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La desaparición de un Byers

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El sonido de la música resonaba entre las cuatro paredes de su habitación, cantaba al ritmo de "another one bite to dust" mientras pintaba un cuadro, se trataba de un paisaje, era el paisaje que Grace guardaba en su memoria con tanto aprecio, aquel lugar tenia un significado especial ya que se trataba de la última vez que habían salido ella, su hermano mayor y su padre, antes de que todo se fuera al carajo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el fuerte golpe de la puerta de entrada cerrándose, la chica salió de su habitación y noto como la puerta de la habitación de su hermano menor era azotada con fuerza.

― ¿Will? ―la chica le bajo el volumen a la música y salió de su habitación en búsqueda de su hermano―Will, ¿estas bien?

― ¡Quiero estar solo!

Grace pudo escuchar unos pequeños sollozos venir de la habitación, preocupada, pero con decisión tomo el pomo de la puerta y la empujo abriéndola por completo. La imagen que estaba frente a sus ojos termino por romperle el corazón, el menor se encontraba acostado sobre su cama abrazando sus rodillas, hecho un ovillo sollozando.

―Will...

― ¡Me llamaron marica Grace! ―exclamo sollozando, su hermana se sentó a su lado y acaricio su cabello―

―No saben de lo que hablan, solo repiten lo que sus padres dicen o lo que oyen por allí no les hagas caso.

―Pero duele Grace...―confeso el niño agachando la mirada―

―comprendo que duela, a mí también me molestaban en la escuela―hablo recordando aquella época en la que era una persona sumisa y miedosa―pero cuando deje de tomarle importancia a lo que el resto decía de mí, la vida comenzó a ser más pasadera.

Will solo guardo silencio, Grace se sintió un poco mal ya que no era buena consolando, pero haría el intento por su hermano.

―Además, ya quisieran ellos ser amigos de Will el sabio―bromeo la chica haciendo sonreír levemente al niño― ¡Oh, Will el sabio entrégame tu sabiduría!

―Ya basta Grace―carcajeo Will―

― ¡Will el sabio será mejor que me entregues tu sabiduría o veras!

― ¡Ah!

Grace comenzó a hacerle cosquillas a su hermano menor, quien reía a carcajadas. Después de unos cuantos minutos de risa se detuvo.

La Chica Byers- Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora