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"Estamos en una búsqueda de respuestas. Buscamos descubrir quiénes somos y cómo podemos ser verdaderamente felices".  -Elisabeth Kubler-Ross

TAEHYUNG

—¿Vas a cenar?

Mi madre parecía empeñada en que pasásemos tiempo juntos o, como mínimo, en que no me encerrara en mi habitación.

Había salido a correr después de ver a Lisa llegar a su casa, no sé si para alejarme de ella, de mi madre o por el mero hecho de no estar encerrado entre aquellas cuatro paredes. Quizás fuera una mezcla de todo.

De igual forma, no había servido de mucho.

—No tengo hambre —contesté de forma automática—Subiré a darme una ducha.

Luego me metería en mi dormitorio y ya picaría algo cuando ella se hubiera ido a la cama. No tenía ningún interés en retomar nuestra relación, que había sido casi inexistente en el pasado.

—Taehyung, yo...

Levanté la mano y la apunté con el dedo índice, negando con la cabeza.

—No —Lo dije en voz alta por si no le había quedado claro —No quiero oírlo.

Ella frunció el ceño, frustrada. Estaba distinta, me había dado cuenta en el momento en que había puesto un pie en aquella casa. No sabía explicar en qué consistía el cambio; quizás fuera la ausencia de mi hermano a su alrededor o tal vez era yo el que la miraba de forma diferente. Me daba igual, no iba a ceder en aquello. No podía.

—Deberíamos hablar —me dijo.

—No hay nada de que hablar, mamá.

La arruga de su frente se acentuó y ella pareció encogerse al escuchar el modo en el que pronuncié la última palabra. Era pequeña, mucho más que yo, debía medir lo mismo que Lisa, pero estaba aún más delgada. Hubiera parecido una niña de no ser por las marcas que la vida había ido grabando en su rostro. Su pelo era igual de oscuro que el mío, mientras que el tono miel de sus ojos era idéntico al de mi hermano. El marrón oscuro de los míos provenían de mi padre.

—Yo no quería que... —comenzó de nuevo.

—¿No, no querías? —la interrumpí —la cuestión es que lo hiciste y lo que querías ya no importa. Solo estoy aquí por obligación. Este año cumplo los dieciocho y me graduaré, y entonces pienso largarme y no volvere a verte jamás.

—Taehyung.

—¡No! —grité, y bastó para que se detuviera.

Me sentí culpable y eso casi consiguió que me echara a reír. La dejé allí y me marché a la planta de arriba, donde fui directo al baño para darme una ducha. Puede que el agua arrastrara el sudor y la suciedad de mi piel, pero no se llevó la amargura ni la ira, tampoco el dolor. Me sorprendió que lo que había hecho mi madre siguiera doliéndome, que aún conservara poder para hacerme sentir tan mal. La aparté de mi mente. Había pensado que estar aquí sería más fácil; esquivar a Lisa y a mi madre, eso era todo, mantenerme al margen. Mis antiguos amigos no eran más que conocidos y sabía que no volverían corriendo a mi lado una vez en el pueblo. Pero Lisa... Ella era la única persona a la que temía enfrentarme. A ella había tenido que enterrarla muy hondo dentro de mí para apartarla de mi mente.

Envolví una toalla en torno a mis caderas y atravesé el pasillo para llegar a mi dormitorio. En cuanto entré, mis ojos se desviaron hacia la ventana. La luz de su habitación estaba encendida, aunque no sabía si estaba allí o no. Maldita cortina.

Ella quería que habláramos y yo sabía que tendría que decirle algo para que me dejara en paz. Lisa no era de las que se rendían, era terca y más persistente que nadie que hubiera conocido, más que yo incluso. ¿Qué demonios iba a contarle?

—No somos amigos, ya no —dije en voz alta, y me sonó ridículo hasta a mí.

"Pienso marcharme en cuanto pueda" "No te quiero cerca" "No me importas. No quiero que me importes; no quiero que me importe nada ni nadie" "No quiero que duela..."

¡Joder! No había forma alguna de que admitiera eso ni siquiera ante mí mismo, aunque en el fondo supiera que mi actitud no era más que una forma de protegerme, de aislarme... Si mi propia madre había sido capaz de darme la espalda de la manera en que lo había hecho, cualquiera podía hacerlo, incluso Lisa.

Abrí la ventana y me asomé.

No quería hablar con ella y a la vez deseaba hacerlo; resultaba absurdo, pero las cosas entre nosotros siempre habían sido contradictorias. Si la dejaba acercarse, aunque solo fuera para gritarme como lo había hecho esa mañana en el garaje, cada vez me costaría más retroceder y alejarme. ¿En qué estúpido momento había pensado que evitar a Lisa Manoban sería una solución sencilla? Ese pensamiento debería de haber sido motivo suficiente para darme cuenta de que el mío era una mierda de plan... Y entonces vi su sombra a través de la cortina; la vi tras la tela, moviéndose por la habitación al ritmo de una música que solo ella oía,meciéndose de un lado a otro... y supe que estaba bien jodido.

 y supe que estaba bien jodido

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2022 ⏰

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Bajo el mismo cielo| TaeliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora