Capítulo 2

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Las clases pasaron sin mucho revuelo, trabajos, deberes, más de lo mismo. El timbre sonó para marcar el final de las clases y Katrina poniéndose la mochila al hombro pasó entre la muchedumbre.. Se encaminó rápido a casa, su tía no estaba, como de costumbre, trabajaba en el hospital con unas jornadas endiabladas. Se preparó algo para picar y se fue a su habitación a terminar algunos trabajos pendientes, en el tocadiscos sacó un disco de Dio y lo puso, soltó un suspiro con las primeras cadencias de la música.

En su cabeza solo daba vueltas a la invitación de Eddie Munson de ir a su partida de D&D, estaba claro que a la final de baloncesto no pensaba ir ni loca, pero a esa partida...Se tumbó en su cama y observando el techo mientras continuaba escuchando música sopesó que mal podría hacer interesarse por algo de Hawkins. Eddie parecía majo, puede que fuesen todos una panda de raritos pero que era ella si no una mas de esos raritos.

Con una media sonrisa se levantó de la cama y se puso delante del espejo, se quitó la camiseta de Metallica y la dejó en la cesta de la ropa sucia, tras eso se quitó la camiseta de manga larga y la dejó en el mismo lugar. Levantó la vista hacia su cuerpo en el espejo, ladeó ligeramente la cabeza al observarse, no había nada malo en ella, pero entonces sus ojos se desviaron a sus muñecas, dos cortes transversales le cruzaban de lado a lado. Pasó un dedo por las ligeras marcas que se iban difuminando con el tiempo. Recuerdos dolorosos volvieron a su mente, la sangre corriendo por sus muñecas, los gritos de su tía, las luces del hospital y por último despertar en una cama de hospital inmovilizada con su tía al lado sollozando.

Dejó caer los brazos a ambos lados de su cuerpo y se dirigió al armario, al abrirlo un mar de camisetas blancas y negras la recibió con un ligero aroma a naftalina, de entre todas ellas eligió una camiseta blanca de mangas largas y otra de manga corta con el nombre de Dio y la imagen del disco The last in line. Recordaba haberla visto en algún sitio recientemente pero no recordaba bien donde. El pelo se lo dejó suelto colgando tras su espalda en ligeros rizos despeinados. Se encaminó de nuevo al instituto, su tía aún no había llegado y no esperaba que llegase hasta mañana a la mañana, por lo que tenía toda la noche por delante.

Llegó al instituto muy pronto, la gente que iba a ver la final aún estaban entrando entre risas al gimnasio, ella se encaminó por las grandes puertas de cristal y por los largos pasillos ahora vacíos, las puertas de la sala de teatro eran pesadas así que las empujó y se quedó parada en la entrada, una sonrisa divertida se asomo en sus labios.

En el centro del escenario había una mesa con varias sillas alrededor, la silla que presidia la mesa parecía un trono, allí ya se encontraban tres de los amigos de Eddie y el mismo organizando la mesa. Katrina bajó lentamente las escaleras y subió al escenario entrecerrando un poco los ojos por la intensa luz.

—¿He llegado muy pronto o solo vais a jugar vosotros?— Señaló apuntando a los otros tres muchachos.

Eddie que aún no había levantado la vista lo hizo en este momento con una ligera sonrisa que se convirtió en una mueca de sorpresa al observar la camiseta que llevaba Katrina. Se acercó rápidamente y la agarró por los hombros con fuerza sacudiendo ligeramente.

—¡Llevas una camiseta de Dio!— Seguía sacudiendo hasta que la soltó y se giró rápidamente para que pudiese ver la imagen de la espalda de su chaqueta vaquera. Era la misma imagen de su camiseta. Así que ahí era donde lo había visto, ¿Cómo no se había dado cuenta? Maldito subconsciente. Katrina soltó una sorprendida carcajada mientras Eddie se giraba de nuevo y la volvía a agarrar con fuerza por los hombros y la miraba asombrado — ¡Llevas una camiseta de Dio!

Katrina puso ambas manos en el pecho de Eddie notando unos ligeros músculos y despacio intentando calmarle, le colocó ambas manos encima de los hombros.

Aquí y Ahora (Eddie Munson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora