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El día había pasado tan rápido para las dos Ángeles quienes habían llegado caminando a la casa de la castaña, ahora debía explicarle que su hermana menor se quedaría con ellas algunos días hasta que fuera una Ángel experimentada.
Esperaba con ganas que la Demonio se haya largado, después de todo ya había cumplido lo que tanto queria hacer. Suspiró para sí misma. ¿Por qué eso le hacía sentir mal? Después de todo no podía enamorarse de ella. Pero aún así, su corazón se achicaba por la simpleza de imaginarse a la Demonio follarse a otras personas que no fueran ella. ¿Acaso eran celos lo que sentía? Tal vez.
Además Marcy si había aceptado sus dolosos sentimientos hacía el ser lujurial.
Era prohibido, estar con ella fue un error... Un error que le pudo costar sus alas, un error que nunca tuvo que pasar.
Pero aún así... Fue el mejor error de toda su vida, el cuál nunca se arrepentía y seguía recordando todos los días del mundo.
── ¿te sucede algo...? ── preguntó la azabache menor mientras jugaba con la alfombra sentada en forma de mariposa tranquilamente en el suelo.
── ¿a mí...? Estoy bien... ── respondió en un simplemente murmuro el cuál se notaba con un breve hilo de voz estaba boca abajo en el sofá quién minutos antes se había tirado en el, dejando colgando su brazo hasta tocar el suelo con sus dedos.
── te veo triste... ¿es por Sasha?
Marcy levantó un poco la cabeza mirando a su hermana, ella no la miraba simplemente aún seguía entretenida jugando con la Alfombra, toda su concentración estaba en esa simple actividad: quitar las pequeñas pelusas que yacían escondidas en la misma para ella, aquél acto de su hermana era totalmente tierno.
── ¿cómo sabes...? ── preguntó al desorientada la azabache.
── estás triste... Y cuando hablamos de ella y sobre lo que me contaste también lo estabas. ── contestó en una deducción para luego voltear su mirada hacía la contraria.
Gateo hacía ella para luego abrazarla suavemente, cosa que para Marcy se le hacía tan tierno que había correspondido.
Marky siempre fue su apoyo emocional al igual que Darcy, después de todos los tres Taiwaneses tenían una estrecha hermandad.
── buenos días Marcy. ── se escuchó una castaña soñolienta, tenía una camiseta holgada que cubría todo su cuerpo el cuál se notaba que estaba desnudo la Ángel soltó un suspiro bastante largo quién simplemente había sido notado por la Ángel principiante.
── ¡Buenos días, Annie! ── exclamó mientras entre sus brazos yacía su hermana, al escuchar una voz para nada conocida aprovecho para esconderse en su pecho. ── tranquila... Ella es la humana que tengo que cuidar.
