#06- como hablar de metal con las chicas (y no morir en el intento)

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🥛🌸Antes de leer 🌸🥛
Decidí cambiar el tipo de narración a segunda persona (osea, "tu haces tal acción") en vez de tercera persona ("la chica hace tal acción") para mayor neutralidad y fluidez. Me gustaría que me digan si prefieren que siga así y así puedo corregir los capítulos anteriores, o si prefieren el otro estilo narrativo

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El camino desde las pasillos hasta el salón de música fue bastante callado para ambos, no sabiendo con exactitud que decirse a pesar de que ardía en su interior la necesidad de saber más del otro; tu, por un lado, sentías una inmensa curiosidad por saber que relación directa tenía Walala con la música, apenas sabiendo que era bueno con la guitarra pero desconociendo más detalles al respecto, y aunque quisieras inferir algo era prácticamente imposible por el uso de los uniformes que los hacía ver cómo personajes extras de un videojuego.
La curiosidad siguió aumentando hasta que llegaron a su destino, dónde mientras el chico iba a buscar su guitarra y conectarla a los amplificadores del lugar, tu solo registrabas los detalles a tu alrededor para lograr comprender un poco más de este lugar y de paso la personalidad de quién te acompañaba. Te fijaste en múltiples detalles como que las cosas estaban sorprendentemente organizadas, desde instrumentos hasta algunas cajas con contenido desconocido, y el aislamiento de sonido se veía casi nuevo como si alguien recientemente hubiera cambiado todo. ¿El había hecho todo? O tal vez este lugar no estaba tan olvidado por la escuela como tú pensabas

—Walala— lo llamaste mientras dabas una ojeada a las cajas, encontrándote con CDs de todo tipo de música. El solo se redujo a levantar la mirada y responder con un pequeño 'hm?' que sonaba bastante adorable a tu parecer

—Este salón...¿Tu lo has cuidado así? Es que me da curiosidad, está muy organizado pero parece...—

—¿Abandonado? Es que lo está po, entre Ramón y yo lo tenemos así o la escuela lo tendría como basurero— respondió mientras ajustaba algunas perillas de sonido en el amplificador —Realmente fue Ramón quien lo tenía como espacio de siesta y para su colección, luego empecé a estudiar aquí, dije que estaba bacán para practicar y se quedó así—

Asentiste ante la explicación, siendo satisfactoria aunque no comprendieras del todo como la institución les permitía hacer uso de un espacio así, pero preferias no entrar en detalles y suponer que solo se saltaron unos cuantos agujeros de la ley estudiantil. Tu análisis de las cajas de lo que ahora suponias eran la colección de Ramón fue ahora interrumpido por el estruendo melódico de una guitarra electrica, no uno que no fuera bienvenido pero definitivamente uno para el que no estabas preparada, haciendo que instintivamente taparas tus oídos. La acústica de este lugar era genial y no ibas a negarlo, las ondas parecían rebotar para llegar directamente a ti como si fueras un imán para su atención, y es que el estruendo poco a poco empezó a tomar forma hasta convertirse en algo más rítmico, consiso y lógico, dejando el ruido de lado hasta lo que definitivamente era una canción. Tus oídos seguian tapados porque definitivamente era demasiado para un espacio tan pequeño, pero tus ojos empezaban a iluminarse mientras seguías los movimientos del guitarrista quien con extrema emoción movía las cuerdas como si fueran parte de si, un movimiento orgánico, natural, casi inherente de su ser. No era solo ver sus manos, sino que las expresiones en su rostro cambiaban constantemente entre concentración y directa euforia, una gran sonrisa iluminandolo más y más hasta el punto en que podrías jurar que estabas en un concierto y todos los reflectores se dirigían a él, a cada peca en sus mejillas, a la reflexión azulada de sus lentes y a cada rizo de su cabello que, aparte de todo, se había convertido en un movimiento hipnotizante, pues se movía en perfecta sintonía con la música como si es que de una coreografía se tratara.
Sabías que como mucho pasaron unos cuatro minutos pero ese poco tiempo fue suficiente para dejarte atónita, jurarias que nunca habías visto a alguien interpretar con tanto amor y pasión algo que se suponía era solo una práctica, y estabas tan perdida en fijarte en cada pequeño detalle que apenas lograste percatarte cuando todo había parado, y los reflectores imaginarios dejaron de brillar devolviendote a la realidad de que este era solo un salón y aunque se sintiera como un concierto tu eras la única asistente del mismo.
El rubio estaba en el mismo trance, pero este era uno con el que estaba acostumbrado pues lo sentía cada que tenía la oportunidad de tocar una canción, fuera la primera o la centésima vez que lo hiciera, y al salir de ese estado mental para secar el sudor que empezaba a crearse en su frente solo te vió a ti observándolo fijamente, aún con las manos tapando tus oídos y con tus labios mínimamente separados formando una pequeña 'o'

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⏰ Última actualización: Aug 15, 2022 ⏰

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Pertenecer Cuando No Perteneces // Walala X Tú // Los Pulentos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora