☂︎𝕌𝕞𝕓𝕣𝕖𝕝𝕝𝕒☔︎ Penny x Foxy | 𝐊𝐈𝐃𝐒 𝐀𝐔

Lluvia

[Penny]

Querido diario,

Hoy pasó algo muy divertido. Estoy empapada de pies a cabeza de lluvia, con el bolso lleno de Doritos, y me estoy riendo como tonta. ¡Tiene que ver con Foxy!

Verás, estábamos en la biblioteca. Él me estaba ayudando con la información que necesitaba para la cartelera y yo la iba anotando en una hoja aparte lo que me iba a memorizar (a mi manera, obviamente). Bueno, el caso es que nos dio hambre, y cuando él me preguntó que qué quería comer y yo le dije que Doritos, se dio cuenta de que no habían en el bolso que trajo él (un bolso que siempre tiene provisiones, le pregunté por qué y me contó que lo aprendió de sus hermanos, ni idea). Guardamos todo, nos despedimos de la bibliotecaria y fuimos al supermercado, que quedaba como a unas cuatro cuadras de ahí.

Apenas entramos, cogimos dos carretillas y empezamos una carrera hasta el pasillo de dulces. Una empleada malhumorada y un policía molesto se nos acercaron y nos preguntaron qué demonios estábamos haciendo.

—Vinimos a comprar Doritos —contestó Foxy.

—¿Y necesitan dos carretillas porque...? —el policía alternó la vista entre ambos.

—Para esto —Foxy les hizo una seña para que nos acompañaran con una sonrisa en el rostro y empezamos a caminar hasta el pasillo de snacks. Allí Foxy y yo empezamos a llenar las dos carretillas con Doritos.

La cara de la señora y el policía no tenían precio.

—Somos adictos a los Doritos. —afirmó Foxy con seguridad ante la confusión.

El policía nos miró inquieto.

—No se preocupe —le tranquilicé—, ya estamos en tratamiento.

La empleada parpadeó.

—¿Hay adictos a los Doritos?

—Oh, sí —Foxy asintió—. Hay clínica de rehabilitación y todo.

Yo fingí estar desesperada y abracé la bolsa hasta casi hacerla explotar.

Foxy me tranquilizó:

—Tranquila, en cuanto las paguemos podrás comerla.

Terminamos de llenar ambas carretillas mientras la empleada, el policía y algunos de los demás clientes que habían al rededor nos miraban mal. Después fuimos a pagar. Como el dinero en efectivo no alcanzaba, saqué la tarjeta de crédito que me dio mi padre y pagué todo.

Afuera había empezado a llover y el olor a lluvia era abundante. Abrí una bolsa de Doritos, metí la mano, saqué un puñado y me lo metí a la boca. La gente nos miraba con asco, pero la señora les decía: "Es que son adictos a los Doritos."

Foxy me siguió el juego y al cabo de nada nos terminamos la bolsa entera.

En eso, otro señor se nos acercó con aire de "Soy el jefe."

—No pueden comer aquí —nos dijo el señor.

—¿Por qué? -preguntó Foxy con falsa inocencia. Tenía las comisuras de los labios anaranjadas a juego con su cabello.

—Política de empresa —se limitó a contestar el jefe.

—Pero afuera está lloviendo —señale afuera del supermercado—. No podemos irnos y necesitamos más Doritos.

El policía que nos vigiló en los pasillos se volvió hacia el jefe.

—Es que son adictos —explicó.

—Pero no pueden comer aquí haciendo ese espectáculo.

Otros empleados y clientes nos miraban ahora preocupados.

Me volví a Foxy fingiendo estar desesperada. Miré a mi alrededor y terminé por empezar a lamer mis dedos (complemente anaranjados por los Doritos).

Él se volvió hacia el jefe.

—La terapia me ha funcionado mejor a mí —explicó—, pero ella aún tiene ataques.

Cuando termine de lamer mis dedos empecé con los de Foxy.

—Dios -murmuró la empleada—, ella de verdad está mal.

Foxy me miraba con los ojos como platos y la cara roja e intentó en vano ahogar la risa mientras balbuceaba:

—Eh... Sí... -carraspeo la garganta—. Como dije, su caso es grave.

Fue en ese momento en el que se fueron cuenta de que les estábamos tomando el pelo.

—¡Fuera de aquí ya! —nos gritó el jefe.

Y nos echó a los dos. :(

Al final terminamos fuera del supermercado con dos carretillas llenas de Doritos, mojándonos en la lluvia y riendo.

El mejor día de mi vida sin duda alguna.

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Japi aniversario de Umbrella. (Iba a publicar más capítulos, pero no me dio tiempo, así que los publicaré mañana.)