02 | Hijo del mal

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R E N J U N.

"Flor de la maldad, de fino porte y faz.
Vas pintado del dolor de alguien. Esas viles hierbas por mostrarte a odiar, pagan el precio sufriendo tu crueldad"

Renjun todas las noches antes de entregarse a la luna y cerrar los ojos recuerda el sentimiento y la adrenalina enchinarle la piel de aquel día en que vió a su padre morir desangrado en sus brazos mientras su precioso y adorado hermano lloraba desconsoladamente su lado. Jaemin eres un hipócrita, tu lo odiabas, lo vi en tus ojos.
Ese día tuvo que ocultar con todas sus fuerzas la sonrisa que amenazaba con salir y plasmarse en sus labios, por qué sabía muy bien que su sonrisa mostraba orgullo, orgullo de que por fin lo había logrado, por fin la autoridad absoluta del reino era el.
Na Renjun, el dulce príncipe del cual todo el reino estaba enamorado por su linda sonrisa, melodiosa voz y bondadoso corazón.

Pobres y tontos ilusos.

Todo era una vil mentira. Renjun era un ser despiadado que amaba degollar a todo aquel que le llevara la contraria, sentía placer por el sufrimiento ajeno. Porque poco después de ser coronado pidió construir una guillotina justo en el centro del pueblo.
Ver la mirada llena de terror de sus pueblerinos era una de las únicas cosas, que aunque eran simples lo hacían muy feliz, otra de ellas era salir del reino montando a Josephine y claro, conversar con su hermano todos los días.

— Linda tarde Kun.

El caballero que peinaba con delicadeza los cabellos de la yegua frente a él se puso sobre una de sus rodillas en señal de respeto unos segundos. — Su majestad, Josephine está lista ¿necesita que alguien lo escolte?

Renjun negó con la mano lleno de desinterés en lo que decía su caballero real. — No, no, solo ayúdame a subir y vete a atender tus asuntos con los nuevos, que Xiaojun mencionó algo de eso ayer pero no escuché ni la mitad.

Kun asintió, y levantándose del suelo le ayudó a subir acomodando con cuidado la larga capa blanca y dorada que portaba su Rey. — Que tenga un paseo agradable, Príncipe Na.

— Rey, rey Na.
Interrumpió bruscamente antes de salir del establo cabalgando rumbo a la pradera.

((...))

Renjun hizo una parada a lado del lago que servía como frontera entre su reino y el reino azul, se acercó a la orilla y tomó un poco del cristalino líquido al acunar sus manos, bebió de este y luego tomó otro poco para empapar su rostro.

Este tipo de escenarios donde se encontraba solo siempre lo ponían a pensar y lo llenaban de una extraña pero fría melancolía, se ponía a pensar en su hermano, en su reino y... en su madre.

Madre, ¿por qué tuviste ser tan egoísta con mi padre e irte lejos de mi?, me abandonaste cuando más necesitaba de tu amor, no se vale, te odio ¡te odio!

Suspiró cansado de las voces en su cabeza y se sentó abrazándose por las rodillas, cuando ese tipos de pensamientos le ahogaban su mente no había vuelta atrás, se sentía exhausto y asqueado.

— ¡Oye!, perdona pero tú yegua se había soltado de la valla.

Renjun alzó su mirada y se giró para encontrarse con el chico más hermoso que sus ojos habían visto jamás. — ¿Eh?

Servant of Evil | RENMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora