Diego es mi mejor amigo, y sé muy bien lo trillado que eso suena pero es verdad, y ésta es la historia que lo prueba.
Durante muchos años trabajé tomando fotografías en bodas y puesto que la creatividad siempre fue uno de mis fuertes uno de mis sellos distintivos con mis clientes era tener el pésimo gusto de preguntarles ¿Por qué? ¿Por qué te casas con él? ¿Por qué te casas con ella?
La intención, inocentemente estúpida, era generar una respuesta emocional, para hacer de la experiencia del recuerdo algo aún mas intenso.
¿Creen que funcionó?
Lo interesante es que con el tiempo se convirtió en un divertido pasatiempo (ahora que había aprendido a fingir mejor mis reacciones). Para mí era como un entretenimiento, para algunos de mis clientes, una tortura. No me arrepiento, ahí es donde tuve mis mejores lecciones sobre el A M O R.
Diego existió mucho antes de todo esto pero fue la razón de lo mismo. Diego fue la razón de todo y de nada porque nada se planeó. Ésta es la verdadera naturaleza de todo lo que conocemos, lo que hace que el mundo siga girando: entender el azar. Como decía Kundera: No se trata de jugar el juego, se trata de ser el juego.
Tomen por ejemplo a dos niños pequeños que asisten a la escuela primaria, uno de ellos es obligado a tomar clases en una institución que no le gusta por motivos económicos. Durante todo un año padece de un sufrimiento inigualable que le hace perder tiempo valioso de su vida (como si alguien hubiera tomado una rebanada del pastel de su autoestima sin avisarle) y sobre todo, lo distrae de la oportunidad de darse cuenta de algunas circunstancias que ya estaban actuando a su favor: él eligió esa institución, no la institución a él, simplemente no lo sabía porque era un niño bobo e inocente. En su favor, puedo asegurarles que contaba con dos poderosas armas: su carisma y su amor por la vida, lo que rápidamente lo llevo a volver a cocinar casi en su totalidad el pastel de su autoestima (con el tiempo se descubriría a sí mismo como un excelente cocinero). Ahora podía dedicarle tiempo y energías a explorar su alrededor, a cocinar pasteles para alguien más.
El otro niño no tiene que preocuparse por su pastel, si llega a perder un pedazo sólo pide ayuda a sus papás para que le consigan uno nuevo, se mueve con seguridad porque conoce el negocio de los pasteles y aunque no sabe cocinar muy bien, si sabe acerca de los ingredientes. Este niño observa con curiosidad al nuevo integrante del salón, pero no le presta demasiada atención porque no lo necesita. En su contra, lamentablemente tengo que decir que es un niño creído y vanidoso, los niños nuevos tarde o temprano vendrán a buscarle, todos lo hacen; pero nuestro niño cocinero no, al menos no durante todo un año.
Quizá la analogía de los pasteles pueda parecerles demasiado simple, pero ¡Hey! a todos nos gusta la comida y estoy seguro que ya empiezas a entender un poco hacia dónde van mis intenciones.
Con el tiempo tanto el cocinero como el comprador de pasteles terminan por sucumbir, uno a su curiosidad; el otro a su necesidad. Al final el conjunto de reacciones cósmicas se reducen a un "!Hola! ¿Cómo estás?". No los voy a aburrir con la historia completa de estos dos porque la podrán ir conociendo a través de las historias de otros, en este mismo libro que no, no se trata sobre C O C I N A.
Lo que tenemos que resaltar en esta parte de la historia, es que con el tiempo los dos niños terminaron por reconocerse el uno a otro como "mejores amigos". !No es un H E C H O todavía! porque sé que muchos estarán pensando en este momento: "...pero tanto parlotear para contar la historia en 5 minutos y sin información real que lo sustente, ya hoy en día cualquiera se atreve a ser escritor...", y se que lo estás pensando porque así pensamos todos desde el nacimiento de la herramienta que nos hizo empoderarnos a todos como críticos calificados: Google. Siempre es lindo e interesante conocer los orígenes de las cosas o las personas (además de ser un negocio muy redituable en el cine).
Pero volvamos ahora a otro tiempo, donde éstos dos niños, ahora un poco mayores, ya son mejores amigos, ahora de una manera mucho más compleja. Ahora, este pastel que cocinaron juntos ya tiene mucho más ingredientes y de mejor calidad. Es tan delicioso y apetitoso que muchos quieren una probadita, aún cuando no tienen ni idea de lo que están comiendo. A más de uno incluso les dará un buen dolor estomacal pero crean en mí cuando les digo que no habrá ni uno sólo que se arrepienta de probarlo.
Me tomo la libertad de desperdiciar éste párrafo en explicar que los personajes de ésta breve historia somos Diego y yo. Si no lo habías entendido por ti mismo entonces necesitas leer más libros.
Aunque las comedias románticas siguen siendo muy populares, considero que el mercado de las historias de amantes (en el cine o en los libros) ha cambiado mucho; ya no es suficiente con ver triunfar el amor, ya no lo creemos posible, al menos no de una manera sencilla. Hemos aprendido a desconfiar de las cosas que parecen muy fáciles, nos gusta revolcarnos en la idea de navegar en los lados oscuros de la mente, en los deseos ocultos que ponen en riesgo los sentimientos más puros. A todos nos gusta ver triunfar al héroe al final de la película pero no sin antes pasar por una épica batalla. Diego y yo nunca vivimos una épica batalla, al menos no una donde se comprometiera el amor. "Somos un mal ejemplo" es la respuesta que siempre le daba a todas las personas que me pedían consejos de relación. "Pero es que son la mejor pareja que he conocido" Tal vez, pero las cosas simplemente se dieron, lo único que recuerdo haber hecho todo este tiempo es hacer caso de lo que decía mi corazón. Cuando empecé a escribir estas líneas me di cuenta de lo poco interesante que resultaría contar esta historia para las personas que buscaban respuestas. "Si cuento mi historia con Diego..." pensé. "...sólo generaría más preguntas".
Y la batalla, no olvidemos la batalla.
Desde que la animación por computadora empezó a existir las películas se han vuelto mucho más interesantes, ahora podemos hacer vivir a todos los superhéroes que por años sólo vimos en papel. El negocio de los superhéroes se ha vuelto tan redituable que las casas productoras se han visto en la necesidad de crear un multiverso (la posible existencia de diversas realidades que ocurren al mismo tiempo pero en otro espacio) para poder expandir sus ideas creativas y deshacerse de las limitaciones.
El multiverso es justo el concepto que hacía falta para poder adaptar una historia romántica común y hacerla más interesante. ¿De qué otra manera podría probar mi punto?
Así pues, la mitad de estos relatos involucran la existencia de Diego, la otra mitad no. Necesitaba regalarles una épica batalla y la única manera de hacerlo era mezclando diversos tipos de realidades. Con este libro, les doy una oportunidad de elegir la que más les guste.
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El libro del amor GAY
Romance"Si cuento mi historia con Diego..." pensé. "...sólo generaría más preguntas". Desde que la animación por computadora empezó a existir, las películas se han vuelto mucho más interesantes, ahora podemos hacer reales a todos los superhéroes que por añ...