Advertencia de contenido: violación, uso de drogas y ruptura mental.
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Había encadenado el tobillo derecho de Kacchan a la pared de un modo en el que no podría ir más allá de cinco metros sin lastimarse, dejando solo el largo necesario para que alcanzara el baño. También lo había desprovisto de cualquier objeto que pudiera servirle como arma o ayuda para escapar. Se encargó de quitar el espejo del baño y de lijar los bordes de la cama y otras superficies hasta dejarlas suaves. Antes de irse puso a Kacchan sobre una decena de almohadas y sábanas para que se sintiera cómodo después de lo de ayer. Izuku se sentía algo culpable por dejarlo encadenado y a oscuras toda la noche, pero no le había alcanzado el tiempo para arreglar la luz del viejo cuarto.
El lugar también era ideal para su propósito. Izuku había remodelado y ambientado la habitación de Kacchan en la que alguna vez fue la sala de tiros de sus abuelos, quienes fueron parte de las fuerzas armadas en su juventud, así que por lo tanto, estaba completamente insonorizada y ningún grito o sonido revelador llegaría a oídos de terceros. No tenía que preocuparse por ser suave con Kacchan tampoco.
El pensamiento lo hizo sonreír.
Sujetó las llaves y les dio vuelta en el picaporte antes de empujar y abrir la puerta. Izuku soltó un suspiro de felicidad al verse envuelto de nuevo en la comodidad de su solitaria casa. Tiró las llaves descuidadamente antes de caminar hacia la cocina y sacar unas cervezas para ponerlas en la encimera antes de subir las escaleras para visitar a Kacchan.
—Buenos días, Kacchan, ¿dormiste bien? —saludó al rubio que lo miraba con ojos vacíos desde la esquina de habitación. Al parecer estaba intentando estirar la cadena para alejarse lo máximo posible. A Izuku no le gusto eso para nada, no le gustaba ver esa mirada de odio en el perfecto rostro de su Kacchan.
—Libérame Deku... —la voz del rubio sonó hueca y ronca a consecuencia de haber llorado y gritado toda la tarde y noche anterior. Izuku negó con la cabeza y se acercó a Katsuki, que reaccionó deslizándose por la pared intentando alejarse aunque ya no tuviera más espacio a donde huir— ¡Aléjate de mí, Deku! ¡No me toques! ¡No me toques!
Traumatizado. Fue la primera palabra que cruzó por la mente de Izuku al ver el rostro de Kacchan asediado por el miedo, su ceño fruncido había desaparecido completamente y sus ojos rojos se abrían asustados mientras se llenaban de lágrimas. Kacchan estaba realmente traumatizado por Izuku. Y lejos de que el pensamiento lo hiciera llenarse de culpa, lo hizo sentir satisfecho, increíblemente satisfecho de ver al causante de sus infantiles miedos experimentando por primera vez la pérdida de su orgullo.
—Tranquilo Kacchan... no te tocaré por ahora. Solo vine a ver como estabas. ¿No fui muy rudo ayer, verdad? —una sonrisa maliciosa se deslizó en su rostro cuando Kacchan se encogió sobre sí mismo, notablemente avergonzado ante la connotación sexual de sus palabras— Vamos Kacchan, déjame revisarte y me iré.
—¡Vete ya! ¡De ninguna maldita manera te dejaré tocarme otra vez! —Katsuki se agitó en el agarre de Izuku, tratando de luchar contra su abrumadora fuerza. Pero Izuku lo mantuvo quieto contra la pared sin mucho esfuerzo— ¡SUÉLTAME DEKU!
—Será rápido, Kacchan... —jadeó cuando sintió la rodilla de Katsuki presionar contra sus costillas. Izuku frunció el ceño comenzando a exasperarse y apretó los brazos de Kacchan hasta que el rubio soltó un quejido de dolor—. Escúchame Kacchan, estoy tratando de ser amable. Si no te comportas tendré que castigarte. Sé que lo odias, así que te recomiendo cooperar.
Los bonitos ojos de Kacchan comenzaron a cristalizarse de nuevo ante la mención del castigo. Esa era la mejor forma de controlarlo, pensó, Izuku solo tenía que mencionarlo y Kacchan se volvería dócil como un gatito, haría casi cualquier cosa con tal de evitar que las manos de Izuku lo golpearan y asfixiaran hasta la inconciencia como el día anterior.
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𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 |Kiribaku/Dekukatsu|
Fanfic¿𝐻𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑑𝑜́𝑛𝑑𝑒 𝑙𝑙𝑒𝑔𝑎𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑙𝑖́𝑚𝑖𝑡𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑜𝑏𝑠𝑒𝑠𝑖𝑜́𝑛? ¿𝑃𝑢𝑒𝑑𝑒 ℎ𝑎𝑏𝑒𝑟 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑡𝑎 𝑎𝑡𝑟𝑎́𝑠 𝑜 𝑦𝑎 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎́ 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑑𝑜? Bakugou nunca hubiera podido imaginar lo que sucedería cuando fue a e...