se había topado en dos ocasiones anteriores durante el mismo día. No era que quisiera andar de supersticioso como cierto amigo cercano pero ya resultada curioso (y un poco aterrador) como las cosas se organizaban para volver a encontrarse con la chica

-Y entonces uhm...mi idea sería que organizaramos un tipo de concurso o festival, no sé si se podría hablar para poner mi idea en marcha- hablaba emocionada la muchacha mientras movía de forma casi errática las manos y reflejaba una gran sonrisa en su rostro, siendo respondida por un docente el cual no parecía demasiado animado por tener que escuchar a una estudiante hablar de cosas seguramente irrelevantes más allá de sus horas laborales

-Si chica eh...recuérdame tu nombre por favor- expresó desanimado el maestro mientras llevaba una mano a su sien

-¡(t/n)!-

-Eso mismo...está muy bonita tu idea, ya mañana traela mejor escrita y vemos si te la aprueban-

La muchacha, quien ahora su nombre no era un misterio para el rubio, solo asintió  extremadamente emocionada y aunque el chico quien claramente sin permiso se encontraba escuchando la conversación no terminaba de entender a que iba todo de lo que hablaba, se sentía intrigado por ver a alguien tan activo a la hora de hablar con los profesores. Esa mirada de intriga parecía atravesar la consiencia de la joven, pues dirigió la mirada como si supiera exactamente qué alguien la miraba

-¡Tu otra vez! Ya me está asustando que nos encontremos tanto eh- exclamó a tono de burla, resultando en que el rubio se sintiera mínimamente avergonzado y lo reflejara abriendo sus ojos y con un mínimo tinte rosa manchando sus mejillas llenas de pecas**. Parecía que esa pequeñísima interacción había también captado la atención del profesor, quien como si estuviera faltó de vergüenza o disfrutará de hacer ver sufrir a sus estudiantes, dijo en voz de autoridad a la chica

Pertenecer Cuando No Perteneces // Walala X Tú // Los Pulentos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora