II

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- ¿Qué piensa hacer con ella?

Nabe mantuvo su distancia ante su superior, no entendía el porque la trajo hasta acá, solo era un andrajosa huérfana que podía llevar sin problemas al orfanato y dejarla ahí. Pero no, su superior optó por llevarla con ellos a la residencia.

El no respondió nada, solo miro el enclenque y esquelético cuerpecito reposar sobre la mullida cama.

¿Tenía un plan?, Si.

¿Dudaba de el?, Si.

- Por ahora solo veremos qué pasa.

Si las palabras de la niña era ciertas, el Sacerdote vendría a buscarla. Sino es así, él iría en su búsqueda.

Lo que menos quería era causar un conflicto y más aún con la próxima guerra contra el Reino vecino.

--II--

Toda la noche no pudo dormir, la monja le notificó que una de las niñas faltaba y por los acontecimientos de los últimos días supo de inmediato quien era, Anne lo había desafiado y desobedecido.

Ahora esa mocosa los puso en peligro a todos, su falta de presencia indicaba que fue capturada por los soldados del Rey.

¿Que pasaría con ellos ahora? ¿Que medidas tomarán contra ellos al saber que aún son ciudadanos de la Teocracia? O ¡peor aún! Eran unos despatriados, la Teocracia y Re-Estize los abandono a su suerte y ellos aún se mantenían aferrados a una falsa esperanza de ser rescatados, por ello no le había jurado lealtad al Rey de esta nación.

El Sacerdote unió sus manos, cerro los ojos con fuerza y comenzó a rezar desesperadamente.

--II--

Para la mañana siguiente Nabe fue la primera en Salir debía dar un reporte de las rondas del día, además de pasar a Nazarik. En cambio Pandora yacía en casa sin su molesta armadura negra, durante la noche le había pedido a su Padre para realizar un pequeño proyecto del cual podría sacar ventaja. Ainz le había dado la autorización siempre y cuando al final del día le diera un informe completo para evaluar la dirección de sus acciones.

La sirvienta dejo una taza de café humeante delante de él, sin pereza degustó el fuerte aroma del líquido caliente.

- Ordena que ya traiga el almuerzo y ve a levantar a la niña.

Dijo.

La mujer solo se inclinó en aceptación de su deber y salió del lugar.

--II--

En la habitación yacía acostada revuelta sobre las sábanas, su enclenque cuerpecito había caído presa de morfeo, las camas del monasterio del templo eran duras e incómodas, en cambio está era como si uno se recostara sobre una nube. Se removió en la cama buscando preservar aún más el calor y la comodidad pero un jalón le hizo soltar quejidos por la ausencia de tan suave tela.

- Señorita, es tiempo de levantarse. El Señor Momon le espera para almorzar.

La voz de la mujer era lejana y molesta ¿Porqué no la dejaba seguir durmiendo?, Sentía su cuerpo tan cansado que pareciera que hubiese escapado de un troll.

- hh...

Soltó un quejido cuando la mujer le jalo del brazo y la obligó a sentarse.

Se tambaleó como cual muñeca de trapo mal parada, la pesadez de sus ojos era tan fuerte que no podía abrirlos. La voz de la mujer ahora era más clara.

- Quiero ... Dormir más ss...

Soltó un gran bostezo dejando ver aquella pequeña dentadura dónde faltaban una par de dientes.

- No puedes dejar esperando al señor Momon.

La mujer la levanto por completo de la cama para llevarla al baño, quitarle la ropa y darle una ducha.

--II--

Había pasado casi media hora desde que le había ordenado a la sirvienta, su café se terminó al igual que había terminado de leer algunos informes.

Cuando levanto la vista vio a la sirvienta y a la niña llegar, la ducha le cambio la apariencia, esa piel mugrosa era de una tez clara y su cabello que pareciera de paja ahora se veía limpio y ordenado al estar peinado.

- Buenos días, Señor Momon.

La niña hizo una pequeña reverencia, la sirvienta ya había partido a la cocina.

- Te queda bien el vestido, ahora siéntate.

Sin hacerlo esperar más acato la orden, tomo asiento en el lado izquierdo del comedor a dos sillas de él. No quería hacerlo enojar.

Pandora le miró por un momento, para la edad que tenía era muy pequeña.

- Ayer no me dijiste tú nombre.

Ella levanto la mirada.

- Me llamo Anne.

Respondió tímidamente.

- Ya veo. Bien, Anne.

La puerta que daba pasillo a la cocina se abrió trayendo un carrito con varios platillos, bebidas y más café.

Ella abrió los ojos al ver comida abundante, jamás en su vida había visto tanta comida rica y junta. Se movió en su asiento ansiosa y feliz por comerla.

Las mujeres que vestían de sirvientas colocaron cada respectivo plato en la mesa, había carne y fruta, huevos y legumbres, también leche fresca y semillas deliciosa.

Esto causa qué se le volviera agua la boca.

Pandora le miraba de manera atenta, sus reacciones al ver la comedia la hacían pasar por diferentes matices. Tan solo ayer lloraba y ahora se veía un poco mejor, no cabía duda de que un baño y una buena comida mejoraba a cualquier ser vivo.

- Anne.

Le llamo.

- Anne.

La niña no le hacía caso, estaba tan atenta a la comida.

- Oye, no se va a ir a ningún lado.

Ella levanto la vista avergonzada por su comportamiento.

- Bien, come. Hablaremos después.

--II--

- ¿Qué Pandora-sama hizo qué?

Narberal miraba su taza de té, ya había hecho parte de su trabajo.

- No se que trama, solo es una huérfana.

- ¿No piensa llevarla al orfanato?

- No lo sé, tal vez.

Tratando de no parecer chismosa volvió a hablar.

- ¿Ainz-sama lo sabe?

Narberal asintió, por lo poco que estaba interactuando con su superior sabía que este no le ocultarla nada a su Amo.

Ambas mujeres se quedaron en silencio tratando de descifrar que podría estar planeando una de las inteligencias de Nazarik.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2023 ⏰

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