Capitulo 1

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La primavera se estaba acercando a Hawkins, el frío y el calor se solapan en todo momento. El final del invierno deja a los alumnos del instituto Hawkins confundidos, emocionados por las inminentes vacaciones y el cercano fin del curso. Las frases emocionadas de "este va a ser mi año" se sucedían sin parar.

Entre ellos se encontraba una alumna, Katrina Hamilton. Una joven de 18 años en su último año de instituto, debería estar ya en la universidad pero el hecho de que en su último instituto sufriera un infierno, no ayudó a que sus notas fueran las perfectas para poder llegar a la tan ansiada libertad universitaria.

En este momento nos encontramos a Katrina paseando por el abarrotado comedor con una bandeja agarrada con ambas manos y una mochila negra llena de chapas de grupos de rock a su espalda. Su pelo, color rojo oscuro, se perdía entre la multitud mientras buscaba una mesa tranquila donde poder comer un mísero sándwich y un poco de zumo. A pesar de que el día era caluroso y las mangas cortas y los pantalones cortos florecían allí donde mirara, Katrina iba vestida con unos pantalones vaqueros largos y pegados, una camiseta de manga corta negra de Metallica y bajo ella una camiseta de manga larga a rayas horizontales blancas y negras.

Sus ojos verdes seguían recorriendo la sala hasta que se posaron en un grupo de animadoras que se reían mientras la observaban, les saco la lengua haciendo una mueca de asco con la cara. No había nada en el mundo que odiase más que a las animadoras. Su estúpido entusiasmo en los partidos y sus estúpidos trajes la hacían tener ganas de vomitar. Quizás también por lo ocurrido en el antiguo instituto. Quería pasar rápido este año y marcharse a una gran ciudad donde poder estudiar filología inglesa, zambullirse en sus lecturas y en sus extrañas historias.

Soltó un ligero suspiro, todo estaba lleno, pero justo al final y cerca de una mesa donde estaban sentados unos chicos de edades variadas pero con la misma camiseta, había una mesa libre. Se sentó dejando la bandeja frente a ella, cuando levantó la vista hacia el comedor se fijó en que uno de los chicos la observaba tras una revista ocultando su rostro al resto de su mesa, Katrina levantó las cejas a modo de pregunta y el chico bajó la vista hasta sus pechos y volvió a levantarla hacia sus ojos. Katrina frunció el ceño ¿De veras había sido tan gilipollas de mirarle las tetas con todo el descaro del mundo? Levantó la mano haciéndole una peineta y se volvió hacia su comida.

El chico levantó las cejas asombrado mientras empezaba a leer a sus compañeros una nota de prensa hablando de D&D (Dragones y Mazmorras) donde se calumniaba al juego de satánico, peligroso y mil cosas más. Katrina no pudo frenarse y escuchó al muchacho leerlo mientras una ligera sonrisa divertida se abría paso en sus labios. Ella misma jugaba a ese juego de Rol cuando estaba en Los Ángeles, fue una de las razones por las que su vida se volvió un infierno cuando sus compañeros se enteraron y la empezaron a acusar de bruja, satánica y mil cosas más. Ese fue el inicio, el final fue mucho más duro.

El muchacho se puso en modo reivindicativo, subiendo a la mesa y haciendo gestos absurdos a los jugadores de baloncesto. Cuando bajó de la mesa una chica que pasaba por allí cerca se asustó soltando un grito absurdo, dejó pasar caballerosamente a unas animadoras lo que hizo que Katrina pusiera los ojos en blanco y soltara un ligero suspiro, al sentarse el joven le dedicó una ligera mirada ya que seguidamente uno de su grupo le empezó a comentar algo que no llegaba a escuchar.

Se dispuso a sacar un libro de la mochila que tenía a su lado y a comer su insípido sandwich, era la primera vez que iba al comedor. Normalmente se queda en los aledaños comiendo los sandwiches que le preparaba su tía. No quería llamar la atención de nadie, solamente pasar el año.

Un movimiento en la mesa de los raritos la hizo apartar la mirada del libro que tenía delante, no era otro que Dune de Frank Herbert, el que parecía el líder del grupo, el pervertido mira tetas, se había levantado y estaba hablando sobre las posibilidades que tenía de graduarse este año y de cómo iba a coger el diploma haciendo una peineta al director del instituto. El director era una persona agria y resabida, Katrina no lo tenía muy en gracia tampoco, así que le pareció gracioso imaginarlo. Con ademanes extravagantes el muchacho se volvió a reunir con su grupo, nombró la ya conocida frase de "este va a ser mi año", sin mediar palabra cogió a dos de sus amigos y tras un pequeño consejo sobre los alumnos del instituto les mandó lejos de su mesa. Tras eso volvió con los otros dos compañeros que aún quedaban, los miró fríamente y los otros huyeron despavoridos.

Aquí y Ahora (Eddie Munson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora