La Segunda Oportunidad Del Villano Escoria~

Capítulo 29: Shen Yuan

Una mirada en la mente del joven gemelo Shen.

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Nunca tuvo sueños.

Ninguno que pudiera recordar muy bien.

La mayoría si el tiempo, eran sólo sentimientos.

Enfado. Tristeza. Dolor. Paranoia. Culpa. Lástima.

Nunca buenos sentimientos.

La mayor parte del tiempo, cuando era niño, se despertaba sollozando y llorando por su hermano. Shen Yueqi siempre venía a consolarlo mientras él llamaba a sus padres para asegurarse de que Shen Yuan no tuviera ningún ataque o dolor.

Su cuerpo era increíblemente débil como un niño. Había necesitado algunas cirugías para el corazón y los pulmones. Pasó sus primeros años entrando y saliendo del hospital.

Sin embargo, fingió estar feliz por su pequeña familia. Podía decir que estaban tristes y preocupados por él todo el tiempo. Odiaba ver los ojos rojos de su madre y la expresión cansada de su padre. Sintió que Shen Yueqi creció demasiado rápido para estar allí para él.

Estaba agradecido, pero odiaba cómo estaban perdiendo el tiempo con él.

Para ser un niño, incluso él sabía que probablemente no le quedaría mucho tiempo de vida. Ha escuchado hablar a los médicos y susurrar a sus padres cuando pensaban que estaba dormido. No vivirá más de diez años. Su madre lloró durante mucho tiempo cuando estaba "dormido".

Quería abrazarla y consolarla, pero no podía. Probablemente lloraría más si él le dijera que estaría bien.

Entonces, sonrió y fingió que no sabía que su vida estaba llegando a su fin.

Un día, unos meses antes de su octavo cumpleaños, les rogó que lo llevaran a casa. Estaba tan cansado de estar acostado en la cama del hospital esperando que salieran del trabajo y la escuela. Estaba cansado de agujas y médicos. Estaba cansado de estar cansado a pesar de que casi no hacía nada. Las noches sin sueños no ayudaron.

Siempre se sintió... ansioso y sucio después de sus sueños. En formas que su mente de niño pequeño no podía explicar.

Una noche, decidió levantarse y explorar la casa sin la ayuda de nadie. Acababa de empezar a ser capaz de moverse sin una silla de ruedas, por lo que se había acostumbrado a las muletas. Antes de que pudiera llegar al final del pasillo, escuchó susurros.

"¿Está seguro?"