Posibilidades

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Llegamos al bar, como cada jueves en los últimos meses. Por aquellos días gastábamos mucho más de lo que creíamos en cerveza pero la diversión siempre era garantía. Detenernos era sinónimo de fracaso. El gerente nos ofrecía la mesa de siempre... no es que fuera un lugar muy glamuroso pero la buena atención siempre se agradecía, en mi caso con un billete de doscientos o de quinientos. Tal vez era por eso que siempre que caíamos en comportamientos "inapropiados" no nos juzgaban tan duramente como a los demás, al menos no los meseros; amigos y conocidos era otra historia.

"Creo que lo que hacen está mal, si de verdad se quieren no deberían besar a otras personas" decía el amigo de un amigo mientras se acercaba a mi oído con aliento alcohólico. "Me matan los cuellos, ¿te molestaría si me acerco para oler el tuyo?" le contesté. El amigo de mi amigo sonreía y al parecer había olvidado por completo lo que acababa de decirme. "Pero ¿tu novio no se enoja?""No creo, ¿por qué tendría que enojarse?" le dije mientras comenzaba a bailar muy cerca de él y a acercar mis labios a su cuello. Coloqué mis manos sobre su cintura y noté que otra persona más se acercaba a él por la parte de atrás. Diego se pegaba a su espalda mientras le ofrecía una cerveza. Él aceptó con gusto la cerveza y también el baile por ambos lados. Tuvimos que deshacernos de él rápidamente cuando Alex y su novio llegaron, estábamos muy emocionados de verlos, tenía varias semanas que no sabíamos de ellos.

El amigo de mi amigo parecía molesto pero de cualquier forma prefirió no acercarse porque estaba ebrio y no entendía muy bien lo que decíamos, así que sólo hizo un gesto de desagrado (haciendo entender a los curiosos que era él quién nos rechazaba) y regresó a su mesa. "¿Cómo están? ¿Por qué no nos habían buscado?" "Hemos tenido mucho trabajo, las mujeres enloquecen cuando se trata de su boda" "Ya sé, menos mal que nosotros sólo tomamos sus fotos, no tengo la paciencia para hacerla de wedding planner" Dije yo mientras le ofrecía una cerveza a los dos. "No bueno, ustedes ya bien preparados" Dijo Santi, el novio de Alex. "Hay promoción de cervezas al 2x1 antes de las 12, así que decidimos comprar por adelantado" dijo Diego mientras chocaba su envase con el de Santi para brindar. "Por cierto, ¿ese que estaba con ustedes era Alberto?" "¿Cuál? ¿Ah el que estaba bailando con nosotros? No sé, nunca lo había visto, viene con un amigo" "Pues según yo tiene novio" "Ah pues no parecía muy preocupado por eso" "No lo está, la semana pasada nos escribió a Santi y a mi para invitarnos a tomar a su casa" "¿Y vive sólo?" "No, con sus papás" "Mmmm..." "Pero dicen que le va muy bien" "Pues le va muy bien a sus papás entonces".

Unas 3 horas después de haber llegado ya empezaba a sentirme un poco mareado y también a mirar con otros ojos a Alex y a Santiago, cosa que no era tan preocupante porque ya nos habíamos besado más de una vez, aunque ese día tenía otros planes. "No veo nada bueno" le dije a Diego. "No, como que últimamente no hemos encontrado nada que valga la pena" "Seguro es porque antes cualquiera nos parecía aceptable".

Fui por última vez a la barra, cuando miré hacia un lado de la pista encontré algo que llamó mi atención, al menos tenia la barba bien arreglada y no parecía estar en completo estado de ebriedad lo que lo hizo un poco más interesante que el resto de las personas en el bar.

Puede sonar absurdo pero tenía ciertos estándares cuando se trataba de acercarme a algún hombre, aún si se trataba de un completo desconocido. "Ya encontré algo bueno" Le dije a Diego señalando mi descubrimiento. "Ah ¿él? Ya hablé varias veces con él pero no quiere venir" Tengo que aceptar que Diego siempre fue mucho mejor que yo cuando se trataba de acercarse por primera vez a alguien. En general yo tenía una tendencia a sobre analizar las situaciones, no me atrevía a hacer ningún movimiento hasta que no tuviera un terreno seguro o por lo menos hasta que la otra persona mostrara cierto interés por mí. "Pues parece que ya se está despidiendo, !no dejes que se vaya!" Diego no parecía estar muy dispuesto a hacer uso de sus habilidades ésta vez, estaba un poco cansado y ya habíamos bebido suficiente cerveza. "Pues vámonos nosotros también" Nos despedimos de Alex y Santiago pero ellos también optaron por irse; Diego fue el primero en salir. Camino a la puerta me topé con mi presa, Santiago esperó a mi lado para asegurarse de que todo estuviera bien. "Hey, ¿cómo estás?" me dijo "Bien ¿y tú? ¿Cómo te llamas?" "David... ¿no te acuerdas de mí?". Siempre que alguien me hacía esa pregunta me ocasionaba un pequeño infarto en el corazón y la peor parte es que mi naturaleza no me permitía fingir mi desconcierto, era uno de mis defectos. "No tienes idea ¿Verdad?, bueno fue un gusto verte, ya me voy".

El libro del amor GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora