Nueve años atrás.

30 4 0
                                    

Tiempo después del encuentro con Kageyama y Hinata, siguió en contacto con ellos, no muy seguido, pero sí lo suficiente para estar al pendiente de lo que hacían ambas partes.

En ese momento eran las tres de la madrugada, Kei tenía insomnio por lo que no consiguió dormirse con nada.
Justo cuando parecía haber encontrado un buen ángulo para dormir, su teléfono empezó a sonar como loco, lo ignoró al inicio, pero cuando entró una llamada se estresó.

"Son las jodidas 3 de la mañana, ¿Qué carajo quieres?"

"Shoyo... Está desaparecido" - eso llamó su atención.

"¿De qué hablas, Kageyama?"

"Peleamos, y ahora no sé a dónde se fue, ya van más de cuatro horas"

"Maldita sea. Sigue buscando, voy a tratar de localizarlo igual, tranquilo, todo estará bien."

"Gracias, Tsukishima. Lo siento"

La llamada fue colgada después de eso, Kageyama sonaba realmente asustado, era raro escucharlo así, se notaba que Hinata le importaba mucho.

Pensó un rato, lo llamó, le escribió, trató de rastrearlo por medio de la ubicación pero nada sirvió, empezó a sentirse ansioso por ello, pero trato de mantener la compostura. De repente, se le prendió el foco.

Sin pensarlo dos veces, corrió al único lugar que él podía pensar que estaría Hinata.

El mar.

Cuando llegó, el mar estaba tranquilo, tampoco tenía un mal presentimiento, no era como aquella vez, pero quería asegurarse de que todo estaba bien. Buscó con la mirada y lo vió, de verdad estaba ahí, rápidamente se posó frente a él y le tomó los brazos con temor.

- ¿Eh? - se oyó a Hinata confundido.

- Idiota. Estás bien, realmente estás bien - el nudo en la garganta que sentía por fin se deshizo, y se largó a llorar. El dolor que cargó por nueve años, al fin lo pudo soltar.

- Tsukishima...

"No contesta desde hace horas, traté de buscarlo pero parece que simplemente se esfumó."

"Llama a la policía, ahora mismo"- no necesitó decir nada más, rápidamente colgó y se dirigió al único lugar al que Yamaguchi podía ir.

En cuánto llegó a su viejo lugar de encuentro, lo buscó desesperado, gritó su nombre sin recibir respuesta, eso hasta que vió una silueta a lo lejos, estaba sentado, parecía relajado.

- Yamaguchi... - el nombrado volteó la mirada, su rostro estaba decaído, estaba triste, y eso lo podía notar cualquiera que lo viera.

- Veo que me conoces bien aún - largó una risa casi desvanecida, acompañada de unas cuantas lágrimas que cayeron por el rostro del pecoso -. Terushima jamás habría adivinado dónde estoy ¿No crees?

Tsukishima no dijo nada, se sentó calmadamente a su lado, sin quitarle la mirada de encima.
No entendía, Yamaguchi parecía estar superando su relación con facilidad, entonces, ¿por qué estaba en su lugar de encuentro? ¿Por qué parecía que le echaba la culpa a Terushima de estar ahí?
Por un buen rato, ninguno dijo nada, Kei lo observó con cuidado, lo inspeccionó y se dió cuenta de que la arena estaba manchada de un color rojo carmesí, un rojo tan vivido que desconectaba con el monocromático color de la arena. Se preocupó y tomó las muñecas del peliverde, quién de inmediato soltó un quejido.
Lo que más temía estaba frente a sus ojos.

Las muñecas de su acompañante estaban sangrando en cantidades preocupantes, tenía varios cortes profundos, incluso marcas de cortes anteriores, no pudo evitar comenzar a temblar y tratar de levantarlo mientras su voz vacilaba.

Un vistazo a ti (a glimpse to you) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora